Este lunes fue celebrado en una Cartagena de Indias vestida de blanco, el acto que refrenda el acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC-EP, dejando atrás un conflicto armado de 52 años
Junto al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y frente a más de 2 500 invitados —entre quienes estaba el presidente cubano Raúl Castro—, el mandatario Juan Manuel Santos y el máximo jefe de las FARC-EP, Timoleón Jiménez, firmaron en la ciudad de Cartagena de Indias el Acta de la Paz que puede dar inicio a una etapa trascendental en la Historia nacional en la que esta guerrilla defenderá sus ideas solo con armas políticas. Ambos intercambiaron un sello de palomas blancas, símbolo del acuerdo que encabezaron.
Juan Manuel Santos concluyó su discurso diciendo «¡Colombianos, cesó la horrible noche!». Antes, había referido que su pueblo ha sufrido un conflicto armado entre hijos de una misma nación, casi 70 años de violencia política. Al firmar el acuerdo de terminación del conflicto decimos ha sido un surco de dolores de dolores de víctima y muerte pero hemos logrado levantar sobre él, sostuvo.
Santos señaló que hoy Colombia y la comunidad internacional saludan el acuerdo como la mejor noticia en un mundo convulsionado por la guerra, la intolerancia, el terrorismo.
A partir de ahora Cartagena de Indias será recordada, dijo, por ser la ciudad donde se firmó el acuerdo más importante en la Historia reciente de Colombia. «Será la ciudad de la paz. El Gabo no alcanzó verlo pero debe estar feliz viendo volar su mariposas amarillas en la Colombia que tanto amó», afirmó el presidente.
Santos señaló que se ha firmado más que el acuerdo entre un Gobierno y la guerrilla: una declaración del pueblo colombiano ante el mundo, «de que nos cansamos de la guerra, de que decimos fuerte y claro: ¡no más guerra!». La guerra nos dejó cientos de miles de muertos, millones de víctimas y desplazados y muchas heridas que tenemos que comenzar a sanar, sostuvo y llamó a «no más la violencia que sembró atrasos… «Este es el clamor de Colombia y es su decisión», apuntó.
Santos rindió homenaje «a todos los héroes de las Fuerzas Armadas de nuestro país», así como a los millones de víctimas inocentes, a los defensores de derechos humanos, las comunidades indígenas y convocó a que no haya más jóvenes sacrificados, más muertos, «ni soldados, ni policías, ni campesinos ni guerrilleros».
El presidente afirmó que las nuevas generaciones destinarán sus energías al desarrollo y la felicidad del país, que «es lo que merecen y lo que vanos a hacer posible desde hoy».
Destacó que los jefes de las FARC-EP fueron dignos negociadores y trabajaron con seriedad y agregó que hoy, «cuando emprenden su camino de regreso a la sociedad, cuando comienzan su tránsito a movimiento político sin armas, como jefe de Estado, les doy la bienvenida a la democracia».
«Cambiar las balas por los votos, las armas por las ideas, es la decisión más valiente e inteligente que puede tomar cualquier gripo subversivo y ustedes entendieron en llamado de la Historia», dijo a la guerrilla que ahora transita a partido político.
El acuerdo es mucho más que un acuerdo de silenciamiento de los fusiles. Deberá llevar más desarrollo y bienestar a los campesinos, que fueron lo que más sufrieron el conflicto. Hará más efectiva la lucha contra el narcotráfico, la protección del medio ambiente, sentenció Santos, quien comentó que el perdón no solo libera al perdonado, sino, sobre todo, al que perdona. Este acuerdo honra a los millones de víctimas protegiendo sus derechos.
Santos dijo a los colombianos que, con su voto el 2 de octubre, podrán dejar atrás un pasado triste. Los colombianos escogerán el próximo domingo entre el sufrimiento del pasado y la esperanza del futuro, apuntó.
El presidente hizo un reconocimiento a todo el equipo negociador del Gobierno y agradeció a la comunidad internacional, a la ONU y a su secretario general y a los países garantes, Cuba y Noruega, a los acompañantes Chile y Venezuela, a EUA, la UE y sus enviados espaciales, a los países de todo el mundo listos para ayudar, al papa Francisco.
Por su parte, Timoleón Jiménez, máximo jefe de las FARC-EP, concluyó su alocución pidiendo perdón «a todas las víctimas del conflicto, por todo el dolor que pudimos causar en esta guerra», y destacó el compromiso para continuar un camino que, en tiempos de paz, necesitará al pueblo colombiano como principal garante.
«Aquí nadie ha renunciado a sus ideas; hemos acordado que continuaremos confrontándolas (…) desde la convivencia pacífica, el respeto y tolerancia», apuntó Jiménez.
Las primeras palabras del líder guerrillero fueron, como aseguró para el pueblo colombiano «que nunca abandonó la esperanza de poder construir la paz del futuro».
«Asistimos a este ocaso del día en el que renacemos a una nueva era de construcción de la paz», expresó, quien recordó la lucha por la paz de los padres fundadores como el comandante Manuel Marulanda.
Asimismo, Timochenko, como también se le conoce, reiteró que la Décima Conferencia guerrillera refrendó el acuerdo de paz y que irán la conversión de un movimiento político.
«Que nadie dude que vamos hacia la política sin armas», afirmó y agregó que a su juicio la clave está en la implementación de los acuerdos. «Nosotros vamos a cumplir y esperamos que el gobierno cumpla», afirmó.
En medio de aplausos de los participantes, Timoleón deseó que termine el conflicto en paz, que haya una paz negociada para Siria, paz para el mundo entero. Recordó que en la reciente Cumbre de la Celac los países acordaron que esta zona del mundo fuera una zona de paz. «La tierra entera debería ser tierra de paz», apuntó.
En otro momento aseguró: «Sin ese amplio respaldo popular no estaríamos en este día viviendo este acontecimiento histórico», dijo y recordó a campesinas, indígenas, afrodecendientes… sobre todo, a las víctimas del conflicto.
El líder guerrillero destacó el papel del presidente Juan Manuel Santos a quien calificó como «un valeroso interlocutor, capaz de sortear con entereza todos los obstáculos», al tiempo que reconoció el mérito de que por primera vez se logaron unir voluntades suficientes para decir: ¡No a la Guerra!
Timoleón agradeció a Cuba, al Comandante en Jefe Fidel Castro, al presidente Raúl, al pueblo. También al Reino de Noruega, a Venezuela y a Chile como acompañantes en las negociaciones y a las Naciones Unidas.
Un especial reconocimiento tuvo en sus palabras para Hugo Chávez, «sin cuyos trabajos pacientes y discretos» se completan con el acuerdo de paz. «La paz de Colombia es la paz de la paz de la región», dijo.
En el nuevo escenario, la FARC EP se compromete a dejar las armas y el Gobierno se compromete a brindar las garantías necesarias, aseguró y dio a conocer que las FARC-EP promoverán un acuerdo nacional de hacer efectivo el compromiso de todos los colombianos para no volver a usar la guerra.
Esto es «una bocanada de aire fresco para los más pobres de Colombia, invisibles desde siempre, y para los jóvenes que serían la primera generación de la paz».
Casi al final de su discurso, Timoleón recibió muchos aplausos por pedir perdón «a todas las víctimas del conflicto, por todo el dolor que pudimos causar en esta guerra. ¡Que Dios bendiga a Colombia. Se acabó la guerra!».
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, saludó el alcance de la paz y llamó en que se traduzca en adelante en desarrollo equitativo con derechos humanos e inclusión. «No habrá espacio para violencia, divisiones y desconfianza», afirmó el alto funcionario diplomático.
Ban confió en que los colombianos puedan unirse y hacer de este un proceso nacional y afirmó que los grupos de la ONU encargados de la verificación de entrega de armas ya están en el país. El secretario general expresó su apoyo a las víctimas en medio de «desafíos humanitarios que aun existen» y elogió la colaboración del sistema de la ONU con Colombia.
En particular, el jefe de la ONU reconoció la contribución de Cuba y del Reino de Noruega, como países garantes del proceso, y la de Chile y Venezuela, acompañantes.
En sus palabras, Ban también reveló que quienes trabajan por la paz en otros conflictos del mundo estudian lo acordado en Colombia. Igualmente, alentó a las partes a que permanezcan fuertemente comprometidas con la implementación de los acuerdos tal y como están redactados.
«Gracias a esto, ustedes pueden mirar el futuro con mucho optimismo. Ustedes invitan a los colombianos a que pasen la página del futuro en paz. Hoy los colombianos envían mensaje de esperanza a todo el mundo. ¡Viva Colombia en paz!», concluyó Ban Ki-moon.