Resumen Latinoamericano, 16 de mayo de 2024.
Argumentos sociales, penales y lingüísticos para usar la palabra “lesbicidio”
Según contaron testigos, cuando las mujeres prendidas fuego intentaron escapar de la habitación, Barrientos las golpeó y empujó para que no salieran del cuarto.
“Él ya las había amenazado una vez. Fue en la última Navidad. Les dijo que las iba a matar a las dos (Pamela y Mercedes) y mirá lo que pasó ahora” dice Diego Hernán Britez. Vendedor ambulante, a los 51 años vive en el segundo piso del hotel familiar ubicado en Olavarría 1621, en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires, donde ocurrió el crimen.
Diego dice que escuchó varias de las peleas verbales que existieron entre el hombre y las mujeres a lo largo de los dos años en los que ellas vivieron allí. Reconoce que a Barrientos le disgustaba que fueran lesbianas y lo hacía explícito.
Fue un crimen de odio, fue un lesbicidio
Las amenazas previas, los insultos por su orientación sexual y el ensañamiento corresponden a la tipología del crimen de odio o crimen por prejuicios, como lo define la Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH). La CIDH retoma la definición de la legislación de Estados Unidos. Son: «delitos que manifiestan la evidencia de prejuicios basados en raza, género o identidad de género, religión, discapacidad, orientación sexual o etnia”.
En 2012, en Argentina se sancionó la Ley 26.791, que introdujo la tipología de femicidio. En el Código Penal no se usa esa palabra, pero se reformó el artículo 80 (inciso 11) donde se agrava la figura de homicidio cuando media violencia de género y hay además un vínculo. Se estableció penas de prisión perpetua.
Por otro lado, en el inciso 4 del mismo artículo del Código Penal, se sumó el agravante que pena al homicidio cometido “por placer, codicia, odio racial, religioso, de género o a la orientación sexual, identidad de género o su expresión”.
En 2018 la Justicia por primera vez usó la palabra «travesticidio» para juzgar el crimen de odio de la activista de derechos humanos travesti Diana Sacayán. A la condena se le aplicó tanto inciso 4 como el 11: por mediar violencia de género y por odio a la identidad de género. Esto fue un hito a nivel mundial y una victoria de los activismos que insisten en nombrar a los crímenes contras las personas LGBTI+ desde sus especificidades.
Así como se usa la palabra «femicidio» para hablar contra crímenes cometidos por razones de género, se usa la palabra «travesticidio» o «transfemicidio» para hablar de los crímenes cometidos hacia personas travestis y trans.
Por eso se usa el término «lesbicidio» para hablar contra un crimen de odio cometido contra mujeres lesbianas.
¿Y la RAE?
Como quedó claro con los dichos del vocero presidencial Manuel Adorni – y todos sus trolls de redes sociales- el gobierno argentino niega la existencia de los crímenes de odio. Niega crímenes contra grupos específicos de población por razones de raza, etnia, género, orientación sexual, religión. Niega los acuerdos internacionales de derechos humanos y también el Código Penal
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🇦🇷Manuel Adorni, vocero presidencial, negó que el lesbicidio de Barracas haya sido un crimen de odio.
📢En su conferencia diaria de esta mañana cuando fue consultado por el hecho dijo: «La violencia es algo mucho más abarcativo que simplemente una cuestión contra un determinado colectivo y hay mucha gente
que lo sufre»
⚖️Los crímenes de odio, o violencias por prejuicios, son las que se ejercen contra determinados grupos sociales por motivos de género, religión, orientación sexual o raza/etnia.
✒️La omisión de responsabilidad y claridad de parte del Estado no hace más que continuar invisibilizando una situación urgente.