40 años de la Tragedia del Orfeón de la UCV: El accidente que conmocionó a Venezuela

La tragedia ocupó las portadas por la conmoción que causó al país

El 03 de septiembre de 1976, hace 40 años, el avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Venezolana que transportaba a 53 integrantes del Orfeón de la Universidad Central de Venezuela, incluyendo a su director, Vinicio Adames, se estrelló a 200 metros de la pista del aeropuerto de Lages, en la isla Texeira del Archipiélago de las Azores. Iba a reabastecerse de combustible para proseguir rumbo a Barcelona, España, donde la agrupación participaría en el Festival Mundial de Coros.

La Tragedia de las Azores, como se bautizó al nefasto suceso ocurrido en la isla Terceira del archipiélago volcánico portugués, es la mayor que se registre en la historia de la música latinoamericana y, quizás, en toda la historia del arte. Se trataba de la máxima expresión artística de la más importante de las universidades venezolanas. Aparte de ser estupendos músicos, eran jóvenes en plena formación profesional, quienes, con un entusiasmo infinito, se habían precipitado al abismo de una muerte pocas veces tan traicionera, tan injusta, tan cruel.

 

El padre Francisco Dolores, entonces de 22 años, no podía dormir debido a la conjunción de dos tormentas, Emmy y Frances, que azotaban la diminuta isla. A pesar del brutal clima, al escuchar el impacto fue él quien llegó primero al sórdido paisaje de cadáveres y fragmentos del avión siniestrado. En 1996 devolvería a Romelia, viuda del director Vinicio Adames, el diapasón que tomó de su bolsillo esa noche.

 

El experimentado Vásquez había intentado aterrizar dos veces, pero en la tercera ocasión no pudo levantar la mole de metal y el avión se estrelló a escasos 200 metros de la pista del aeropuerto de Lajes, sin suficiente combustible para explotar. Sin embargo no hubo sobrevivientes.

 

“Durante años me atormentó la idea de que mis compañeros hubieran sufrido una muerte agónica, y cuando tuve al padre Dolores frente a mí, le pregunté si habían sufrido. Él me tomó la mano y me dijo ‘no pienses en eso’. Ahí entendí que sí, varios de ellos fallecieron rato después del impacto”, relata Graciela Gamboa, protagonista del renacer del Orfeón Universitario.

 

La versión de estos hechos es corroborada por otro orfeonista, Alcides Rodríguez: “Cuando fuimos a las Azores en 1993, el padre Dolores me dijo que él tuvo tiempo de hablarle a Vinicio Adames poco antes de que muriese”, relata.

 

Hay un detalle que demuestra cómo los orfeonistas tuvieron conciencia de lo que podía suceder. Muchos de los cuerpos rescatados sostenían la cédula de identidad en sus manos. Ese gesto revela una angustia tremenda. La misma que puede constatarse en la última, involuntaria grabación del Orfeón Universitario de 1976, que, además de gritos de espanto, registra el Himno Nacional de Venezuela entre confusas instrucciones del operador de la torre de control y los requerimientos del piloto. La grabación quedó en el sistema del aeropuerto.

 

 

“Durante años me atormentó la idea de que mis compañeros hubieran sufrido una muerte agónica, y cuando tuve al padre Dolores frente a mí, le pregunté si habían sufrido. Él me tomó la mano y me dijo ‘no pienses en eso’. Ahí entendí que sí, varios de ellos fallecieron rato después del impacto”, relata Graciela Gamboa, protagonista del renacer del Orfeón Universitario.

La versión de estos hechos es corroborada por otro orfeonista, Alcides Rodríguez: “Cuando fuimos a las Azores en 1993, el padre Dolores me dijo que él tuvo tiempo de hablarle a Vinicio Adames poco antes de que muriese”, relata.

Hay un detalle que demuestra cómo los orfeonistas tuvieron conciencia de lo que podía suceder. Muchos de los cuerpos rescatados sostenían la cédula de identidad en sus manos. Ese gesto revela una angustia tremenda. La misma que puede constatarse en la última, involuntaria grabación del Orfeón Universitario de 1976, que, además de gritos de espanto, registra el Himno Nacional de Venezuela entre confusas instrucciones del operador de la torre de control y los requerimientos del piloto. La grabación quedó en el sistema del aeropuerto.

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