La trama política detrás de los escándalos sexuales en Hollywood

Los escándalos sexuales en Hollywood no había sido tan sobreexplotados como ahora. Redes vinculadas con las mafias de las finanzas (inversiones cinematográficas), el entretenimiento, la información y la política en los Estados Unidos. ¿Por qué caen justo ahora los aparentes peces gordos de tales industrias?

Magnates del entretenimiento hecho en California están cayendo en desgracia desde que en octubre de este año el periódico The New York Times y la revista The New Yorker publicaron sendos reportajes que involucran a Harvey Weinstein, productor de cine y televisión, en serios escándalos sexuales relacionados a actrices de Hollywood.

Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow y Ashley Judd son algunas de las actrices de cine y televisión que brindaron testimonio para propiciar la caída de Weinstein luego de años colmados de silencio. Acusaron al productor de intentar aprovecharse de ellas sexualmente por favores recibidos en sus carreras cinematográficas, e incluso de acoso.

Los escándalos aislaron a Weinstein mientras que al mismo tiempo otras voces acusaron a otras celebridades y personajes ligados a sus entornos. Incluso poderosos empresarios de Silicon Valley, los nuevos ricos estadounidenses, han sido forzados a renunciar a altos cargos gerenciales en compañías milmillonarias debido a acusaciones sexuales de todo tipo.

Por lo que el efecto Weinstein ha traído consigo a un montón de fichas en el negocio del espectáculo, las finanzas, los medios de comunicación y la industria de las nuevas tecnologías hacia el rechazo de la opinión pública.

¿Por qué, luego de tantas décadas de silencio en torno a delitos sexuales en la industria cinematográfica estadounidense, explota en el último trimestre de 2017?

La política detrás, siempre

El analista geopolítico mexicano Alfredo Jalife-Rahme brinda una explicación de los hechos. En una reciente columna reseña el caso Weinstein y menciona sus conexiones, sobre todo, con los enemigos políticos del presidente Donald Trump.

La caída del productor de Hollywood significó también la de un montón de políticos ligados al Partido Demócrata. Weinstein fue responsable de la recaudación de muchísimo dinero para los Demócratas, sobre todo para las candidaturas presidenciales de Barack Obama, con quien mantiene una gran relación, y Hillary Clinton.

David Walsh, del portal World Socialist Web Site, expone unos datos interesantes: en 2012 la televisión y la industria del cine y la música contribuyeron con 81% del financiamiento a los Demócratas, mientras que en 2016 aportaron a la campaña de Hillary Clinton con 23,6 millones de dólares, comparado a 1,2 millones de dólares a la de Bernie Sanders y solamente 388 mil dólares a la de Trump.

La conexión de Weinstein y otros personajes de las industrias del entretenimiento y la comunicación con políticos demócratas, dice Jalife, «beneficia a Trump -quien estuvo a punto de perder la candidatura del pudibundo Partido Republicano por su descontrol manual con mujeres- y perjudica al Partido Demócrata en uno de sus principales feudos hieráticos (su ‘Bosque Sagrado’: Hollywood) y enloda a los Clinton (Bill, Hillary y su hija Chelsea) y a la pareja Obama (Barack y Michelle)».

Otros que no se salvan de llos señalamientos sexuales son «el líder de la minoría en el Senado, el israelo-estadounidense Chuck Schumer y la supuestamente impoluta senadora Elizabeth Warren», informa el también académico mexicano.

Por los escándalos, la actriz Rose McGowan fue censurada por Twitter al denunciar a Jeff Bezos, dueño de Amazon y The Washington Post, como promotor de la pedofilia y los delitos sexuales en Hollywood junto a Weinstein y compañía.

Ante ello, Jalife se pregunta retóricamente: «¿Estará implicado el poderoso GAFAT (siglas que designan a Google, Apple, Facebook, Amazon y Twitter) en la protección de la red sexo-criminal de Hollywood?».

Y sigue el analista: «Resalta el blindaje legal de la omnipotente circularidad viciosa del trinomio financiero/entretenimiento/mediático que se dio el lujo de ocultar los extravíos sicalípticos de Harvey Weinstein durante casi medio siglo, según The New York Times«. Cuestión que parece la más paradójica, ya que muchas de las mujeres que brindaron testimonio dijeron que las depravaciones sexuales de ciertos grupos en el seno de la industria cinematográfica estadounidense eran «un secreto a voces» y bien financiadas.

Los Clinton, quienes a través de su fundación, han recibido bastante dinero del productor venido a menos, no han querido declarar sobre el asunto, y los medios más pro-Demócrata y anti-Trump como la National Broadcasting Company (NBC)decidieron hacer también mutis por el foro en torno al caso.

Por otro lado, «los medios antisionistas han explotado la ostentación publica de Harvey Weinstein como ‘sionista’ y ‘amante de Israel’. Se ha desatado una polémica al respecto. Incluso, un portal ‘judío’ ha criticado en forma acerba la conducta ‘sectaria’ de Harvey Weinstein», cuenta Jalife.

«Pareciera una venganza de Trump contra su némesis hollywoodense», sentencia, pero nota una incongruencia de intereses: «Independientemente de que beneficie a Trump -basta observar la difusión frenética del portal Breitbart de Steve Bannon, más trumpiano que el mismo Trump-, pero no cuadra que la erótica perversidad serial del cineasta Harvey Weinstein haya sido publicada por The New York Times, casi-publicista adscrito al Partido Demócrata, donde la cábala de George Soros goza de enorme influencia. ¿Fuego amigo?».

Lo que siguen son preguntas: «¿Ajuste de cuentas entre grupos israelo-estaodunidenses cuando colisionan por doquier los intereses de la dupla Netanyahu/Adelson, supremos aliados del supremacismo trumpiano, contra los de Soros, el más anti-trumpiano confeso del planeta y uno de cuyos presuntos súbditos en México exigió el asesinato público de Trump?».

«¿Ajuste hemorrágico de cuentas en el seno del ‘liberalismo’ israelo-estadounidense, donde hasta Bob, hermano y ‘socio’ de Harvey Weinstein, exige su decapitación? ¿Ruptura sanguinaria dentro del grupo Soros? Pronto se sabrá».

No es un secreto para los agudos observadores de la política estadounidense que hay serias contradicciones en la élite, enfrentamientos de poder que producen esta clase de purgas, promovidas sobre todo por los actores de influencia del presidente estadounidense, quien en un momento político delicado en el que algunos en el Partido Demócrata -y también en el Republicano- piden su cabeza, en medio de una reconfiguración de fuerzas en las instituciones del gobierno de los Estados Unidos.

Sin embargo, como lo insinúa al final de su análisis el profesor Jalife-Rahme, esta pugna que cada ciudadano, no sólo estadounidense sino del mundo, puede ver en vivo y en directo, apenas comienza: «Sodoma y Gomorra, de la narrativa paleo-bíblica, parece un cuento de hadas comparado al Hades (el inframundo griego) hediondo de Hollywood donde el explosivo sexo-escándalo de Harvey Weinstein es sólo su moderna punta de iceberg».

Porque, para la élite de Occidente, el show debe continuar.