Me queda la palabra
¿Cuándo comienza una Revolución?
La historia se hace y se escribe en diferentes tiempos que generalmente se asocian en coyunturas o hechos precisos, pero que las más de las veces, no se articulan debidamente para provocar el hecho revolucionario si no hay la presencia del liderazgo que convoque las mayorías del pueblo para la movilización permanente, con visión de trascendencia histórica.
No se trata de aquellos personajes mesiánicos que se abrogan el hecho histórico como parte sustantiva de sus apetencias de poder, que no van más allá de la circunstancia, sino de aquellos líderes que aparecen cada cien años para trascender con el momento histórico del cual son protagonistas, y eso marca una gran diferencia, porque ellos son la historia misma y su tiempo.
Así pues, el Comandante Chávez no es el líder fortuito de una coyuntura o el personaje carismático de una circunstancia, sino el tiempo mismo de una Revolución que comenzó a fraguarse en las realidades de una infancia rodeada de la sensibilidad social de quienes cultivaron su humanismo y solidaridad con los más desposeídos, hasta llegar a la conciencia política para asumir el compromiso del cambio profundo a partir del ejercicio del poder legítimo con base en la voluntad popular.
Trascender la circunstancia política nacional para ubicar el tiempo revolucionario en el contexto del nuevo orden mundial donde América Latina y El Caribe se convierten en un bloque emergente con peso propio, en el cual descansa el triunfo de la Revolución Bolivariana y Socialista, hace del Comandante Chávez el líder de una alternativa innovadora, con raíces históricas profundas pero con proyección geopolítica de grandes dimensiones.
Amalgamar en el crisol de la revolución Bolivariana y Socialista la esperanza de un pueblo secularmente traicionado, con la Patria Grande y los pueblos oprimidos del mundo, y el proyecto político de un bloque regional emergente frente a la hegemonía del Capitalismo Financiero, es lo que hace del Comandante Chávez el líder del tiempo revolucionario que se inauguró con el siglo XXI, y que hoy se bate en una guerra asimétrica, no convencional, declarada.
Pasada la euforia de los primeros años dela Revolución, los primeros embates de la contra revolución y en medio de grandes logros sociales, políticos y financieros, la presencia del pensamiento político del Comandante Chávez, cobra más vigencia que nunca.
Como bien lo anunció El Comandante, no siempre habrán momentos victoriosos; hemos transitado el camino de una Revolución que se perfilaba desde la perspectiva de una transición política hacia un Socialismo Siglo XXI por construir, cabía esperar, como es lógico que la contra revolución iba a endurecer y a fortalecer sus acciones para truncar la Revolución Bolivariana y Socialista, visto su impacto geopolítico y lo que esto significa para el modelo capitalista, decadente pero con la fuerza de una hegemonía que aún lo mantiene pese a todo.
Estamos en la contraofensiva de un proyecto histórico que sigue siendo liderado por el pensamiento político del Comandante Chávez, pues su visión y su propuesta sigue siendo trascender el momento para consolidar el tiempo histórico de la Revolución Bolivariana y Socialista: necesario es asumir la Revolución y la construcción del Socialismo, no hay tiempo para seguir transitando.
Hoy por hoy y por siempre, la República Bolivariana de Venezuela sigue siendo Tierra de Gracia con las mayores y mejores oportunidades pues todo está por hacer; es aquí donde tenemos que asumir el compromiso y vencer la coyuntura de las dificultades, porque el futuro es nuestro y no hay marcha atrás.
¡Aquí nadie se rinde!