El bloque ultraderechista quedó como la segunda mayor fuerza con 192 de los 720 escaños
JIMMY LÓPEZ MORILLO 16 JUNIO, 2024
Si bien no consiguieron la mayoría que buscaban, el hecho de que los partidos de la extrema derecha en conjunto hayan terminado como la segunda fuerza en las elecciones al Parlamento Europeo efectuadas hasta el domingo pasado demuestra cómo han venido avanzando en el Viejo Continente, obteniendo un importante poder de negociación como bloque y logrando mayoría en varios de esos países.
No puede tomarse como una baladronada la del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, cuando el lunes llamó a la unión de los dos bloques de la ultraderecha en la Cámara Europea, Identidad y Democracia (ID) y Conservadores y Reformistas (ECR), para conformar una nueva fracción a la cual se agregaría el Fidesz (partido con el cual gobierna), pues de esa manera “seríamos la segunda facción más grande”.
Los centristas, el Partido Popular Europeo (PPE) — del cual forma parte la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen—, los Socialistas y Demócratas (S&D) y los liberales de Renew Europe, controlaron 406 de los 720 escaños en disputa. Sin embargo, 192 curules (26,67%) han quedado en manos de una extrema derecha que se mantiene al acecho.
Contradicciones
“Es evidente que las contradicciones sociales, económicas y políticas en Europa occidental siguen su avance, especialmente ahora con las consecuencias económicas de haber perdido a la Federación de Rusia como proveedor seguro de gas, por anclarse a la política exterior de Estados Unidos y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan), digitada por Washington, sumado al creciente problema migratorio”, apunta el internacionalista venezolano Walter Ortiz, quien agrega que eso “lo ha interpretado la extrema derecha y sectores de la izquierda en varias naciones, siendo paradigmas de este proceso lo que sucede en Francia”.
El analista destaca que “hay un crecimiento exponencial de la ultraderecha nacionalista, aunque de momento no creo que impacte en la política general de la Unión Europea anclada a las determinaciones de Washington, al menos en la era Biden considerando que hay elecciones en noviembre en Estados Unidos”.
Ortiz no avizora ningún cambio en las relaciones del bloque con Venezuela luego de “lo inamistoso de ratificar medidas coercitivas unilaterales (tras los acercamientos de los meses pasados)”.
Fragmentación
Por su parte, el analista Pablo Stefanoni, jefe de redacción de la revista argentina Nueva Sociedad, en un artículo titulado “¿Una ola reaccionaria en Europa? Más o menos”, asegura que “lejos de una ola mayoritaria, lo que se ve es una fuerte fragmentación del voto (con una alta abstención: solo en 11 de los 27 países se superó el 50% de participación), con minorías intensas de extrema derecha que, dado el clima político-cultural más amplio de crisis progresista, logran marcar la agenda y la conversación pública”.
“Pero la ‘rebeldía de derecha’, que consigue a menudo capturar el inconformismo respecto a la precarización de la vida social, la dificultad para acceder a una vivienda, las inseguridades culturales y la erosión de los servicios públicos, navega por aguas inciertas cuando esas mismas derechas llegan al gobierno”, agrega.
Stefanoni concluye afirmando que “es difícil evaluar el impacto de estas reconfiguraciones. La maquinaria de Bruselas busca ser una aplanadora de radicalismos, a menudo al costo de cierta institucionalidad tecnocrática/posdemocrática. Pero aun así, lo que ocurra en Francia y Alemania puede incidir en la Unión tal como la conocemos, que mantiene a los conservadores como sus ambiguos garantes, moviéndose entre la defensa de las instituciones y la pulsión por pactar con los ultras”.
Macron: uno de los grandes derrotados en el proceso
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, es considerado uno de los grandes derrotados en este proceso comicial europeo, al punto de que como coletazo directo, tan pronto conocerse los resultados, anunció sorpresivamente la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria a elecciones anticipadas para el próximo 30 de junio.
La reacción interna fue inmediata: la extrema derecha, que tiene el joven de 28 años Jordan Bardella, quien según el periodista Pierre-Stéphane Fort, es “un producto de marketing fabricado a medida de la petición de Marine LePen”, como el líder de Agrupación Nacional, intentará conseguir la mayoría parlamentaria para luego negociar con el mandatario la designación de un nuevo primer ministro.
Frente a ello, la izquierda del país galo montó una alianza en la cual Francia Insumisa, el Partido Socialista, los Verdes y el Partido Comunista van en un Frente Popular “contra el fascismo y la extrema derecha”.
Postularán “candidatos únicos en la primera vuelta” de las elecciones al Parlamento francés, con el fin de “llevar a cabo un programa de rupturas sociales y ecológicas para construir una alternativa a Macron y combatir el proyecto racista de la extrema derecha.
Reflejan castigo por involucrarse en Ucrania
“Los resultados de la elección al Parlamento Europeo tienen al menos un común denominador: los ciudadanos que acudieron a las urnas castigaron a los líderes y partidos que promueven un mayor involucramiento de Berna en el conflicto de Ucrania”.
Eso es lo que se expone en un artículo publicado en la revista estadounidense The American Conservative titulado “Europa votó contra el conflicto en Ucrania”, en el cual se apunta como ejemplo que en una encuesta realizada por el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania, se indica que la principal preocupación de los votantes alemanes era la mencionada guerra y eso se vio reflejado en las elecciones del pasado domingo.
“El terremoto electoral del domingo fue una respuesta a la preocupación de los votantes por el peligro de que el conflicto de Ucrania se convierta en un conflicto europeo”, afirma el autor del texto, David Gorman.
Por su parte, la revista británica The Spectator aseveró que la derrota sufrida en los comicios para el Parlamento Europeo por los partidos gobernantes en Francia y Alemania “hacen difícil ver cómo Macron o Scholz pueden ser más audaces en sus posiciones proucranianas en los próximos meses”.
“La aparente estabilidad en conjunto esconde una gran agitación política a nivel nacional, entre ellas un dramático debilitamiento de los dos motores principales de prácticamente toda la formulación de políticas europeas: Berlín y París”, dice.