Difícil laberinto.

Difícil situación se le presenta al gobierno neoliberal en caso de que haya elecciones presidenciales en el 2024. El hecho de haber desviado el proceso revolucionario que enrrumbó Hugo Chávez hacia el socialismo, girándolo brusca y descaradamente hacia el capitalismo neoliberal donde el empresariado es el Rey y la nueva burguesía su reina, los dejó sin pueblo que los siga y en estado político moribundo. El pueblo revolucionario se les apartó por más que insistan en decir lo contrario y el silencio habla desde las sombras obligadas por ahora.

La infiltración de la derecha oportunista en los espacios de poder, la corrupción galopante de dicha infiltración y sus complices, la creación de una nueva burguesía con una nueva casta de limpios ahora millonarios abiertos y con descaro, la persecución a la izquierda y el asalto de sus tarjetas electorales, la persecución a los más fieles colaboradores de Chávez, las políticas antiobreras y contra el pueblo trabajador que los mantiene devengando un salario miserable en un país lleno de riquezas, las cuales no van dirigidas hacia el pueblo sino hacia unas cofradías de empresarios y capitalistas, la división y destrucción total de las fuerzas históricas revolucionarias y el pacto de alianza con los líderes pulverizados y deshechos de la derecha antipatria, los coloca en un 10% de aceptación popular que les hace imposible ganar cualquier contienda electoral venidera.

La grandes mayorias de los venezolanos, tienen el derecho a la participación electoral cercenado por no tener tarjetas electorales ni permitírsele tampoco obtenerlas a través del CNE como es su derecho constitucional. Todo indica que estamos inmersos en una polarización obligatoria entre el gobierno neoliberal con 10% de aceptación «popular» y la derecha liberal con 15 por ciento, mientras que el 75% de venezolanos restantes, no tienen derecho a expresarse y eso traerá consigo una abstención nunca antes vista a menos que se permita otra opción distinta, honesta, con plan país para su recuperación, que participe democráticamente y así las grandes mayorías que no quieren saber absolutamente nada ni de un lado ni del otro de dicha polarización porque los persive iguales, puedan participar para darle un sentido legítimo a dicho acto comicial, de lo contrario, la elección polarizada será entre las minorías que no le garantizan legitimidad al futuro evento aún obteniendo el triunfo quién tenga más arrastre popular dentro de la ya planteada polarización obligada minoritaria en donde ambas tendencias son de corte neoliberal.

Tristemente nos regresaron al pasado y al mismo escenario del puntofijismo antañón, donde las dos tendencias pactadas que se repartían el poder y al país, tenían porcentajes similares, pero con la diferencia, de que allí se permitió otra opción donde el pueblo mayoritariamente se manifestó y logró darse un presidente de la línea contraria a los dos polos pactados del capitalismo salvaje imperante de aquél entonces…

Amanecerá y veremos, el pueblo mayoritario anda despierto, reagrupandose y buscando un cambio definitivo para salir del laberinto y de la miseria histórica a donde lo llevaron los politiqueros de oficio con sus discursos engañadores y sin prácticas..

Por: José Luis Ibrahin Esté.