No se puede cambiar el pasado, pero el futuro será nuestra responsabilidad.
Nguyễn Phú Trọng
22/09/2023.- Primero por las calles de la sureña y moderna Shenzhen, luego sería en la deslumbrante Shanghái y la mágica Shandong, antes de arribar a Beijing, el centro político de la gigantesca República Popular de China, donde, por varios días, se vería imponente la limusina con el tricolor venezolano, saludando al alegre y pujante pueblo que lidera el circunspecto Xi Jinping, el mismo que la Casa Blanca no quiere ver ni en pintura, el mismo que los desvela.
El presidente Nicolás Maduro Moros fue recibido con los máximos honores, como todo un invitado oficial del gobierno chino, no como Joe Biden, quien llegó a Hanói, la capital de la República Socialista de Vietnam, como invitado especial del secretario general del Partido Comunista, Nguyễn Phú Trọng.
Para los vietnamitas, la presencia estadounidense en su pequeño territorio los traslada inevitablemente a diversos escenarios, sobre todo, los de los años cuarenta, época de Harry S. Truman y Dwight Eisenhower, cuyas sombras animaron a los franceses durante su ocupación colonial.
Imposible borrar de la memoria indochina el sonido y la figura de los bombarderos B-52 y la llovizna mortífera del agente naranja. Sin embargo, los gobiernos estadounidenses no descansan en su intento, a través de su poderosa maquinaria comunicacional, de borrar aquellos terroríficos años. Muestra de ello son las visitas de cinco mandatarios gringos, entre ellas la de Donald Trump (2017 y 2019).
Desde que el 11 de junio de 1995 Bill Clinton leyó la proclamación para normalizar las relaciones diplomáticas con la República Socialista de Vietnam, se abrieron puertas oficiales en la milenaria Hanói, donde el mismo Clinton conoció la Ciudad de Paz, reconocida como tal por la Unesco hace doce años. Luego llegarían dos expertos en guerra asimétrica, George W. Bush (2006) y Barack Obama (2016), haciendo todo el esfuerzo posible por silenciar los tiempos de oprobio en contra de la Indochina milenaria.
Obama, risa incluida, anunció en esa oportunidad el levantamiento del embargo de armas a Vietnam, irónica noticia que recuerda la millonaria regalía de armamentos que hiciera Richard Nixon —por ejemplo— en la década de los setenta. Dos millones de fusiles, 1532 piezas de artillería, 2074 tanques y otros vehículos blindados, además de 1800 aviones de última generación, para equipar a un millón 200 mil efectivos del ejército proyanqui de Saigón, que intentaba borrar del mapa indochino a la República Democrática Popular de Vietnam.
Donald Trump pisó tierra vietnamita el 11 de noviembre de 2017 y el 28 de febrero del 2019, en esta segunda ocasión para reunirse en Hanói con el líder norcoreano Kim Jong-un, en un intento por mostrar ante el mundo un rostro de tolerancia frente a un gobernante estigmatizado por los medios imperiales como enemigo de la humanidad. Pero los jóvenes vietnamitas hicieron su lectura, rapándose al estilo de Jong-un, mientras las barberías de Hanói ofrecían gratuitamente sus servicios para afeitarse a lo norcoreano.
Biden en el Medio Otoño
El inquilino de la Casa Blanca tocó pista el pasado domingo 10 de septiembre, cuando la capital vietnamita se mostraba roja, rojita, en medio de la celebración del Medio Otoño o también Medio Tết, evento propio del calendario lunar, que rinde honor al hermoso satélite de la tierra. Por esos días la luna se muestra imponente, toda roja, ambiente propicio para que la chiquillada tomara parques y montañas y asistiera a la Danza del León, luciera sus grandes estrellas elaboradas en casa con papel de seda, mostrara máscaras de maché y, sobre todo, liberara linternas multicolores durante la noche como un regalo a la luna llena. Según la cosmovisión vietnamita, ahí habita Cuoi, el niño leñador que se elevó hacia la luna asido de una mata llamada baniano. «Observen por estos días a la luna llena y verán junto a una mancha negra, con la forma de un viejo árbol, una silueta humana: es Cuoi al pie de un baniano», relata la obra Leyendas y cuentos de Vietnam1, de la editorial Thế Giới.
En medio de la fiesta espiritual dedicada a las niñas y a los niños, comparable con el Año Lunar, se produce la quinta visita de un presidente estadounidense, sin mayor revuelo entre los festivos hanoyenses.
No se trata de aislar a China
El analista estadounidense Gregory Poling sostiene que la mejora en los nexos EE. UU.-Vietnam no significa una alineación, sino que es un paso hacia una cooperación pragmática e intereses compartidos, pero sin acercarse a (la) posición en el juego de Washington, explicó a la Voz de América2.
«Esto no es que Vietnam entre en una órbita estadounidense. Es que Vietnam mantiene su propia órbita independiente, manteniendo su propio espacio separado de China», explicó Poling, director de la Iniciativa de Transparencia Marítima de Asia en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington.
Durante una conferencia de prensa en la que se le vio relajado, Biden usó referencias a filmes de John Wayne y utilizó la famosa frase de Good morning, Vietnam (Buenos días, Vietnam) de la icónica película estadounidense homónima de 1987 sobre la agresión armada de EE. UU. en esa nación.
El mandatario reveló que había sostenido un encuentro con el primer ministro chino, Li Qiang, que viajó a la India en representación del presidente Xi Jingpin, quien no estuvo en la Cumbre del G20, igual que Vladímir Putin.
Por su parte, el jefe ejecutivo de la Cámara de Comercio de EE. UU. en Hanói, Adam Sitkoff, dijo a la AFP que:
Esperamos que Vietnam se vuelva un actor importante en la cadena de suministro de semiconductores. Por lo tanto, Vietnam realmente tiene que estar a la altura del juego y asegurarse de que su fuerza laboral es globalmente competitiva para atraer este tipo de inversión que esperamos ver.
Y el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, dijo a la Voz de América que:
Los vietnamitas comparten muchas de las preocupaciones que tiene EE. UU., tanto en asuntos económicos como en seguridad de la región. Compartimos muchos intereses. Tenemos una perspectiva compartida sobre algunos de los desafíos, incluido el comportamiento coercitivo de la República Popular China. Sin embargo, esta es una relación complicada porque ambas naciones asiáticas comparten estrechos vínculos comerciales.
22/09/2023.- Primero por las calles de la sureña y moderna Shenzhen, luego sería en la deslumbrante Shanghái y la mágica Shandong, antes de arribar a Beijing, el centro político de la gigantesca República Popular de China, donde, por varios días, se vería imponente la limusina con el tricolor venezolano, saludando al alegre y pujante pueblo que lidera el circunspecto Xi Jinping, el mismo que la Casa Blanca no quiere ver ni en pintura, el mismo que los desvela.
El presidente Nicolás Maduro Moros fue recibido con los máximos honores, como todo un invitado oficial del gobierno chino, no como Joe Biden, quien llegó a Hanói, la capital de la República Socialista de Vietnam, como invitado especial del secretario general del Partido Comunista, Nguyễn Phú Trọng.
Para los vietnamitas, la presencia estadounidense en su pequeño territorio los traslada inevitablemente a diversos escenarios, sobre todo, los de los años cuarenta, época de Harry S. Truman y Dwight Eisenhower, cuyas sombras animaron a los franceses durante su ocupación colonial.
Imposible borrar de la memoria indochina el sonido y la figura de los bombarderos B-52 y la llovizna mortífera del agente naranja. Sin embargo, los gobiernos estadounidenses no descansan en su intento, a través de su poderosa maquinaria comunicacional, de borrar aquellos terroríficos años. Muestra de ello son las visitas de cinco mandatarios gringos, entre ellas la de Donald Trump (2017 y 2019).
Desde que el 11 de junio de 1995 Bill Clinton leyó la proclamación para normalizar las relaciones diplomáticas con la República Socialista de Vietnam, se abrieron puertas oficiales en la milenaria Hanói, donde el mismo Clinton conoció la Ciudad de Paz, reconocida como tal por la Unesco hace doce años. Luego llegarían dos expertos en guerra asimétrica, George W. Bush (2006) y Barack Obama (2016), haciendo todo el esfuerzo posible por silenciar los tiempos de oprobio en contra de la Indochina milenaria.
Obama, risa incluida, anunció en esa oportunidad el levantamiento del embargo de armas a Vietnam, irónica noticia que recuerda la millonaria regalía de armamentos que hiciera Richard Nixon —por ejemplo— en la década de los setenta. Dos millones de fusiles, 1532 piezas de artillería, 2074 tanques y otros vehículos blindados, además de 1800 aviones de última generación, para equipar a un millón 200 mil efectivos del ejército proyanqui de Saigón, que intentaba borrar del mapa indochino a la República Democrática Popular de Vietnam.
Donald Trump pisó tierra vietnamita el 11 de noviembre de 2017 y el 28 de febrero del 2019, en esta segunda ocasión para reunirse en Hanói con el líder norcoreano Kim Jong-un, en un intento por mostrar ante el mundo un rostro de tolerancia frente a un gobernante estigmatizado por los medios imperiales como enemigo de la humanidad. Pero los jóvenes vietnamitas hicieron su lectura, rapándose al estilo de Jong-un, mientras las barberías de Hanói ofrecían gratuitamente sus servicios para afeitarse a lo norcoreano.
Biden en el Medio Otoño
El inquilino de la Casa Blanca tocó pista el pasado domingo 10 de septiembre, cuando la capital vietnamita se mostraba roja, rojita, en medio de la celebración del Medio Otoño o también Medio Tết, evento propio del calendario lunar, que rinde honor al hermoso satélite de la tierra. Por esos días la luna se muestra imponente, toda roja, ambiente propicio para que la chiquillada tomara parques y montañas y asistiera a la Danza del León, luciera sus grandes estrellas elaboradas en casa con papel de seda, mostrara máscaras de maché y, sobre todo, liberara linternas multicolores durante la noche como un regalo a la luna llena. Según la cosmovisión vietnamita, ahí habita Cuoi, el niño leñador que se elevó hacia la luna asido de una mata llamada baniano. «Observen por estos días a la luna llena y verán junto a una mancha negra, con la forma de un viejo árbol, una silueta humana: es Cuoi al pie de un baniano», relata la obra Leyendas y cuentos de Vietnam1, de la editorial Thế Giới.
En medio de la fiesta espiritual dedicada a las niñas y a los niños, comparable con el Año Lunar, se produce la quinta visita de un presidente estadounidense, sin mayor revuelo entre los festivos hanoyenses.
No se trata de aislar a China
El analista estadounidense Gregory Poling sostiene que la mejora en los nexos EE. UU.-Vietnam no significa una alineación, sino que es un paso hacia una cooperación pragmática e intereses compartidos, pero sin acercarse a (la) posición en el juego de Washington, explicó a la Voz de América2.
«Esto no es que Vietnam entre en una órbita estadounidense. Es que Vietnam mantiene su propia órbita independiente, manteniendo su propio espacio separado de China», explicó Poling, director de la Iniciativa de Transparencia Marítima de Asia en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington.
Durante una conferencia de prensa en la que se le vio relajado, Biden usó referencias a filmes de John Wayne y utilizó la famosa frase de Good morning, Vietnam (Buenos días, Vietnam) de la icónica película estadounidense homónima de 1987 sobre la agresión armada de EE. UU. en esa nación.
El mandatario reveló que había sostenido un encuentro con el primer ministro chino, Li Qiang, que viajó a la India en representación del presidente Xi Jingpin, quien no estuvo en la Cumbre del G20, igual que Vladímir Putin.
Por su parte, el jefe ejecutivo de la Cámara de Comercio de EE. UU. en Hanói, Adam Sitkoff, dijo a la AFP que:
Esperamos que Vietnam se vuelva un actor importante en la cadena de suministro de semiconductores. Por lo tanto, Vietnam realmente tiene que estar a la altura del juego y asegurarse de que su fuerza laboral es globalmente competitiva para atraer este tipo de inversión que esperamos ver.
Y el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, dijo a la Voz de América que:
Los vietnamitas comparten muchas de las preocupaciones que tiene EE. UU., tanto en asuntos económicos como en seguridad de la región. Compartimos muchos intereses. Tenemos una perspectiva compartida sobre algunos de los desafíos, incluido el comportamiento coercitivo de la República Popular China. Sin embargo, esta es una relación complicada porque ambas naciones asiáticas comparten estrechos vínculos comerciales.
Ángel Miguel Bastidas G.
Fuente de consulta:
1s.a. (2009). Leyendas y cuentos de Vietnam. Vietnam: Editorial Thế Giới.
2Voz de América. VOA. https://www.vozdeamerica.com/