La internacionalización de la política venezolana

Julio Romero

Rómulo Betancourt dijo en algún momento de su vida la siguiente frase: «â€¦cuando Venezuela necesitó libertadores, los parió, no los importó…». Esta frase en un contexto y coyuntura diferente, reflejó en su momento que si algún factor político estaba en disposición de tomar el poder, debía hacerlo por sus propios medios, sin buscar ayudas extranjeras, sin buscar apoyo internacional, en conclusión, tener el guáramo y la valentía de tomar las acciones que considere pertinentes, dentro del marco de la legalidad, para lograr su cometido.

Esta cita viene a colación por la coyuntura política que atraviesa Venezuela, llama la atención cómo los seguidores de Rómulo Betancourt, que lo vislumbran como «padre de la democracia», «padre fundador», entre otros adjetivos, hoy hacen exactamente lo opuesto a lo que predicó su líder político más relevante.

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La oposición ha mantenido una política internacional, con mayor ímpetu en los últimos años, que ha consistido en viajar por el mundo solicitando ayuda y apoyo para acceder al poder político, y así destronar al gobierno legítimamente constituido, el cual ha sido considerado por estos factores como una dictadura, un Estado violador de derechos humanos, entre otros calificativos.

Las reuniones con presidentes de distintos países, entre los que destaca el actual mandatario estadounidense, destaca la reiterada solicitud de sanciones a Venezuela como la aplicación de la Carta Democrática de la OEA, o la suspensión del Mercosur acarreando sanciones económicas, son algunos de los pasos dados por factores de la oposición venezolana en esta dirección.

Ahora bien, esta política internacional implementada por este factor político presenta un reconocimiento tácito de su incapacidad para lograr los objetivos políticos trazados, es decir, presentan una situación similar que se veía en la escuela en la cual un niño no tan fuerte buscaba ayuda de su hermano mayor para que lo defendiera de otro niño que en condiciones de igualdad le vencería.

La oposición acumula una deuda política con poderes extranjeros

Este hecho al igual que el símil descrito del niño en el colegio, hace dudar de la capacidad de la oposición para acceder al poder, las dudas se incrementan al imaginar cómo ante esta incapacidad dirigirían el país en una eventual toma del poder, cabría preguntarse si la oposición también solicitará ayuda internacional para la toma de decisiones y la implementación de medidas de distinta índole.

Igualmente este accionar constituye un desconocimiento y alteración de la normativa internacional vigente, la cual prevé la no injerencia en asuntos internos de los países, desarrollado ampliamente en diferentes tratados, convenios y pactos suscritos por Venezuela y el resto de la comunidad internacional.

En esta perspectiva cabría preguntarse si existe un desconocimiento o ingenuidad tan grande de los factores políticos que abogan por la intervención, que desconocen que las invasiones militares a distintos países han sido precedidas por sanciones políticas de organismos internacionales, o de países. Acaso desconocen que de seguir con estrategias de este tipo dejan la puerta abierta para acciones u aventuras que terminen justificando magnicidios, golpes de Estado o invasiones de potencias extranjeras.

En todo caso, cabría preguntarse nuevamente si esta solicitud de ayuda es gratuita, es decir, si el apoyo internacional que requieren para lograr sus fines políticos no tendrá un precio. Sería inocente pensar que el apoyo solicitado y otorgado por países y organismos internacionales no tendría una retribución a posterior, habría que conocer qué hipoteca asumiría Venezuela en caso de que estos factores políticos tomen el poder en el país gracias a la ayuda internacional que han acumulado recientemente.

Del análisis precedente se puede inferir que estas medidas y acciones que se toman contra Venezuela, afectan en mayor medida al ciudadano común sin distingo de posición política e ideológica, ya que el hecho de contribuir en la creación de una imagen negativa para Venezuela, en la cual se establece reiteradamente como un régimen dictatorial que violenta las más elementales garantías ciudadanas, termina alejando la inversión y la ayuda que puedan brindar organismos multilaterales de carácter económico en coyunturas como esta, en las que nos desenvolvemos.

Es por esto que la solicitud reiterada de intervencionismo de tipo político, económico, social, y hasta militar, solo perjudica a los venezolanos y venezolanas de bien, que se levantan temprano a trabajar y producir para su familia y su país. Resulta claro que seguir en esta línea de acción puede terminar en consolidar una imagen tan negativa del país que no podrá ser revocada en muchos años, afectando a las futuras generaciones y condenando a nuestro país durante un largo tiempo.