La situación es compleja y desde la medianoche para el lunes pasó al plano de la disputa o alineamiento político-ideológico tanto en lo interno, nacional, como en lo externo, internacional… es decir, a posiciones previamente establecidas, «mineralizadas» y que pueden llevar a confrontaciones no deseadas.
Hay dos momentos que se contraponen y uno, a raíz de los resultados, se proyecta en el futuro inmediato: 1) las estrategias de movilización totalmente distintas. Una, activar a sus partidarios a primera hora, lo cual dio la sensación de victoria temprana y la otra, basada en «mover» a su militancia (maquinaria) en el transcurso del día, sobre todo después del mediodía. Dos lecturas, dos percepciones distintas. 2) El problema técnico (tecnológico o de saboteo) suscitado con la trasmision de los datos. Se crea incertidumbre y se le da espacio a la desconfianza cuando un sistema automatizado y «robusto», en una elección presidencial, tiene problema de información (en este caso, de trasmision) en tiempo real. Credibilidad en cuestión. En todo caso, el CNE tiene la obligación y el deber de ser transparente, mostrar las actas, su resultado y la aiditabilidad… siempre debe ser así, pero éste momento político, especialmente lo exige.
3) El dato (electoral) «grueso» a ser analizado: Maduro obtuvo el 51.2 %; Edmundo el 44.2 %; Otros, 4.6 %
¿Qué lectura inicial podemos realizar de éste panorama?: a) a pesar de toda la movilización de ayer, hubo una abstención del 41 % (más de 8 millones de electores). b) la suma de votos no madurista alcanzó el 48.8 %. c) la confrontación política no terminó ayer, ni mucho menos. El año que viene hay elecciones parlamentarias, de gobernadores, alcaldes, concejales… así que a esto le «falta mucha tela por cortar».
Humberto Rojas D.
29-07-2024