Por: Pablo Jofre Leal
18 de julio de 2024
Este año 2024 la elección presidencial tiene características especiales, no sólo por el mejoramiento evidente de la situación política, económica y de relaciones internacionales de Venezuela, sino también por las propias debilidades del patrocinador de la oposición que es Estados Unidos.
Tal como ha acontecido, desde el momento mismo del triunfo presidencial del fallecido comandante Hugo Chávez Frías el año 1998, las elecciones para elegir el mandatario en el país sudamericano tienen una profunda carga de desestabilización contra el mundo del chavismo, que no se detuvo con la muerte del líder bolivariano, sino que ha continuado, sin tregua alguna, contra el actual presidente Nicolás Maduro Moros.
El 6 de diciembre del año 1998 Venezuela abrió una nueva página en su historia y con ello en el conjunto del continente. Aquel día, Hugo Rafael Chávez Frías ganó ampliamente la elección presidencial. Esto marcaría también la decisión de Estados Unidos y sus socios europeos, en sociedad con las administraciones de gobierno derechistas del continente –en especial su vecino Colombia bajo los exmandatarios Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos e Iván Duque– y la Organización de Estados Americanos (OEA) presidida por el converso político uruguayo Luis Almagro, de no permitir el desarrollo de este proceso revolucionario denominado bolivariano, como lesivo para los intereses de Washington y los suyos.
Una historia conocida en el continente y cuyos efectos en países con cambios revolucionarios como Cuba desde el año 1959, Nicaragua desde 1979, Chile en el gobierno de la llamada Unidad Popular entre 1970-1973 e incluso bajo gobiernos reformistas como la Bolivia de Evo Morales, Rafael Correa en Ecuador, entre otros, han significado bloqueos, embargos, sanciones, presiones económicas, desestabilización a manos de grupos opositores generosamente financiados para llevar a cabo lo que conocemos hoy como golpes suaves (1) y en otras múltiples ocasiones brutales golpes de Estado, con miles de detenidos, torturados, muertos, desaparecidos. Gene Sharp –el ideólogo de esta estrategia- define cinco etapas fundamentales para así provocar acciones desestabilizadoras o “golpes suaves” contra lo que Washington considera gobiernos “incómodos” en Latinoamérica y el mundo:
- 1. Deslegitimación del gobierno mediante campañas políticas internacionales, uso de medios de desinformación y manipulación.
- 2. Calentamiento de calles, con financiamiento de grupos violentos, organismos de fachada de supuesta defensa de los derechos humanos o instituciones de estudio generosamente retribuidos con el dinero de Washington y los suyos.
- 3. Combinación de diversas formas de lucha: pacíficas, violentas, intentos de movilización al interior de las fuerzas armadas, atentados.
- 4. Etapa de desestabilización con la toma de instituciones públicas, compra de voluntades y renuncias de dirigentes del gobierno que llaman a sublevarse, llamados a la violencia en las calles incluso aupados directamente por los países rivales.
- 5. Fractura institucional. Gobiernos acéfalos
En el caso de Venezuela y los ataques sostenidos contra el chavismo, las matrices descritas son el ejemplo elocuente del trabajo desestabilizador ejercido por Estados Unidos y sus socios regionales, tanto de gobiernos como de instituciones estadounidenses como la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Fundación Nacional Para la Democracia (NED) que financian a Organismos No Gubernamentales e instituciones de estudio venezolanas, medios de información y partidos políticos en esta estrategia destinada a sacar del poder al chavismo.
Resulta evidente que el próximo 28 de julio, la elección presidencial venezolana existen dos fuertes proyectos políticos en disputa y absolutamente divergentes. Uno, encabezado por el actual mandatario Nicolás Maduro proclamado como candidato en la plenaria del V Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en marzo de este año 2024. Y por el lado de la derecha, el candidato es el exdiplomático Edmundo González Urrutia, proclamado en el mes de abril bajo el escudo de la llamada Plataforma Unitaria Democrática (PUD). Candidato elegido bajo la dirección de la legalmente imposibilitada y ultraderechista y figura favorita de Washington, María Corina Machado (2) y el ex candidato presidencial Manuel Rosales. Entre ambos, a pesar de que existen otros candidatos en disputa saldrá el ganador y donde se juega algo más que el nombre de quien ocupará el sillón presidencial del Palacio de Miraflores.
Las incuestionables diferencias discursivas, políticas, económicas e ideológicas tendrán su corolario el día 28 de julio. Los más optimistas desde el bando opositor cuyos fondos electorales se han ampliado en forma considerable, al amparo de organizaciones comerciales, Organismos No Gubernamentales (ONGs), entre ellas “Súmate”, “Nueva Conciencia Nacional”, Fundación Futuro Presente”. Los líderes y representantes de este tipo de instituciones emplean ingentes recursos provenientes de Estados Unidos y Europa para apoyar la labor de manipulación y desinformación llevada a cabo por medios como “El Universal”, “El Nacional”, “Opinión” e incluso contando con el apoyo de periodistas venezolanos (as) radicados en países latinoamericanos, que son empleados por medios ultraderechistas, en Chile por ejemplo a través de medios como El Líbero profundamente antichavista y profuso defensor de lo que en su momento se denominó el grupo de Lima.
María Corina Machado y los suyos, entre ellos el candidato González Urrutia puesto allí como testaferro de los intereses más allá de Venezuela, ha sufrido un duro golpe al develarse el llamado programa de gobierno Land Grace (Tierra de Gracia) donde la política ultraderechista y sus financistas en octubre de 2023 de forma secreta trazaron un plan destinado a privatizar todo si llegan a triunfar el 28 de julio. “Aquí hay que privatizar todo…hay que montar un plan de privatización masiva”, sostiene en un video difundido urbi et orbi (3) siguiendo en ello el ejemplo de la dictadura militar chilena y aquellos herederos políticos tras el retorno de la democracia que han privatizar todo: cárceles, carreteras, sanitarias entre otros. En la cadena teleSUR el analista Luis Brito señaló que este plan de la oposición extremista venezolana es privatizar los derechos sociales (4).
En Venezuela, los más optimistas, desde el bando opositor, sostienen que es posible dar un golpe a la cátedra y acceder a la presidencia de la mano de Gonzáles Urrutia, pero, el trabajo de recuperación económica de Venezuela, su inserción en el bloque de países con objetivos de multilateralidad y las estrechas alianzas tejidas con fuertes poderes económicos, políticos y militares han calado hondo en el seno del propio gobierno estadounidense. Un informe desclasificado de la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos (5) -instancia asesora que trabaja directamente para el presidente de los Estados Unidos– aseguró que el actual presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ganará las elecciones presidenciales de este año.
El reporte, denominado “Evaluación Anual de Amenazas” elaborado por la Oficina del director de Inteligencia Nacional y dado a conocer el 5 de febrero de 2024, consigna en su página 29 que “el presidente Nicolás Maduro obtendrá la victoria en los próximos comicios” bajo la consideración que la oposición política derechista venezolana no consigue superar sus profundas divisiones y tiene escasa influencia social. Dicho documento, además, da a conocer que el apoyo de China, Rusia e Irán, han sido fundamentales para que el país sudamericano logre mitigar el impacto de las medidas coercitivas unilaterales (MCU) y que Maduro mantiene “un sólido control del poder”.
Este año 2024 la elección presidencial tiene características especiales, no sólo por el mejoramiento evidente de la situación política, económica y de relaciones internacionales de Venezuela, sino también por las propias debilidades del patrocinador de la oposición que es Estados Unidos con sus propias dificultades entre un candidato como Biden con serios problemas cognitivos, un Trump que entre procesos judiciales y supuestos atentados trata de mostrarse como la mejor alternativa para el alicaído Estado Unidos. Un mundo europeo enfrascado en una guerra, a la cual lo condujo la expansionista y belicosa política exterior estadounidense. Un mundo dotado de un objetivo de multilateralidad del cual forma parte Venezuela, que da nuevos bríos a bregar en esta pugna electoral del 28 de julio y que al mismo tiempo cataliza los intentos de Washington de impedir el triunfo de Nicolás Maduro.
Esto a pesar del trabajo de zapa de los medios de información ligados a la derecha venezolana y que suelen criticar todos y cada uno de los programas sociales del gobierno venezolano, destinados a paliar las políticas de máxima presión digitadas desde Washington y que permitan elevar el nivel de vida de la población venezolana. Medios acusados por el gobierno venezolano de tener influencia y apoyo financiero extranjero como los mencionados El Nacional, El Universal e incluso Opinión de Colombia -opositor a Maduro y que se distribuye en el estado fronterizo del Táchira. Estrategia desestabilizadora, que unido al programa político expresado por Plataforma Unitaria y su candidato Edmundo González Urrutia de revisar las relaciones entre Venezuela con la República Popular China, la Federación Rusa y la República Islámica de Irán, que muestran el camino claramente injerencista de Washington y los suyos, para influir en la disputa presidencial en el país sudamericano.
1.- El analista Raúl Capote nos recuerda que “Gene Sharp, el hombre al que se le atribuye la autoría de la estrategia, fue considerado el gurú de las revoluciones no violentas. Su obra “De la dictadura a la democracia” que describe y orienta cómo derribar a una “dictadura” con métodos no violentos, ha sido traducida a más de 30 idiomas. El Instituto Alberto Einstein fue el centro pionero, junto a la Open Society Foundations, del multimillonario George Soros, de esta nueva forma intervencionista, disfrazada de revuelta popular pacífica, que se puso en práctica para el derrocamiento de Slobodan Milosevic, en Yugoslavia, en el año 2000”. https://www.resumenlatinoamericano.org/2021/07/19/pensamiento-critico-nicaragua-y-el-golpe-blando/
2.- Recordemos que la Sra. Machado, consciente que su postulación iba a ser revisada por el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (TSJ) tensionó el panorama político presentándose a las primarias de la oposición y quedando de facto como la primer opción para pelear la presidencia pero, esa jugada política y con ello el deseo opositor de presentar a machado como su carta electoral quedó en nada porque el TSJ en enero pasado emitió un fallo indicando que Machado está inhabilitada para ejercer cargos públicos durante 15 años.
3.- https://x.com/VNVenezuelanews/status/1804622934495129731
4.- https://www.telesurtv.net/denuncian-que-plan-de-la-oposicion-extremista-venezolana-es-privatizar-derechos-sociales/
5.- https://www.dni.gov/files/ODNI/documents/assessments/ATA-2024-Unclassified-Report.pdf
Artículo publicado en Al Mayadeen