Una Venezuela sumida en la represión de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez tuvo su fin y un nuevo comienzo el 23 de enero de 1958. Esa fecha fue el punto final de 22 días de las protestas contra su gestión, que a su vez marcaron el inicio de la pseudodemocracia de gobiernos liberales y neoliberales, socialdemócratas y socialcristianos, que hasta 1999 se alternaron la presidencia del país ignorando las necesidades del pueblo venezolano.
El 31 de octubre de 1958 fue firmado el Pacto de Punto Fijo excluyendo al Partido Comunista de Venezuela (PCV), que tuvo parte en la gesta histórica-popular del 23 de enero. La etapa del puntofijismo, que acumuló el poder entre tres cúpulas políticas de los partidos Acción Democrática, Copei y Unión Republicana Democrática (posteriormente excluido del Pacto bipartidista), fue caracterizado por el Comandante Chávez como una nueva dictadura, fruto de la traición a los postulados del 23 de enero de 1958.
La derecha se aprovechó del descontento de los venezolanos para apoyarse en el derrocamiento de Pérez Jiménez y así apoderarse de los recursos del Estado para beneficio propio por 41 años.
El magnate petrolero estadounidense Nestor Rockefeller fue parte del apoyo internacional que impulsó el debilitamiento del Gobierno de Pérez Jiménez. Uno de los líderes de la derecha y posterior presidente, Rómulo Betancourt, tenía lazos de amistad con Rockefeller, tanto que en una de sus propiedades se gestó el Pacto de Punto Fijo.
Desde el 1° de enero de 1958 comenzaron los intentos por devolver la democracia a Venezuela. Con un golpe militar fallido iniciaron las protestas que posteriormente acabarían con el totalitarismo de Pérez Jiménez, instaurado desde 1952.
Pérez Jiménez no contaba con el apoyo del pueblo ni de las Fuerzas Armadas. El descontento partió de un plebiscito considerado fraudulento que realizó para hacerse del poder por encima del derecho a elegir de los venezolanos, que le atribuía la Constitución que el mismo Pérez Jiménez impulsó. El dictador negó al Congreso la posibilidad de convocar a elecciones presidenciales, que debían celebrarse en 1957.
Ese plebiscito se consideraba ilegal porque no estaba estipulado en la Constitución, sólo eran válidas las elecciones generales.
De forma clandestina, el pueblo y los militares, con el liderazgo de comunistas y dirigentes populares de AD y URD, se unieron contra la dictadura desde el 3 de enero de 1958. Los estudiantes comenzaron sus movilizaciones y se registraron diversos choques entre habitantes de barrios y patrullas policiales del Gobierno.
Pérez Jiménez entregó a compañías privadas los recursos del país. Más de 820 mil hectáreas de los mejores campos petroleros pasaron a mercantilistas a cambio de 2 mil 500 millones de bolívares que eran destinados a la corrupción administrativa.
Desde el 10 de enero los integrantes del gabinete de Pérez Jiménez empezaron a huir del país y el pueblo siguió acentuando sus protestas y concentraciones contra la dictadura en las principales plazas del país.
Los miembros del Gobierno sabían que el barco estaba por hundirse. Pérez Jiménez hizo varios cambios en su gabinete en cortos períodos de tiempo.
El 21 de enero de ese año Caracas amaneció sin prensa por una huelga de la Junta Patriótica. Las protestas en las calles se volvían cada vez más intensas y se incrementaba además el número de presos de la Seguridad Nacional (policía de la dictadura).