LUCHA, ASESINATO Y RACISMO ESTRUCTURAL – DARÍO ARANDA

El asesinato de Marielle Franco, militante feminista y activista por los derechos de la población negra, impactó en el Foro Social Mundial y en todo Brasil. Se cancelaron la mayor parte de las actividades y se realizó una marcha de reclamo dentro de la Universidad Federal (sede del encuentro) y luego por las calles de Bahía. El reclamo tiene múltiples dimensiones: justicia por el asesinato, repudio a la militarización de Río de Janeiro, la responsabilidad del Gobierno y el racismo histórico en Brasil.

Marielle Franco era una referente de la lucha por los derechos de la mujeres y una férrea opositora a la militarización de Río de Janeiro (realizada por el gobierno nacional de Michel Temer). Nació, se crió y aún vivía en la favela Maré, la más grande la ciudad. Obtuvo una beca y logró alga muy difícil para la población negra de Brasil: ir a la universidad, donde se graduó de socióloga.

Siempre militó por la causa de los derechos humanos y denunció el racismo estructural de Brasil. Era concejal desde 2016 y en febrero pasado fue nombrada al frente de la comisión especial de concejales para investigar el acción de los militares en la cuidad. El miércoles por la noche fue asesinada desde otro auto que hizo al menos nueve disparos. Tenía 38 años.

El Foro Social Mundial, donde también hay referentes del PSOL (Partido Socialismo y Libertad, espacio político de Franco) y organizaciones sociales aliadas, modificó su agenda por completo. A las 9.30 hubo una conferencia de prensa en la llamada “Tienda Pueblo sin Miedo” (una gran carpa blanca en un extremo de campus universitario). Cientos de personas se congregaron. Muchos se abrazaban y lloraban (la escena se repitió a la lo largo de la marcha).

Habló Guilherme Boulos, militante social y precandidato a presidente por el PSOL. “Exigimos una investigación independiente. Hoy es un día de luto, pero no vamos a descansar un minuto hasta que se haga justicia. Es momento de resistencia y movilizar todos los que queremos que paguen los criminales”, señaló. Y propuso una pregunta que se transforme en bandera: “¿Quién mató a Marielle?”

Cinco mujeres hablaron desde el palco. El discurso fue coincidente: fue un crimen político, fue un femicidio y se exigirá justicia hasta que se castigue a los autores materiales e intelectuales del asesinato. Aunque con mucha tristeza y llantos, también se exhibía fortaleza y se advirtió que “sólo estando en la calle lograremos justicia”.

Otros conceptos de la conferencia de prensa:

-Estamos shockeados.

-Fue asesinada por defender a los jóvenes negros.

-La intervención militar en Río de Janeiro es propia de la dictadura militar.

-Marielle es un símbolo de la lucha de las mujeres y por los derechos humanos.

-Debemos dejar diferencias de lado y unirnos todos para detener a los asesinos.

-Este es un mensaje de las élites y del poder contra los que luchan.

-Fuera Temer.

Se repetía el grito conmovedor: “Marielle, presente. Marielle, presente. Marielle, presente. Ahora, y siempre”.

A las 10 de la mañana comenzó la marcha, bajo un sol que quemaba. El grito hecho canto fue “aquí está un pueblo sin miedo, sin miedo de luchar”.

A poco de andar en la marcha, desde un altoparlante se pidió que sólo hablen mujeres negras. Aplausos de aprobación. Desde otro megáfono, de un partido de izquierda, enmarca el asesinato en la lucha de clases. Metros atrás, una joven negra lleva un cartel escrito a mano: “El problema de Brasil no es de clase, es racial”.

Carmen Moraes, de Río Grande do Sul, resumió: “Fue ejecutada porque luchaba por los derechos humanos y contra la intervención militar”.

Catia Mai, joven de 23 años de Río de Janeiro, afirmó que el “pueblo está de luto”. Tiene una remera del Movimiento Negro Unificado y afirmó que “es recurrente que maten a las mujeres negras”. Pidió que los sectores de izquierda hagan una autocrítica y otorguen protagonismo a las mujeres negras. Señaló que desde el Movimiento Negro se luchó por el cupo en la universidad y su objetivo principal es la equidad socio-racial.

“Es común que maten a nuestros hijos. El racismo está en la estructura, sin educación, sin salud, con los peores hogares”, denunció. Sostuvo que durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) hubo mejoras, pero no fueron suficiente. Precisó que el 50 por ciento de la población es negra en Brasil, y el 70 por ciento de ellos son pobres. “Somos la base de la base de las pirámide social, estamos abajo en todo”, resumió.

Edison Rodrigues tiene una gorra del Movimiento Nacional de Lucha por la Morada (vivienda) y apuntó a los presuntos asesinos: “Fue la policía. Los policías militares son unos cobardes. Asesinan a mujeres y jóvenes. Cobardes”. Se muestra enojado pero aclara: “Estoy triste, muy triste, un dolor muy profundo”.

“Marielle presente, ejemplo de lucha”, se lee en otro cartel hecho con cartulina y marcador. “Fue asesinada por el poder económico y por el crimen organizado. Y la responsabilidad total es del gobierno nacional y del estadual”, destacó María Foucar, docente del estado de Paraná.

Una mujer blanca, de unos 50 años, camina bajo el sol. Tiene los ojos llorosos. “Estamos desbastados, muy tristes, Brasil llora. Es un golpe fuerte, fue hecho por cobardes, pero no nos detendrán. Marielle vive en millones”. La mujer se llama Denise Acevedo, es de Río de Janeiro y conoce la favela donde nació y vivió siempre Marielle (Complejo da Maré).

Fabiana Queiroz tiene una remera blanca con letras negras escritas a mano: “No nos van a callar. Marielle presente”. Exige que haya una comisión independiente que investigue el asesinato. “No puede investigar el mismo Gobierno que la asesinó”.

Charlotte da Silva es de Brasilia y llegó hasta Bahía para participar del Foro Social Mundial. “Fue racismo y fue femicidio”, afirmó. Y recordó que Marielle era una madre soltera, militante popular, que cuestionaba al poder y que sólo podía ser silenciada con la muerte. “Era una mujer valiente que luchaba por el pueblo pobre”, afirmó.

Bárbara Piñeyro es docente y apunta al fondo: “El asesinato de Marielle es parte del genocidio negro que lleva 400 años, de un racismo estructural que es parte del proyecto del estado nación de Brasil”.

Precisó con cifras: un joven negro es asesinado en Brasil cada 23 minutos y la población negra tiene los peores empleos, la peor salud y la peor educación. Ejemplificó con la Universidad Federal de Bahía (donde ella es docente): sobre un total de 3000 docentes, sólo el dos por ciento es negro.

“Fue un crimen político, pero el trasfondo es el racismo estructural histórico que hoy se expresa en los partidos políticos mayoritarios y como posibilitan que la policía mate y humille a los negros”, afirmó la mujer de 30 años. Y lamentó: “¿Sabe dónde somos mayoría los negros… en las favelas, en las cárceles y en los cementerios. Por eso decimos que es un genocidio”.