Los éxitos logrados durante la resistencia contra la agresión francesa elevaron la teoría militar vietnamita a un nuevo nivel, una calidad y fuerza nueva, y se constituyó la teoría militar vietnamita de la época de Hồ Chí Minh.
Võ Nguyên Giáp
17/05/2024.- El 7 de mayo de 1954, la máxima autoridad militar en la esclavizada Indochina, el general Henri Navarre, le había exigido al coronel Christian de Castries que no se rindiera ante el Việt Minh en Diện Biên Phủ. Agregó que ese amor por la patria le sería recompensado con su ascenso a general, pero, al final, De Castries abandonó su búnker con los brazos en alto, y en París se mostró con su nuevo grado.
Escribió Võ Nguyên Giáp en su magna obra La cita de la historia (edición de 2006) que precisamente cuando se preparaba la celebración del aniversario de la victoria de los aliados sobre la Alemania nazi. A las 4:45 de la tarde del 7 de mayo de 1954, el presidente del Consejo, Joseph Laniel, se presentó ante la Asamblea Nacional. Ahí, de manera solemne, declaró: «El gobierno acaba de ser informado de la caída de Diện Biên Phủ, después de 24 horas ininterrumpidas de encarnizados combates».
Con excepción de los diputados comunistas y algunos parlamentarios radicales, todos los presentes se levantaron estupefactos y, en medio de un absoluto silencio, una diputada prorrumpió en sollozos.
Con sus palabras, Laniel hizo lo imposible por conmover al público:
El adversario pretendía la caída del campo fortificado antes de la inauguración de la Conferencia de Ginebra sobre Indochina. Creía poder dar un golpe decisivo al espíritu francés, en respuesta a la buena voluntad y al deseo de paz de Francia, que sacrificó miles de soldados, aprovechando la superioridad numérica.
Por supuesto, Laniel no mencionó que los colonialistas franceses habían irrumpido arbitrariamente por la costa de Da Nang en 1858, sembrando de hambre y miseria a Laos, Camboya y Vietnam, donde murieron de hambruna millones de humildes mujeres y hombres del campo.
Sin la victoria primaveral de aquel 7 de mayo, no hubiese sido posible la Victoria de Primavera del 30 de abril de 1975. Por ello, abril y mayo enlazan una obligatoria celebración, intensa e inevitable, todos los años, en los confines vietnamitas, desde la explanada de Điện Biên, en el noroeste, hasta el sur, en Saigón, la patria del Tío Hồ y Giáp.
La Tercera Primavera
El 13 de marzo de 1954, las tropas del Việt Minh abrieron fuego para atacar la base francesa de Him Lam y dar inicio a la histórica campaña de Diện Biên Phủ. Cincuenta y cinco días después, el 7 de mayo de 1954, había llegado la Tercera Primavera Vietnamita, iluminando así el noroeste de la República Democrática de Vietnam. Con la solidaridad de la República Popular de China y la Unión Soviética, las tres constituyeron importantes pilares a favor de la causa indochina.
Ese 7 de mayo, tras intensos combates, el moderno ejército de Francia, con su casi medio millón de hombres en armas, sufrió lo que se llamó «el segundo Waterloo francés». El fatídico día, rompió el llanto parisino, porque un modesto ejército de campesinos había arrodillado a la potencia europea de la Torre Eiffel.
Diện Biên Phủ había glorificado la modesta tropa del Frente Việt Minh, que, integrada por 252 mil combatientes bajo la conducción del «soldado mayor de Vietnam», Võ Nguyên Giáp, lograba superar y derrotar a los 445 mil efectivos enemigos, traídos de las colonias francesas, sobre todo de África, y mucho de los cuales cambiaron de bando para defender a sus exenemigos.
Los invasores galos, bajo la égida del coronel Christian De Castries, se habían posesionado, en noviembre de 1953, de varias colinas de Diện Biên, construyendo varias fortificaciones de hormigón y modernas trincheras con la pretensión de emboscar a los descamisados soldados del Việt Minh. Estos al final lograron aniquilar a 16 mil 200 adversarios y capturar al mismísimo Christian de Castries, quien abandonó su poderoso refugio con los brazos alzados, rodeado de 16 coroneles y otros 1.749 oficiales, con su estrella de general. Salió derrotado por el ejército popular vietnamita, el cual, a pesar de su modesto armamento, logró salir victorioso en ese histórico segundo Waterloo.
La Victoria de la Tercera Primavera significó el fin de la ocupación colonialista francesa en toda Indochina, tras 98 años de ocupación, con la firma del Acuerdo de Ginebra. Al día siguiente de la tragedia gala, Vietnam quedó dividida a la altura del paralelo 17, entre un norte bajo la dirección del presidente Hồ Chí Minh, y el sur, con el mando del emperador Bảo Đại.
Los compromisos estimaban que debían realizarse elecciones para decidir la unión del país, pero Estados Unidos conspiró tras el telón, acelerando la salida de los franceses para abrir un nuevo frente de guerra en el sur, apoyando a un nuevo gobierno títere, esta vez proyanqui, en la parte sur de Vietnam.
En esa dirección, la guerra tomó un nuevo giro, bajo el auspicio de la Embajada estadounidense. De esta manera, la agonía de los invasores se extendió hasta 1975, cuando se produjo la definitiva Gran Primavera, en Saigón, que selló el triunfo de la revolución vietnamita y la reunificación nacional.
A pocas horas del último disparo, se instaló la Conferencia de París, que bajó el telón el 29 de junio, tras efectuar 26 sesiones plenarias y otras limitadas con cuatro puntos como prioridades:
- Cese al fuego
- Asuntos políticos y militares
- Demarcación de las áreas para la concentración de los ejércitos de ambas partes
- Supervisión de los asuntos de los acuerdos firmados
La derrota de los franceses en el sartén de Diện Biên no selló el final del imperialismo en Vietnam, porque de nuevo los gringos se salieron con la suya, a pesar de haber participado en las deliberaciones de Ginebra y París.
Los gringos, simplemente, desconocieron lo firmado en París, por orden de Dwight D. Eisenhower, quien había tomado la batuta en la Casa Blanca en 1953, tras la salida de Harry S. Truman. Sin embargo, fue Lyndon B. Johnson quien masificó la entrada de los invasores yanquis con el pretexto de que la armada vietnamita había atacado al destructor USS Maddox en la bahía de Tonkín, en el mar del norte de Vietnam.
El 28 de julio de 1964, el navío gringo había recibido la orden de zarpar desde Taiwán rumbo al golfo de Tonkín, que separaba la costa este del entonces Vietnam del Norte del litoral oeste de la isla de Hainan, a fin de apoyar una acción encubierta muy secreta en las costas norvietnamitas, maquinado por la CIA.
Desde ese momento, el presidente Johnson dio rienda suelta a la penetración de tropas gringas, que instalaron en Saigón un nuevo fantoche, Ngô Đình Diệm. Este gobernó desde octubre de 1955 hasta el 2 de noviembre de 1963, cuando fue asesinado por agentes de la CIA.
Durante la ocupación yanqui en el sur vietnamita, la Embajada de Estados Unidos instaló seis gobiernos fantoches, hasta que en 1975, las tropas del ejército rebelde de Vietnam del Sur derrotaron y expulsaron de Saigón al gobierno gringo de Dương Văn Minh, el 30 de abril de 1975. Fue enarbolada la bandera vietnamita en lo más alto del Palacio de la Independencia, en Saigón, que durante casi un siglo fue reducto de los invasores, primero de Francia y después de Estados Unidos.
Relata el general Giáp en La cita de la historia que, en 1958, lo visitó en Hanói el militar chino Wei Guoqing:
Me ofreció una cortinilla de bambú en la cual figuraba un águila y los caracteres siguientes: Dong Phong nghenh khai hoan («El viento del este recibe el triunfo»). Me dijo: «Los años pasados en Vietnam fueron el período dorado de mi vida revolucionaria». Después añadió: «Durante la campaña de Điện Biên Phủ, Pekín me preguntó si esa batalla era una forma de guerra de movimiento o se insertaba en una guerra de posiciones».
Aún se discute ese tema, porque en esa explanada vietnamita hubo de todo. Allí los pueblos originarios, llamados étnicos, y el resto de la población convirtieron a unas cien mil bicicletas en medios de transporte para trasladar toneladas de alimentos y otros insumos, en apoyo a las tropas del ejército popular.
En Venezuela, se recuerda de manera especial la figura de Giáp, porque el comandante Chávez estuvo en la casa N.° 39 de la calle Hoàng Diệu, donde habitó el militar vietnamita. El 1.° de agosto de 2006, en ese lugar, el presidente venezolano le entregó al general vietnamita una réplica de la espada de Simón Bolívar. En ese momento le dijo a su anfitrión que hubiese querido ser un soldado bajo su mando.
Ángel Miguel Bastidas G.
Fuentes de consulta:
Giap, V. N. (2013) Años y meses inolvidables. Vietnam: Editorial Thế Giới.
Giap, V. N. (2006) La cita de la historia. Vietnam: Editorial Thế Giới.