Maestro Alirio Díaz fue uno de los patrimonios vivientes más sobresalientes del país y del mundo, especialmente de la guitarra clásica y la música popular venezolana, durante largo tiempo. (Foto: Archivo)
En La Candelaria, apartado caserío del estado Lara caracterizado por su talante humilde, trabajador y campesino, de casas de bloques de cemento unas y de bahareque otras, de sol, viento y sudor de sus hombres y mujeres, se llora la partida de su hijo más ilustre, Alirio Díaz, que este martes 5 de julio cambio de paisaje.
Como en gran parte del municipio Torres, el sol sofocante, el viento quieto, el sudor copioso y el balar de las cabras sobresalen en esta aldea, de no más de 20 familias, que evocan los múltiples encuentros con uno de los más importantes intérpretes de la guitarra clásica contemporánea, nacido el 12 de noviembre de 1923.
Wilmer Meléndez es integrante de una de las familias que residen en la localidad, situada a 45 kilómetros de Carora y a la que se accede desde esa ciudad a través de un camino de tierra muy empedrado en hora y media.
Meléndez, hijo de Juan José Meléndez, casi contemporáneo con Alirio Díaz, contó vía telefónica que enLa Candelaria lamentan la partida de Alirio. «Hace mucho tiempo que dejó de venir a su pueblo por su delicado estado de salud, pero siempre que podía venía», agregó.
Meléndez, que es criador de chivos, como la mayoría de las familias de este poblado, agregó que cuando el maestro iba a La Candelaria visitaba y saludaba a todas las familias, y en las noches daba unos memorables conciertos en su antigua casa, la que dejó a los 16 años cuando se fue a estudiar a Carora, pero a donde siempre regresaba a recordar su infancia y su primera adolescencia.
«Siempre lo veíamos cuando venía y lo saludábamos con el aprecio y el respeto que le teníamos, a un hombre que le dio tantas glorias a nuestro país», destacó Meléndez.
Las tardes de paseo de Alirio Díaz
Guimaly Bolívar es artesana y tiene más de 15 años, la mitad de su vida, residiendo en La Candelaria, donde además de la cría de chivos, las familias se dedican a la artesanía y la dulcería, como la producción del sabroso dulce de leche de cabra.
Bolívar siempre recuerda los paseos de Alirio Díaz, cuando visitaba la aldea. Caminaba como intentando conseguir los recuerdos más lejanos de su infancia.
«Lo recordamos con cariño, con el más gran afecto que se puede tener por un venezolano que le dio tanto a la música de nuestro país y de nuestro continente, especialmente la guitarra clásica», aseveró la joven artesana.
Alirio Díaz siempre recordaba con aprecio que había nacido en La Candelaria, donde recibió la influencia decisiva de su padre. Él «era muy regañón y estricto, pues éramos once hermanos, tres hembras y ocho varones», recordó en una entrevista concedida a la periodista Adriana Ciccaglione en la revista Sala de Espera en 2009.
«En medio de su rudeza, me enseñó a tocar cuatro. Era muy bueno en la música», aseveró el afamado guitarrista sobre su primer maestro de música.
La conciencia musical de Alirio Díaz
Alirio Díaz fue uno de los patrimonios vivientes más sobresalientes del país y del mundo, especialmente de la guitarra clásica y la música popular venezolana, durante largo tiempo.
Uno de los más importantes legados de este músico radicó en incorporar al repertorio guitarrístico mundial piezas del folclor venezolano, armonizadas y transcritas para ser llevadas a los escenarios mundiales.
Gracias a Díaz y otros grandes músicos venezolanos, las piezas de Antonio Lauro y otros autores criollos fueron incorporadas a la enseñanza en los conservatorios de música de diversos países.