Por Javier Gallego | 13/06/2024 | Europa
La derecha extrema y la izquierda derechizada son el trampolín de la extrema derecha. Defender este sistema que va contra las personas hace que las personas vayan contra el sistema con una motosierra
Europa se asoma al abismo. La derecha y la ultraderecha son mayoritarias en la Unión. El fascismo crece en todo el continente y gana en Francia, Italia, Bélgica, Hungría y Austria, aunque no logra superar a la gran coalición de partidos europeístas: conservadores, socialdemócratas y liberales. No hay razón para el alivio. Aún no han llegado hasta arriba pero lo acabarán consiguiendo gracias precisamente a conservadores, socialdemócratas y liberales que les allanan el camino. Los conservadores porque son cada vez más reaccionarios, copian sus discursos de odio y agitan el miedo a un socialismo que no es más que socialdemocracia. Los socialistas porque no hacen políticas efectivas contra los problemas del paro o la vivienda, pero sí hacen políticas migratorias que podría firmar la derecha. Y los liberales porque son tan neoliberales que dan munición a la ultraderecha proteccionista y a la ultraderecha anarcoliberal. La derecha extrema y la izquierda derechizada son el trampolín de la extrema derecha. El abismo lo crean entre todos.
Los casos alemán y español son paradigmáticos. Von der Leyen, la defensora del ultraderechista Netanyahu, invoca ahora el europeísmo a izquierda y derecha para que le renueven la presidencia de la Comisión, después de haber coqueteado con Meloni en campaña cuando no estaba segura de tener los apoyos suficientes. Sería muy capaz de pactar con el diablo. Von der Leyen podría ser perfectamente como aquel Von Papen que le entregó el poder a Hitler para conservar el puesto. Da miedo pensarlo porque los resultados en las europeas alemanas son los mismos que llevaron a los nazis al gobierno: los democristianos en cabeza seguidos por los neonazis de AfD. Se extrañan de que regresen mientras abrazan al sionazi en Israel, agitan la islamofobia y persiguen a quienes denuncian el genocidio. La culpa de unos alemanes y el rencor de otros devuelve a Alemania al lado oscuro.
Aquí los pactos del PP con Vox y las algaradas contra la amnistía y la España plural, dan alas a una extrema derecha aún más extrema. Alvise sustituye a Ciudadanos. Vuelve el trifachito más facha que nunca. Ahora con un profesional del bulo, un QAnon a la española, que promete meter a Sánchez en la cárcel y ha conseguido ser quinto y tener casi un millón de votos sin salir en los grandes medios, gracias a un chat de Telegram, vídeos virales, digitales y redes. Otro ejemplo de cómo la ultraderecha llega al poder mediante la intoxicación masiva por fuera de los canales tradicionales. Como el resto de la ultraderecha conspiranoica y paranoica contará con la paguita de todos para seguir intoxicando. El trumpismo ayusista de la derecha crea monstruos que la devoran y nos devoran.
Ocurre en toda Europa donde los liberales y los verdes, cada vez más capitalistas, son fagocitados por los negacionistas de todo. Y todavía se preguntan por qué. Porque defender este sistema que va contra las personas hace que las personas vayan contra el sistema con una motosierra. Porque este sistema provoca crisis económicas, climáticas, migratorias y sanitarias, incertidumbre y miedo que se transforman en odio y furia. Francia ha caído en brazos de Le Pen por culpa del macronismo. Los chalecos amarillos fueron el primer aviso. Este es el segundo. Macron ha adelantado unas elecciones que le pueden salir como a Cameron el Brexit. El capitalismo es el padre del fascismo, lo vimos hace un siglo.
Europa levanta el brazo y la izquierda baja los suyos. Yolanda Díaz ha anunciado su dimisión después de una serie de catastróficas desdichas provocadas por su liderazgo fallido. No ha unido sino dividido. No ha curado heridas, las ha abierto. No ha escuchado, ha hecho oídos sordos. Ha dirigido sin proyecto ni cabeza y ha desgastado la marca en elecciones para las que no estaba preparada. Las europeas han sido el remate: hizo la lista sin democracia interna, eligió a una candidata sin popularidad ni carisma, dejó fuera o relegó a eurodiputados con más experiencia y ha provocado que IU, la única organización con implantación en todo el territorio nacional, se quede por primera vez fuera de la Eurocámara. Podemos celebra sus dos diputados como un triunfo. Son casi la mitad del espectro de la izquierda. Literalmente, son la mitad de un espectro, por eso celebran sobrevivir, lo que dice mucho de cómo está la izquierda: moribunda después de despedazarse. Hasta Alvise tiene más votos que Irene Montero.Tendría que refundarse y refundirse todo el espacio, pero no veo ganas ni liderazgo capaces de superar las diferencias y hacer frente a esta emergencia histórica. Están peleándose por el nicho. También literalmente: un nicho en el que enterrar los restos.
Y mientras, la ultraderecha no ha robado el relato de la rebelión, nos ha ganado la batalla cultural y hemos comprado sus marcos de discusión. Hay una “izquierda” que se repliega hacia lo nacional y cuestiona la inmigración. Hay otra enredada en luchas identitarias, incapaz de dar respuesta a los problemas materiales de la mayoría. La prioridad del Gobierno de coalición y de quienes lo apoyan tendría que ser, ahora mismo, atajar los problemas de la vivienda y el turismo, apostar por la jornada reducida y la renta básica, defender la sanidad y la educación públicas, y otras medidas radicalmente democráticas. Menos democracia solo se combate con más democracia. Menos derechos, con más derechos.
Estamos al borde del abismo. En Alemania, la cuna del nazismo, el partido neonazi es la segunda fuerza. En Italia, la cuna del fascismo, el fascismo gana. En Francia, cuna del régimen de Vichy, también. Y aún hoy seguimos creyendo que no puede volver a pasarnos nada parecido al siglo XX
Fuente: https://www.eldiario.es/carnecruda/lo-llevamos-crudo/europa-levanta-brazo_132_11437839.html