Racismo y clasismo: 

Esto piensan del pueblo venezolano los periodistas que trabajan para MCM y Edmundo González

Por: El Universal 

El racismo ha constituido un elemento fundamental del discurso político hegemónico en Venezuela desde la conquista hasta nuestros días. En la coyuntura actual su presencia se ha exacerbado como resultado de las luchas económicas, políticas y sociales actualmente en desarrollo en el país, particularmente desde la llegada a la presidencia de la República, Hugo Chávez Frías.

Existe en Venezuela un profundo racismo no sólo hacia los habitantes afroamericanos e indígenas del país sino también, y muy particularmente, hacia los sectores populares en general, los cuales son continuamente descalificados por las clases altas y medias opuestas al proceso de cambios como «tierrúos», «niches», «negros de mierda», «simios», «pata en el suelo», «chusma», «arrabaleros». Este racismo forma parte importante del discurso político de la extrema derecha y que se ha incrementado mucho mas desde que Nicolás Maduro llegó al poder.

Recientemente los «periodistas» Orlando Avendaño y Enmanuel Rincón, del círculo cercano a la dirigente extremista María Corina Machado, comenzaron una campaña llena de odio, racismo y clasismo contra sectores populares que apoyan la reelección del presidente Maduro, a través de las redes sociales.

En días pasados el periodista Orlando Avendaño dijo en un mensaje en su cuenta de X «El cambio en Venezuela también será estético. Tiene que serlo. De las jefas de calle, arrabaleras, al grito de ¡misógino!, a la integridad de las hermanas Hernández, a la academia de los Yoris. De la oscuridad a la luz», refiriéndose particularmente a dos personas que señalaron a María Corina Machado como traidora a la Patria, en un restaurant en La Encrucijada, estado Aragua.

Orlando Avendaño

El cambio de Venezuela también será estético. Tiene que serlo. De las jefas de calle, arrabaleras, al grito de “¡misógeno!”, a la integridad de las hermanas Hernández, a la academia a lo Yoris. De la oscuridad a la luz.

Otro de los que se refirió a la acalorada discusión en La Encrucijada fue el periodista Emmanuel Rincón en su cuenta X, «Son simios que solo conocen la violencia como mecanismo de expresión. Por eso son socialistas», cuando en realidad quienes utilizaron la violencia contra las dos mujeres fueron elementos de seguridad de María Corina Machado.



Desde la campaña electoral de 1998 hasta nuestros días, la oposición sobre todo clasistas de extrema derecha –liderada por los sectores de comunicación hegemónica– ha utilizado una gran cantidad de adjetivos con el fin de descalificar al actual presidente de la República.

Como bien ha señalado Heiber Barreto en su ensayo «Lo que se le olvida a la oposición política: raza y clase en la V República»: Un furibundo desprecio de raza y clase parece resumir los ataques de esta oposición que, paradójicamente, se ha convertido en víctima de sus propios epítetos, por la imagen desfavorable que viene proyectando de sí misma ante una mayoría siempre necesaria para sus objetivos de alcanzar el poder por la vía electoral, claro está (…) En la dimensión étnica «indio, macaco y bembón» han sido algunas de las expresiones más ilustrativas de ese desprecio racial del que ha hecho gala la oposición. Lo que se le ha olvidado es que la mayoría de los venezolanos comportamos por lo menos una de esas características y, al intentar una descalificación política por esa vía, está agrediendo el sentimiento de buena parte de la población, pues aquí «el que no ha cargado guayuco ha tocado tambor».

A ese racismo visceral se le agrega un clasismo nunca antes visto. Desde hace años las capas medias y altas de nuestra sociedad vienen refiriéndose a las personas de los estratos más bajos como «tierrúos y chabacanos», denotando con ello la falta o carencia de unos modos, gustos y costumbres propios de quienes se consideran y se proyectan también a sí mismos como «educados, finos y delicados».