Por José Vicente Rangel: Militares y política

Yvke Mundial/José Vicente Rangel

Pretende el sector opositor del país que los militares no se contaminen con la política. Porque esta es tarea exclusiva de los civiles, con lo cual retornan al viejo planteamiento que trazaba una línea divisoria entre el hombre de uniforme, forjado en los cuarteles, y los civiles. Posición completamente falaz que sirvió a los fines de oscuras manipulaciones. Por una parte porque es imposible semejante separación. Por una razón muy sencilla: la institución castrense es, por su propia naturaleza, esencialmente política. Es lo que explica su existencia. Es, ante todo, fundamento del Estado, y pretender el desconocimiento de esa realidad es actuar con doblez, con la intención de engañar a la sociedad.

2. Las Fuerzas Armadas están al servicio -en el buen sentido de la palabra- del Estado y, por ende, del Gobierno. Un desajuste en esa relación privilegiada genera desestabilización. No hay que volver muy atrás en nuestra historia para confirmar esta afirmación. Durante la IV República, en los gobiernos puntofijistas de Acción Democrática y Copei, por más de cuatro décadas Venezuela vivió la experiencia de una Fuerza Armada monitoreada por las políticas de esos partidos y sometida al tutelaje de los Estados Unidos. Esta influencia sobre el estamento castrense fue determinante. Influyó en la doctrina y en la práctica. En la orientación ideológica -había una oficialidad adeca y una oficialidad copeyana-, en los ascensos, en la conformación de los altos mandos, en su operatividad. Betancourt la definió con claridad con base en la experiencia que vivió con el derrocamiento del gobierno de Rómulo Gallegos por los mandos militares el año 48, y luego con las asonadas que se produjeron al inicio de su mandato a partir de 1959. Se elaboró entonces toda una doctrina que moldeó la relación Gobierno-FAN, conectada a la influencia que sobre la región ejercían los gobiernos de EEUU en materia de seguridad y lucha contra la llamada subversión comunista.

3. Cuando concluye el ciclo puntofijista y accede al poder un hombre proveniente de las filas militares, Hugo Chávez, se inicia una etapa acorde con la nueva realidad. En el seno de la FAN se da un proceso de relacionamiento político-institucional de signo diferente lo cual, como era lógico imaginar, genera reacciones en los altos mandos vinculados al pasado. Esto explica las acciones golpistas que acaecieron, hasta que se da la fluida compenetración entre la nueva política del Estado y Gobierno revolucionario con la institución armada que pasa a ser la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

4. La política puntofijista -de la que es expresión la actual oposición- asume el legado de la doctrina militar de la IV República, y, por consiguiente, arremete contra la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Su argumento descalificador reproduce la falsa concepción de una institución apolítica, que nunca fue característica de esa etapa del proceso venezolano. Todo lo contrario. Ella provoca su desnaturalización perversa cuando se convierte, prácticamente, en fuerza de ocupación, y se involucra en terribles acciones violatorias de los derechos humanos.

5. Al mismo tiempo se da una grotesca contradicción. Quienes cuestionan el papel de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, su lealtad al actual sistema político y la defensa de la estabilidad institucional, y descalifican a los mandos por su actitud de respaldo al proceso que se desarrolla en el marco de la Constitución, son los mismos que en 2002-2003 rindieron pleitesía a los oficiales que participaron en el golpe del 11 de abril, que apoyaron el paro petrolero y las guarimbas. En la plaza Altamira se daban cita a diario para levantarles los brazos a aquellos que, uniformados, se jactaban de su deslealtad y alentaron la violencia y el derramamiento de sangre de venezolanos.

Laberinto

La instalación de la Comisión por la Verdad y la Justicia el martes 12 en Miraflores, con la participación del presidente Nicolás Maduro, del vicepresidente Aristóbulo Istúriz y del secretario general de Unasur, Ernesto Samper, es quizá el esfuerzo más serio que se ha hecho para indagar a fondo y rescatar la verdad en el delicado tema de la violación de los derechos humanos en el país. Lamentablemente, una vez más la oposición rehuye participar de ese esfuerzo, garantizado por la imparcialidad y jerarquía de los participantes. Pero no hay razón para alarmarse. Ese ha sido el clásico comportamiento de la oposición venezolana: evadir los compromisos serios y embarcarse en aventuras. ¿Qué explica esta nueva y descarada omisión? Acaso la respuesta está en lo que denunció Maduro en el referido acto, cuando hizo esta inquietante observación: “Otra vez está en desarrollo un golpe”…

Hay personas que pierden los estribos cuando creen estar cerca del poder y por eso incurren en graves errores. Un ejemplo es lo que sucede con los dirigentes que dominan la actual correlación de fuerzas en la Asamblea Nacional. Es cierto, controlan una institución importante como el Legislativo, pero nada más. El intento que hacen por proyectar políticas más allá de la competencia de ese poder público, es una temeridad. Sus efectos comienzan a verse: la AN pierde legitimidad, gana rechazo en la opinión pública y lo que es peor: aquellos que la controlan hacen el ridículo. Es decir, incurren en lo único que no se debe hacer en política…

Han llegado al extremo de casar una pelea con otras instituciones y hasta ahora las han perdido todas. La última, y la más deplorable: la que han dado en torno al proyecto de Ley de Amnistía. Creyeron suficiente aprobarlo ignorando, por arrogancia que les es propia, que podía ser declarado inconstitucional por el Tribunal Supremo. Tal y como sucedió. Entonces, ¿qué hacer? Solo les queda el recurso del pataleo, absolutamente ineficaz…

Profanación: ¿a qué extremos estamos llegando? La difusión del odio como política conduce a que haya personas que pierdan el más elemental sentido de humanidad e incurran en actos abominables. Tal es el caso del atentado de que fue objeto la tumba de la señora madre de Diosdado Cabello en el cementerio de El Furrial, estado Monagas. Si alguna tradición se consideraba intocable en Venezuela, era el respeto a los muertos. Pero ahora la irracionalidad inducida por aquellos que sienten desprecio hacia valores fundamentales del ser humano, se rompe y se abre paso el más abyecto salvajismo…

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, considera que deben investigarse, hasta las últimas consecuencias, los famosos Papeles de Panamá, ya que hay muchas sospechas sobre la publicación de los documentos. Ejemplo: el trabajo lo realizó un equipo de periodistas pagado por la Usaid, organismo de inteligencia de EEUU; la discriminación que se hace del material, con la entrega de determinados nombres y el ocultamiento de muchos otros. Si prospera un trabajo serio aflorará la verdad verdadera y habrá sorpresas en el mundo y en Venezuela…

Ahora, después de miles de muertos y heridos, y de la destrucción de una nación, Obama reconoce que cometió un grave error invadiendo a Libia. Las eternas lágrimas de cocodrilo del imperio…

Impactante el discurso de la ex presidenta argentina Cristina Fernández ante la multitud que la esperaba a la salida del tribunal donde declaró. Una mujer de coraje a la que no se le agua el guarapo, y una piedra en el zapato del derechista presidente Mauricio Macri, quien con menos de tres meses en el gobierno ya su popularidad está por el suelo.