Por: Alex Vallenilla |
En el año 2013, dos días antes de las elecciones presidenciales, competidas entre Nicolás Maduro y Henríque Capriles, hubo una sentencia desde Washington. En esa época, el jefe del Comando Sur, el general John Kelly, se pronunció públicamente. En una declaración, el militar dijo que estimaba, que en abril de ese año, las elecciones serían ganadas por Nicolás Maduro.
Capriles llevaba adelante una campaña que arrastraba multitudes, pero con diferencias internas entre diversos factores políticos opositores. Además, en un discurso dirigido a sectores radicales, sentenciaba que eliminaría por completo el programa petrolero Petrocaribe y califico de «chulos» a los países beneficiarios del CARICOM.
Washington nunca vio con malos ojos, que en aquella época, Hugo Chávez surtiera de petróleo y gasolina, en condiciones muy favorables a las islas del Caribe. Eso ayudaba a reducir la migración y a los países occidentales, a cargo de esas colonias inviables, ahorrar en costos.
Qué sabe la CIA
Actualmente, se informó que la CIA, estima que para las elecciones presidenciales de 2024, Maduro resulte electo nuevamente. Lo dicen los norteamericanos.
Según se desarrollan los hechos, pareciera que la CIA tiene razón en una parte, aunque para un grupo de los electores venezolanos esta vez no. A dos días de iniciarse el proceso de inscripción de candidatos presidenciales, el sector opositor que tiene la minoria más grande, no tiene resuelto el asunto de su candidato presidencial. Todo se deriva de un aspecto que en el reglamento de las elecciones primarias de ese sector no definieron. Qué hacer si el candidato electo resulta inhabilitado por el gobierno. La Plataforma Unitaria dejó este tema sin considerar y en el caso de quién resultó vencedora de ese proceso, hablar de sustituciones, es «traicionar el mandato del pueblo». Es decir, es un juego que no está ganado todavía, está prácticamente trancado.
Pero en el chavismo-madurismo no se confían. Ese 80 % de descontento que hay en Venezuela sigue siendo una amenaza para estos. Entonces hay nuevas inhabilitaciones y eliminación de partidos políticos que no tienen votos por no participar en eventos electorales anteriores.
Abstención o por el que sea
Ante la imposibilidad de que María Machado sea candidata, los sectores que se le sumaron, por el solo hecho de haber dicho que se mediría en elecciones, y que es un voto duro opositor, está buscando opciones. Entonces está surgiendo en el imaginario popular que «hay que votar por el que sea, el que quede y no por el candidato del PSUV». Ya no es lo mismo aquel Maduro que había heredado la popularidad de Chávez, con el Maduro actual, tras una crisis económica y el caos que se derivó de todo ello.
Los norteamericanos sugirieron que haya un sustituto. Pero en ese caso entra un problema de protagonismo, que se pone por encima de intereses colectivos. Hoy, la oposición en la Plataforma Unitaria, se enfrenta en la discusión de designar otro candidato no inhabilitado o desconocer la legalidad del próximo proceso electoral, llamando a no votar. Es allí en que está el asunto que la CIA sabe y que la mayoria de los venezolanos no.
Respecto a otros candidatos, fuera de la minoría más grande, ninguno logra levantar masas para ser una amenaza de cambio de gobierno, hasta ahora.