El Carnaval de El Callao es una mezcla de culturas

LA TRADICIÓN ESTÁ LLENA DE MÚSICA Y COLORIDO.

Más de 119 años de tradición establecen a los carnavales de El Callao como una de las carnestolenda más importantes del país y la única reconocida por la Unesco como Patrimonio Inmaterial Cultural de la Humanidad. Resumir el legado de los carnavales de El Callao a sólo comparsas y trajes típicos durante esta festividad es lo más alejado a la realidad.

«El Carnaval de El Callao es producto de una mezcla cultural, que hubo en la localidad a finales del siglo XVIII, entre los antillanos ingleses, franceses y holandeses, ya que para ese entonces había una alta demanda de empresas mineras dedicadas a la explotación de oro y estas firmas extranjeras traían mano de obra de aquellas islas», relata José Ignacio Ibarra, cultor y músico callaoese.

Comenta que aquella mano de obra isleña, la única libertad que poseía era su voz que cada noche antes de dormir, acompañados de sus herramientas de trabajo, generaban una percusión muy similar a la que ellos tenían en su isla y al expresar ese cántico entendían que la libertad solo la produce el alma, esa misma sensación de libertad fue la que dio inicio al Calipso.

El reconocido músico callaoense comenta que aunque los registros apuntan al año 1914, como el primer año en el que se celebran los carnavales, existen prueban de que para 1870, ya estos negros y negras antillanos, venían estableciendo esta cultura, solo que para la época se celebraba entre ellos y no había una vinculación directa de los gobiernos. En ese entonces, el presidente era Antonio Guzmán Blanco y fue quien inició el proceso de concesiones mineras, por lo cual la llegada de antillanos se hacía más frecuente, pues los frentes de trabajos en las minas, eran simplemente demasiados.

Los hombres y mujeres continuaban de manera íntima y tímida la celebración de sus fiestas y no fue sino hasta finales de 1912 que, luego de luchar por los derechos sociales y laborales, llegó la vinculación directa de la población, dando como resultado la consolidación de lo que hoy conocemos como los carnavales de El Callao. Tres décadas pasaron y todo parecía seguir igual; pero una voz gruesa y potente despertó aquella esencia de quienes parecían se habían adormecido. Era la voz de Isidora Agnes, una mujer nacida en la Antillas, en 1923, quien llegó a Venezuela y vivió aquel tiempo de duro trabajar sin derecho a nada, pues con su mayoría de edad, demostró que se podría lograr más y se colocó a la cabeza del movimiento social y sindical de los trabajadores y trabajadoras.

Agnes tenía claro que su propósito en la vida, no sería seguir trabajando sin lograr una reivindicación integral de los derechos de su pueblo y fue ese el punto neurálgico que como un grito o clamor salido del alma, logró darle cuerpo e interés nacional a la realización de los Carnavales de El Callao y todo lo que su cultura representa.

La cronista de El Callao, Frayma Orsyni, detalló que aunque pasaron diferentes presidentes y diferentes estilos de gobierno, Isidora Agnes sentó un precedente con cada autoridad de turno, dejando claro que nada cambiaría lo logrado por su gente, y todos los enviados por la autoridad de la época, se regresaban con sus propuestas. Orsyni cuenta que la esencia de libertad de estos negros y negras antillanas pareciera que se unió a los aires emancipadores de El Libertador, pues cada año era más y más fuerte y más emotiva la celebración. «La fiesta que hoy se vive en las calles de El Callao es el resultado de una lucha de muchos por establecer un estilo de vida, donde el alma es la principal protagonista», dijo.

Nuevas generaciones. Musicalmente el cadencioso ritmo del Calipso creció y se nutrió de nuevos instrumentos, como la guitarra, el bajo eléctrico, campanas, entre otros, y esto es sólo parte de la incorporación de las nuevas generaciones y su manera de sumar al legado creado por aquellos que salieron de sus islas sin conocer su rumbo.

Las comparsas son cada vez más nutridas por el enriquecimiento del ritmo. La cultura de los Carnavales de El Callao es tan grande que hace parecer al visitante que en Bolívar todo el año es Carnaval.

Si hay algo mágico en los carnavales de El Callao es que la familia bolivarenses, no enseña el legado a sus generaciones, sólo lo viven y eso es más que suficiente para saber que en Bolívar, la tradición y la cultura de los Carnavales permanecerá por mucho tiempo.