
11 abril, 2025
Estamos a las puertas de conmemorar el centenario de un venezolano que no solo delineó, junto a otros (y otras) colegas docentes, lo que serían los estudios de alto nivel de periodismo crítico en nuestro país, sino que también demostró una tolerancia política y una apertura ideológica que hoy nos serviría de ejemplo para reactivar el diálogo urgente de saberes entre contrarios, algo necesario para rescatar la intelectualidad perdida en nuestras aulas universitarias. Hablo del profesor y filósofo Héctor Mujica.
Este 10 de abril se celebró el 98 aniversario de su natalicio. En otras palabras, estamos a dos años para que se cumpla un siglo del natalicio de este investigador, poeta, político y dirigente gremial, nacido en Carora, estado Lara, en 1927.
Sus escritos teóricos y literarios, así como su verbo encendido en clases y su comprobado compromiso político, fueron las cartas de presentación de Mujica. Pero además de sus libros y su entrega como periodista, escritor, docente y gestor académico, es deber resaltar su visión humanista, su reconocimiento del valor intelecutal de sus antagonistas políticos y su empeño de alcanzar la máxima calidad en los estudios de comunicación social en el país.
Héctor Mujica fue director de la Escuela de Comunicación Social de la UCV, entonces Escuela de Periodismo, en dos ocasiones. Ejerció el cargo durante etapas bastantes convulsas para el país: 1958-1964 y 1969-1970. A pesar de ser un comunista militante, su gestión académica siempre estuvo dirigida a alcanzar los más altos estándares de excelencia. Eso le causó no pocos problemas tanto con sus copartidarios políticos, como con sus contrarios, pero siempre pudo superar esos escollos e imponerse como intelectual y defensor de los estudios universitarios.
Prueba de ello fue su confrontación con el Partido Comunista de Venezuela al asumir la dirección de la ECS una vez concluida la intervención de la UCV en 1969; o su polémica invitación a Carlos Rangel para que impartiera clases en la institución, algo que siempre le reconoció el político liberal y su esposa Sofía Ímber, en foros públicos, entrevistas y documentos.