Así se expresó Asia Villegas, médica y viceministra de Igualdad de Género y No Discriminación, del Ministerio del Poder Popular para la Mujer, sobre esta heroína venezolana fallecida el 27 de noviembre de 1997
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Argelia Laya, una mujer preclara que, en su generación, se distingue por la valentía de su palabra y su claridad en el horizonte político de la lucha de las feministas del país, representó a las ciudadanas negras, trabajadoras, maestras, mirandinas, y hoy su liderazgo político sirve de ejemplo y referente para las nuevas generaciones de mujeres que asumen el que hacer político.
Así habló Asia Villegas, médica y viceministra de Igualdad de Género y No Discriminación, del Ministerio del Poder Popular para la Mujer sobre esta heroína venezolana fallecida el 27 de noviembre de 1997.
Villegas señaló que en la vida de Argelia Laya, la Comandanta Jacinta, hay dos vertientes de lucha:
Conjugaba la condición de mujer que asumió la guerrilla, ese modo de lucha tan cruento, al lado de sus hijos y al mismo tiempo, su compromiso de luchar por los derechos humanos de la mujer.
“Esas dos vertientes se unían en el horizonte socialista que Argelia dibujó tempranamente, como el destino de ella y de todas nosotrasâ€.
La entrevistada dijo que de allí se deriva la decisión política que tomó Argelia de no competir, sino demostrar que las mujeres podemos ser la vanguardia “porque tenemos con qué, detentamos un rol histórico y somos la mayoría de la poblaciónâ€.
Asì la condición de mujeres vulneradas en nuestros derechos nos hace luchar mas y es la significación de rebeldía que ella le daba al rol de vanguardia de la mujer.
La lucha política
Villegas sostiene que después de la imposición del modelo puntofijista, la lucha política tuvo en Argelia una gran desafiante porque los derechos civiles y políticos se concebían bajo una lógica patriarcal.
Comentó que se vivìa el momento de la izquierda reprimida, suprimida, de los desaparecidos y desaparecidas en la que algunos hicieron grandes concesiones. Pero ella fue una mujer insospechable: Era un referente ético sólido –afirmó.
Villegas agregó que en los años 60 Argelia hablaba de soberanía, en medio de la gran dependencia que existía respecto al imperialismo; decía que la liberación de la mujer es el problema de la liberación de los pueblos y afirmaba que nuestras metas nos exigen develar el sistema neolberal.
Su lucha fue muy cuesta arriba porque también dentro del seno de la izquierda tenía que pelear por el reconocimiento de que los derechos de las mujeres eran una lucha importante para alcanzar la propuesta teórica, ideológica, hacia el socialismo -sostuvo.
Las mujeres que estaban incorporadas a la lucha por sus derechos no los vinculaban con el cuestionamiento del modelo. Luchaban por conquistar el voto pero para votar por hombres. Nunca se planteó el derecho al voto para votar por nosotras mismas porque no estaba planteada la democracia protagónica y participativa – advirtió.
Fue castigada en la “democrática representativa†por poner todo su compromiso en demostrar que el tema de la mujer, que supuestamente no daba votos, constituiría una de las luchas más importantes del siglo XX -subrayó.
Era una heroína
La médica feminista enfatizó que por esas decisiones valientes la Comandanta es una heroína:
“Su condición de heroína se fundamenta en la coherencia de su vida, su valentía ante la defensa de los derechos de las mujeres fue coherente, con sus prédicas: fue lo que dijo que era: una mujer honesta, intachable, valiente, que peleó por los derechos de sus alumnas y alumnos.
Trabajadora, madre amorosa, como muchas de nuestras mujeres de entonces, Argelia tenía la fuerza de Eumelia Hernández, Carmen Consoño, Raquel Reyes, o Dora Elena González y Lidice Alvarez que se enfrentaron, que sufrieron la represión, y muchas fueron presas, torturadas,asesinadas o desaparecidas.
Son heroínas de nuestro pueblo que necesitamos reivindicar porque nuestras generaciones tienen que conocerlas.
Creo que la militancia en el Partido Comunista, la raíz de su condición de clase, que vivió en carne propia, le dio conciencia.
Lo que le debemos
En la segunda vertiente, Argelia asumió la lucha por los derechos de las niñas y adolescentes embarazadas, que con su propia historia reivindicó. La deserción escolar en estos casos no era voluntaria: era un mecanismo de exclusión que impedía el acceso de las madres niñas al sistema educativo.
La médica aclaró que temas tan complejos como ese, que muy pocas mujeres quisieron abordar en aquel momento, fueron asumidos por Argelia como banderas: la lucha por la paridad política, la participación en la toma de decisiones y el derecho a decidir de las mujeres, entre ellos.
Lo que hoy hemos asumido las mujeres en lo público se lo debemos a Argelia, vamos por el camino abierto por ella y muchas otras como ella -puntualizó.
“Hoy hablamos del hogar igualitario, paritario, y la corresponsabilidad de todos los miembros y miembras del grupo familiar en el cuidado y el desarrollo de la relación del hogar, que ya eran luchas de las mujeres â€
Ya en su tiempo Argelia hablaba de violencia y de violencia obstétrica, que hoy figuran en la Ley por el Derecho a una Vida Libre de Violencia, y es una conquista novedosa. No podemos denunciar la violencia en el hogar y en el trabajo sin develar el rapaz modelo capitalista neoliberal porque sería pedir democracia política sin justicia social.
Si algo defendió Argelia fue el derecho al goce por parte de la mujer de su sexualidad, sin pacaterías y sin prejuicios que cargaran la culpa sobre nuestros cuerpos por las decisiones que tomábamos -puntualizó.
Yo conoci a Argelia
Estando muy pequeña, conocí a Argelia. Ella fue a muchas reuniones en casa. En ese tiempo para nosotros, lo que se ha llamado la cotidianidad, era estar alrededor de héroes y heroínas.
Desde Carlos Arturo Pardo, María León, Pedro Ortega Díaz, Luis Felipe Ojeda y tantos otros y otras que tuvieron que enfrentar la represión y torturas por el solo hecho político de decir que el horizonte de la humanidad era el socialismo.
Y era gente sencilla, amable, amorosa, respetuosa y profundamente familiares, pues las comunistas y los comunistas de hace décadas eran una gran familia, que se cuidaban y se amaban como hermanos.
Creo que eso distinguió a esa generación de luchadores políticos, hombres y mujeres, sin petulancias academicistas, pero grandes sabios, genias y genios de las ciencias sociales y políticas, fundamentalmente por una razón de clase. y entre ellas y ellos, Argelia Laya.
Muchos de ellas y ellos no vieron lo que hemos avanzado en estos 18 años, y muchos de estas nuevas generaciones desconocen a esos héroes anónimos precursores del socialismo y del comunismo que espera a Venezuela.