Manifestantes propalestina protestan contra Joe Biden en Washington D.C., 7 de marzo del 2024Kent Nishimura / Gettyimages.ru
Es sociólogo, analista político y profesor de la Universidad Central de Venezuela. Ha sido ganador del premio municipal de Literatura 2015 con su libro Dale más gasolina y del premio Clacso/Asdi para jóvenes investigadores en 2004. Colaborador en diversos medios de Europa, Estados Unidos y América latina.
Ociel Alí López Publicado:8 mar 2024
El pueblo palestino, asediado por el genocidio del gobierno israelí, ha conseguido de manera sorpresiva un aliado con el que hasta ahora no contaba.
Se trata del voto ‘no comprometido’, tal como le llamaron los militantes que convocaron a los sectores de izquierda del Partido Demócrata y a las minorías, especialmente árabe y musulmana, a que mostraran, por medio del voto en las internas demócratas, el rechazo decidido al apoyo que otorga el presidente estadounidense Joe Biden a la masacre que sigue su curso en el Medio Oriente.
El resultado obtenido por los ‘uncommitted’ (‘no comprometidos’, en español), con el 19 % en Minnesota y el 13 % en Míchigan ‑entre otros estados‑, ha hecho temblar el soporte que representa, para los demócratas, el ‘Rust Bell’ (cinturón de óxido o manufacturero, en español), territorio industrial y electoral que comprende varios estados y donde se decidieron las presidenciales en 2016 y 2020. Y esto ha provocado un reflejo inmediato en la campaña presidencial de Biden, quien anunció, pocas horas de conocerse los guarismos de las internas, la construcción de un puerto temporal en Gaza, lo que podría definirse como un giro importante en su apoyo irrestricto a Israel.
El poder del voto
Todo comenzó pocos días antes del supermartes, en la interna demócrata de Míchigan, en la que la opción del ‘voto no comprometido’ logró un sorpresivo 13 %, que significa una superación numérica de la ventaja que le sacó el entonces candidato republicano, Donald Trump, a su rival demócrata, Hillary Clinton, en 2016. Lo que quiere decir, ya en términos tangibles, que es muy probable que si Biden mantiene su política exterior contra Palestina, podría perder Míchigan y otros importantes estados a lo largo del ‘cinturón de óxido’, que son considerados decisivos en el actual proceso electoral.
Por medio del voto en las internas, mostraron el rechazo al apoyo que otorga Biden a la masacre que sigue su curso en el Medio Oriente.
Míchigan tiene la mayor concentración de árabes estadounidenses del país. Más de 310.000 de sus residentes proceden de países árabes o musulmanes. Y se le conoce en la actualidad como uno de los «estados veletas» que siempre terminan decidiendo la presidencia, incluso por pocos votos.
Especialmente destacable fue la ciudad de Dearborn, en cuyo condado (Wayne) el voto ‘no declarado’ alcanzó el 75 %, y su alcalde, Abdullah Hammoud, lo enarboló muy enérgicamente: «a menos que el presidente corrija el curso de su política (en relación a Palestina), corre el riesgo de arruinar no solo su presidencia, sino al final incluso la propia democracia estadounidense con la elección de Donald Trump».
El voto ‘no comprometido’ se extiende
Pero Míchigan no fue el único estado en el que se prenden las alarmas. Propiamente en el supermartes, los ‘uncomitted’ recogieron votos en seis estados y, en dos de ellos consiguieron dos dígitos. Resalta especialmente Minnesota, otro estado del ‘Rust Bell’, donde lograron el 19 %.
El ‘Rust Bell’ está determinado por el voto de obreros del cordón industrial que supo captar Trump con su discurso nacionalista a favor de la recuperación del trabajo para EE.UU. Sin embargo, en 2020, la alianza anti-Trump, más que el voto a Biden, volvió a ganar en varios de estos estados, tal como lo había hecho históricamente el Partido Demócrata.
Entonces, lo que ha ocurrido en Míchigan y Minnesota en estos días de primarias no es sino una gran filtración en el techo de las aspiraciones de Joe Biden. Pero no han sido los únicos lugares: En Carolina del Norte, un 13 % votó ‘sin preferencia’. En Massachusetts, este mismo voto alcanzó el 9 % y, en Tennessee, la cifra llegó al 8 %.
Los convocantes han sido muy claros: si Biden no cambia su política hacia Israel y Palestina, ellos se abstendrán de votar por el actual presidente y con ello podrían permitir que Donald Trump gane la presidencia.
Ante esto, la respuesta de Biden no ha tardado más que unas horas.
Claramente entendió que se requería más allá de un gesto simbólico y ha ordenado a los militares que construyan un puerto temporal en Gaza para la entrega de material humanitario, lo que implica, de facto, eludir el cerco israelí. Con ello, promete un cambio que impacta en el propio territorio, en el teatro de operaciones.
Semanas atrás, el propio Pentágono reconocía la cifra de más de 30.000 de niños y mujeres en Palestina, debido a la ofensiva militar israelí.
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¿Votos decisivos?
Los ‘uncomitted’ se la juegan. Han logrado hacer temblar la campaña del actual presidente y, aunque no se auguren mejores tiempos si ganara Donald Trump, sí puede recordarse que durante su administración el pueblo palestino vivió en relativa paz, siempre con un conflicto latente pero nunca con esta lluvia de balas y de bombas que lanza el Ejército de Israel de manera desproporcionada.
Vale escuchar a la gobernadora de Míchigan, Gretchen Whitmer —copresidenta de la campaña de Biden y una bisagra en el Partido Demócrata, entre las minorías y la Casa Blanca— aclarar la estrategia para aquietar a los amenazantes ‘uncomitted’ y asegurar el voto en Míchigan y todo el ‘Rust Bell’: «va a ser importante que la administración continúe en contacto con los líderes e individuos en las comunidades palestina, musulmana, árabe estadounidense, así como la judía».
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