Reflexiones sobre el tema del Esequibo

Por Wladimir Abreu

Las recientes declaraciones de la Cancillería venezolana de no asistir a la audiencia telemática de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), pautada para el 30 de junio, sobre el diferendo limítrofe con Guyana, ha vuelto a levantar las audiencias nacionales sobre el tema.

Este problema limítrofe lleva ya un siglo de empantanamiento y, si seguimos por el mismo camino, pudiera consumir otro siglo más. Es necesario, a la luz de una visión materialista de la historia, entender el desarrollo de ese territorio y, a partir de ahí, encontrar una salida beneficiosa a los sectores populares a ambos lados del río Esequibo.

Si aplicamos históricamente el «Uti Possidetis Iuris» (como poseéis de acuerdo al derecho, así poseeréis), que es un principio jurídico heredado de la antigua Roma –es decir, con claro origen europeo, para aquellos que tanto claman contra lo «eurocéntrico»–, Venezuela realmente hoy no existiría, pues, antes de la llegada de los españoles, este territorio nunca tuvo una unidad político-territorial, sino que había múltiples grupos aborígenes que cohabitaban o se disputaban el hábitat sobre el que vivían, y eso es válido para todo el continente de Americano del Sur, salvó los incas.

Asumiendo mecánicamente ese principio jurídico, lo que conocemos como Venezuela debería ser atomizada en una innumerable cantidad pequeñas naciones, según los grupos aborígenes existentes; además se presentaría otro problema, ya que si se sucedieron varias oleadas de grupos aborígenes que habitaron esas zonas, ¿a quién en realidad le tocaría ese territorio?; y adicionalmente, muchos de esos grupos aborígenes ya no existen, se han fusionado con otros, o se han amalgamado en esta actual realidad llamada Venezuela.

El postmodernismo no es ninguna salida para el problema de las disputas y los diferendos territoriales de Venezuela, así como tampoco lo es para nada más.

  • ii –

La cuestión es entender el desarrollo histórico-social de un país, que heredó un territorio de la Capitanía General pero que nunca lo habitó ni desarrolló. Buena parte de las situaciones en las zonas fronterizas y de la actual distribución demográfica de los venezolanos es prueba de ello.

En 1777, con la conformación de la Capitanía General de Venezuela, el denominado territorio Esequibo era parte de la Corona, pero en la práctica sólo era una soberanía de iure («de derecho»), mas no de facto («de hecho»), pues no había colonización alguna en la región. Pero, ya desde mediados del siglo XVII, ingleses y holandeses realizaban una progresiva colonización, poblamiento e introducción de esclavos en la zona. Lo que habitamos los «venezolanos» fue el eje centro-norte-costero, y esto no es casual, puesto que durante la conquista española las ciudades se fundaron donde había núcleos de población aborigen significativa; esto significa que generalmente hemos habitado en las mismas zonas desde antes de la llegada de los europeos, y el Esequibo nunca albergó una relevante población aborigen. Aún hoy en día sigue siendo una zona muy despoblada.

¿Alguna vez lo que es el Esequibo representó parte fundamental en la conformación histórico-social de Venezuela? ¿Dónde estaban las grandes haciendas y plantaciones de la protoburguesía agraria venezolana?, en el oriente, en el centro y en los andes del país, no en el Esequibo.

¿Cuál fue el papel del Esequibo en la guerra de independencia, la guerra federal y la disputa por el poder político y económico del país durante los siglos XIX y XX? Prácticamente ninguno, por la sencilla razón de que allí no existía población o «sociedad venezolana» alguna.

Incluso a las clases sociales dominantes y dominadas por siglos, la región del Esequibo era algo irrelevante, desconocido e inexistente. Incluso hasta 1965 los mapas oficiales venezolanos no incluían la «zona en reclamación».

Cuando el venezolano común piensa en Colombia, tiene al menos un estereotipo: vallenato, fútbol, papas rellenas, el acento costeño o bogotano; si decimos Brasil, la gente se imagina fútbol, samba, carnavales, Pelé. Pero si decimos Guyana, el común de los venezolanos lo más que llega a imaginarse es un mapa con un sector atravesado por rayas. Los venezolanos generalmente desconocen totalmente qué es lo que hay en esa cosa llamada República Cooperativa de Guyana, incluso desconoce que eso que se llama así, quienes viven allí, qué idioma hablan; sólo saben que hay una «zona en reclamación» y poco más.

De hecho, el desconocimiento sobre Guyana es tal, que la casi totalidad de nuestros connacionales ignora que ese país ha sido por años gobernado por el partido comunista, el llamado Partido Popular Progresista de Guyana, aunque ahora haya girado a un programa más moderado, socialdemócrata, pero una fuerza de izquierda que coincidió en tiempo con los gobiernos del chavismo, los cuales no hicieron jamás un aproximamiento serio con ese gobierno marxista en un país vecino.

  • iii –

Durante casi 500 años de lo que uno pudiera establecer como «historia venezolana», a partir de la llegada de los colonizadores españoles, el Esequibo jugó un papel casi nulo en la historia del país. La jurisdicción fue solamente formal y en el mapa, la presencia española de exploradores fue mínima. Estos territorios pendularon en las disputas de los imperios coloniales de la época: Holanda, Inglaterra y España. Para los guyaneses estos territorios pasaron a Holanda en 1648, cuando ésta se separó de España en la «Guerra de los ochenta años», y luego en 1814 pasaron a Inglaterra y posteriormente, con su independencia, a ellos en 1966.

Si uno examina la historia de Venezuela desde 1498 hasta hoy, el Esequibo jamás jugó un papel relevante en nuestra historia, salvo por los reclamos territoriales. ¿Cuántos caudillos independentistas eran del Esequibo?, ¿cuáles fueron las importantes poblaciones venezolanas del Esequibo?, ¿cuál fue su contribución a la economía de la provincia de Guayana, luego a la provincia de Venezuela, a la Capitanía General y finalmente a la República? Era fundamentalmente una zona escasamente poblada o sin ninguna población, con mínima vinculación con la historia venezolana. Entonces ¿por qué nos extrañamos de que eso se perdiera?, incluso durante la época de la guerra federal (1859-1863) el Estado venezolano estuvo dispuesto y le ofreció a Inglaterra vender esos territorios. Salvo los reclamos por la colonización inglesa, el Estado venezolano jamás mostró interés en poblar o desarrollar esos territorios.

¿Por qué reclamamos el Esequibo pero no se reclama la soberanía sobre la isla de Trinidad, que llegó a ser una provincia de la Venezuela colonial con dependencia directa de Caracas?

En algún momento de la colonia los Andes venezolanos y Maracaibo estuvieron bajo jurisdicción del Virreinato de la Nueva Granada, por lo que, bajo el principio jurídico enunciado antes, Colombia pudiera exigir soberanía en estos territorios, y debido a eso la hermana nación aún persiste en reclamos con nuestro país en la zona del Golfo de Venezuela.

Hay que saltar de las premisas exclusivamente jurídicas y comprender que la soberanía sobre un territorio se basa en la materialización y desarrollo de la presencia humana en dicho territorio.

  • iv –

¿Qué hacer entonces? ¿Invadimos Guyana? La política con Guyana, una política verdaderamente revolucionario y basada en el internacionalismo proletario, debería ser la de aproximarse a ella; tanto Venezuela como Guyana han sido víctimas de los atropellos y abusos de las potencias imperialistas.

Debemos mejorar las relaciones de amistad y cooperación, establecer acuerdos económicos en común, promover la hermandad y el internacionalismo, hay que ir más allá de pensar que «se perdió el Esequibo». Por qué no plantearnos ganarnos a toda Guyana, eliminar visas entre los dos países, con libre facilidades de movilidad intrafronteriza, doble nacionalidad, promover la unión interestatal, empresas conjuntas, intercambios culturales, universidad binacionales, intercambios estudiantiles.

Si existe un parlamento latinoamericano y uno amazónico, por qué no tener un parlamento venezolano-guyanés, que en el marco de la amistad trate asuntos de interés binacional. No es anexarnos Guyana, es crear algo nuevo con Guyana.

En ambas riberas del río Esequibo la mayoría de la población es de la clase obrera. Acaso no decimos: ¡Proletarios de todos los países uníos! ¿Por qué no lo intentamos con Guyana?

Los marxistas debemos hacer una análisis más real y científico del problema del Esequibo, que supere el ramplón chovinismo y examine por qué ese territorio de perdió o si alguna vez fue parte de la construcción de la nación venezolana. Sólo citar el «Uti Possidetis Iuris», no basta.

Email: vladimirabreu@hotmail.com