En las primeras horas del amanecer del domingo 7 de diciembre de 1958 (cúmplase 65 años), en el lugar denominado la “Cienaguilla” del Oriente cubano, en una improvisada pista de tierra, aterrizó un “C-46”, repleto de armas y otros pertrechos militares, los más modernos de su tiempo.
El avión partió de Maiquetia a las 10 de la noche del sábado 6 de diciembre, víspera de las primeras elecciones presidenciales después de la caída de Pérez Jiménez, mientras los venezolanos se encontraban involucrados y atentos exclusivamente con estos comicios.
Este equipo bélico enviado desde Caracas tiene la virtud de estar revestido por una aureola de auténtica solidaridad latino-caribeña con un alto contenido patriótico, muy lejos de poder ser catalogado como una operación mercedaria.
Fue un acto de desprendimiento total del pueblo venezolano y destacadas autoridades con la tierra de José Marti.
La guerrilla cubana no pagó un centavo por ellas, siendo las únicas armas que el Ejército Rebelde recibió de forma gratuita, durante toda la guerra contra las fuerzas del dictador Fulgencio Batista.
El vuelo se planificó de manera sigilosa y dentro de un gran “secreto de estado”. Materializar el envío fue un largo proceso de avances y retrocesos, dirigido con cautela y mucha paciencia por el Dr. Francisco Pividal Padrón que para ese entonces era la persona de mayor prestigio en el “M-26-7” y con excelentes relaciones en el sector castrense por la condición de haber sido profesor en la Escuela de Aviación Militar. Las armas fueron gestionadas por él, ante el Coronel Hugo Trejo y almacenadas en el Cuartel San Carlos desde finales del mes de Abril.
Permanecieron en este recinto militar caraqueño 8 meses, a la espera del mejor momento, retardo generado por diversos avatares políticos y la pretensión de Rómulo Betancourt para que las armas no llegarán a la organización liderada por Fidel.
La posición adversa del jerarca adeco y la inminencia de su triunfo en esas votaciones de 1958, obligó a los dirigentes del “M-26-7”, tomar la decisión de que el traslado no podía pasar de aquel 6 de diciembre. Previamente el grupo a través de su tesorero, Oscar Villar Fernández gestionaron la compra del avión, operación que se concretó con la empresa colombiana AVIANCA, al adquirirse el “C-46” por 90.000 dólares, que fueron aportados con la recolectas de la campaña “1 Bolívar para la Sierra”, más una porción que fue enviada desde Miami por Haydee Santamaría.
Para matricular la nave se constituyó una ficticia empresa aérea de nombre Motilonian Air Compani que supuestamente se dedicaría al transporte de carne en el Caribe.
Esa noche del 6-12 también viajó el Dr Manuel Urrutia, Presidente de la República de Cuba en Armas y otros revolucionarios del “M-26-7”. Aterrizar exitosamente en la “Cienaguilla” fue una verdadera proeza de los pilotos. Lo hicieron a media noche en una improvisada pista de tierra, guiándose con el auxilio de mechurrios que en fila india levantaban simpatizantes de la guerrilla.
En total las 84 cajas contenían 10.000 tiros 30.06 y 181 armas entre fusiles ametralladoras browsing, granadas de demolición, ametralladoras calibre 30 de trípode y un Fusil Automático Ligero FAL obsequió de Wolfgang Larrazabal. (Recomendamos leer “El Movimiento 26 de Julio en Venezuela y quienes le Ayudaron” de Francisco Pividal ).
Hasta el momento de la batalla de Guisa (del 20 al 30 de noviembre), el Comandante en Jefe utilizó un fusil Belga con mirilla telescópica de gran precisión.
Para la batalla de MAFFO (ultima de la guerra) que comenzó el 10 de diciembre (3 días después de la llegada del arsenal venezolano), el líder máximo de la revolución cubana, abandona su acostumbrado armamento y utilizó el Fusil FN FAL con mayor poder de fuego que le fue enviado desde la patria de Simón Bolívar.
Con el equipo bélico venezolano, más otras recuperadas en el combate de Guisa, por primera vez el Ejército Rebelde tuvo un poder de fuego ofensivo uniforme, causando este importante detalle un efecto psicológico desbastador en las fuerzas enemigas, cundiendo en sus filas la desmoralización y el pánico, con el consiguiente abandono de posiciones y la rendición sin ofrecer mayores resistencias.
La batalla de MAFFO, dirigida personalmente por Fidel, fue la más larga de toda la guerra (20 días) y culminó el 30 de diciembre con la victoria aplastante de la Guerrilla sobre las tropas de Batista. Presagiando su derrota un día después (31) por la tarde, el dictador propicia un aparente “golpe de estado”, renunciado en privado ante la cúpula militar y en la madrugada del 1 de Enero de 1959, sale huyendo despavorido hacia Santo Domingo.
Para contrarrestar la maniobra, Fidel ordena una huelga general para el día 2 y en esa misma fecha a las 2 de la madrugada en el balcón del Ayuntamiento de Santiago, es juramentado Manuel Urrutia como Presidente Provisional.
El 4 de enero a las 3 de la mañana, mediante llamada telefónica de Caracas a Maracay, hecha por el periodista Aristides Bastidas, es enterado de su designación como Embajador de Cuba en Venezuela, el Dr Francisco Pividal, nombramiento apresurado para atender el deseo de Fidel Castro de estar en Caracas en el primer aniversario del derrocamiento de Pérez Jiménez y en agradecimiento por el gran apoyo que se le brindó al “M-26-7”.
87 años antes del histórico vuelo de 1958, honrando el compromiso de El Libertador con la Independencia de Cuba, bajo la anuencia del Presidente Guzmán Blanco, (..)»a las 6 de la tarde del 15 de junio de 1871 de Puerto Cabello, partió el vapor Virginius, arribando el 21 a las 2 de la madrugada, a la ensenada de Boca de Caballos en las estribaciones de la Sierra Maestra, trasladando un arsenal de: unos 1000 fusiles Rémington y Spancer, 400 tiros de cañón, 150 cajas de parque Rémington, 80.000 cápsulas de Spancer, 100000 municiones de diferentes calibres, 2000 mudas de ropas, 1640 cananas, machetes, monturas, impermeables, materiales de cirugía, herramientas para armería, efectos de escritorio, 500000 pesos en papel moneda, y otras armas y recursos. Traía también 40 burros que servirían, ya en tierra, para el traslado de la carga y un magnífico caballo, regalo del Presidente Antonio Guzmán Blanco para el Presidente de la República de Cuba en Armas, Carlos Manuel de Céspedes».(Ver «Cruzada De Libertad, Venezuela por Cuba» de René González Barrios, pág 148 y 159).
Ambos acarreos de materiales bélicos desde Venezuela a la Mayor de las Antillas, confirman los vínculos de hermandad, fraternidad y luchas conjuntas que siempre han existido entre los pueblos de Bolívar y Marti, cuyos lazos indestructibles, datan desde los tiempos de las bregas independentistas, ayer frente a la corona española y hoy contra la pretensión hegemónica norteamericana, empeñada en querer aplastar la Revolución Cubana y el proceso bolivariano, con sus criminales medidas coercitivas unilaterales.
Hoy los anhelos de soberanía, libertad, y manejo autónomo de recursos naturales, están fuertemente arraigados en la conciencia popular y con claridad política, impedirá que el indeseado intruso yanqui alcance su objetivo de dominación. Con resistencia y dignidad NO PASARÁ LA REACCIÓN. VENCEREMOS !.