Mi padre es el gran encantador, parece mago pero en realidad es maestro agricultor. A veces pienso que las semillas que siembra las toma del Universo porque sus ideas siempre florecen y así multiplica sus Frutos para regalarnos una hermosa vida.
Mi padre no sabe guardar secretos, dice que todo lo que conoce se lo ha brindado la naturaleza o lo ha leído en la pureza del alma de su pueblo.
Desde que era niña me han deslumbrado las chispas picaras y saltarinas que brotan de los ojos de mi padre. Son como luces de bengala que despiertan en mi esa luminosa alegría de vivir que mana dulce y diáfana desde sus adentros.
Mi padre es mi mundo y todos los mundos posibles. De la voz de mi padre escucho un incesante clamor: que cesen para siempre todas la guerras y que el egoísmo sucumba ante la belleza y el esplendor humano. Mi padre no se deja vencer jamás, es el único que clama, reclama, persiste y ejerce la libertad de crear.
Es por eso creo que también mi padre es un mago de siete manos como dijo Octavio Paz del pintor español Joan Miró cuando escribió estas palabras:
«Miró era una mirada de siete manos.
Con la primera mano golpea el tambor de la luna, con la segunda sembraba pájaros en el jardín del viento, con la tercera agitaba el cubilete de las constelaciones, con la cuarta escribía la leyenda de los siglos de los caracoles, con la quinta plantaba islas en el pecho del verde, con la sexta hacía una mujer mezclando noche y agua, música y electricidad, con la séptima borraba todo lo que había hecho y comenzaba de nuevo.
…las miradas son semillas, mirar es sembrar, Miró trabaja como un jardinero y con sus siete manos traza incansable -circulo y rabo, oh! Y ah!- la gran exclamación con que todos los días comienza el mundo.»
Padre te amo, tuyo es el infinito y tuya la eternidad.
Tu hija Zuleiva
28 de noviembre 2014
Emotiva y hermosa carta escrita por su hija a Fruto Vivas en su cumpleaños años atrás.
Ayer 21 de enero conmemorando su nacimiento y la firma de un convenio entre la Universidad Popular del Ambiente Fruto Vivas y la Fundación homónima, Zuleiva leyó este maravilloso mensaje a su padre.