Cuando estuvimos al borde de una guerra mundial y no lo sabíamos

En el marco del colapso de Estados Unidos, en el que arrastra a sus amigos y enemigos, a aliados, títeres y contrincantes, el medio sueco Nya Tider develó sucesos que han estado fuera de nuestra vista. Algunos han sacudido Washington y suponen riesgos graves.

Ya el mes de marzo se dejaba ver como uno duro para EEUU. Putin presentó las nuevas e indetectables armas nucleares rusas e instó a Occidente a comenzar a escuchar a Rusia. Esto en medio de cumbres y reuniones en las que se tomaron importantes decisiones políticas y militares, mas una conspiración con Gran Bretaña como centro de gravedad por el caso Skripal.

En Siria ocurrieron eventos militares cruciales:

1. La derrota de los kurdos por parte de Turquía en Afrin. Con la caída de los primeros grupos, el efecto dominó influyó de manera tal que persuadió a los controlados por Ankara para que aceptaran las demandas ruso-sirias, aun cuando las facciones controladas por Occidente y los Estados del Golfo se negaron al inicio. Sólo el grupo terrorista Jaysh al-Islam, apoyado por Arabia Saudí, en la ciudad de Douma, se niega a rendirse bajo protesta de los civiles.

2. La rápida victoria de las fuerzas del gobierno sirio en Guta Oriental. Ya que deseaba salvar a los terroristas de la Guta oriental apoyados por Occidente y por algunos Estados del Golfo, y sacar a Assad de una vez por todas, Nikki Haley (embajadora de EEUU ante la ONU) amenazó con que su país atacaría a Siria a menos que Damasco y Moscú aceptaran un alto el fuego de 30 días en la zona. Con esto pretendía detener el colapso inminente de los grupos terroristas, así lo contó un ex analista de la OTAN al mencionado Tider.

Las movidas del Estado profundo sacuden Washington

Además del despido de Rex Tillerson y su reemplazo por el ex director de la CIA, Mike Pompeo, el del asesor de seguridad nacional H.R. McMaster y su reemplazo por el conocido neoconservador John Bolton, se habla del reemplazo del secretario de Defensa James Mattis, quien junto al Jefe del Estado Mayor Conjunto, Joseph Dunford, ya no forman parte del «círculo íntimo» de la Casa Blanca.

Se dice también que así lo quiere el llamado Estado profundo, término acuñado por el poeta e investigador político canadiense Peter Dale Scott, que así refiere a las estructuras de poder no visibles, profundamente arraigadas en las finanzas y los negocios estadounidenses así como en la política y los medios de comunicación, con lo que mantienen el control de instituciones esenciales, independientemente del partido político o del presidente en el poder, incluidos los servicios de inteligencia. El complejo industrial-militar es sólo una parte de ese Estado profundo.

Desde varias fuentes Nya Tider supo que Tillerson estaba en connivencia con varios políticos europeos importantes, entre ellos los británicos, para dar un golpe contra Moscú donde el detonante sería el envenenamiento del ex agente doble ruso Serguéi Skripal y su hija en la ciudad británica de Salisbury el 4 de marzo.

Se apresuraron a culpar a Rusia del hecho antes de que las investigaciones pudieran probar lo contrario, ello para desprestigiar a Putin en una acción de presión combinada entre medios y gobiernos; también para presentar una resolución a la Asamblea General de la ONU con la petición de que Rusia fuera excluida inmediatamente del Consejo de Seguridad de la ONU. Con esto se sentarían las bases para los bombardeos inmediatos y masivos de la OTAN en Siria, donde el presidente Assad y su familia se encontraban entre los objetivos prioritarios, además de los edificios gubernamentales, las instalaciones militares y las unidades clave del ejército sirio.

La victoria en la Guta Oriental evitó otra operación de falsa bandera

El embajador de Londres en la ONU, Jonathan Allen, afirmó que Assad no permitiría que los civiles de la Guta alcanzaran la atención médica que necesitaban con urgencia, pero no mencionó que Siria y Rusia habían tratado persistentemente de crear corredores humanitarios sólo para que los civiles pudieran abandonar el campo de batalla. Tampoco mencionó que fueron los terroristas pagados por países del Golfo los que no sólo asesinaron en masa a civiles en Damasco con artillería dirigida exclusivamente contra objetivos civiles, sino que también dispararon contra todos los que trataron de escapar de la zona oriental de la Guta, impidiéndoles así hacerlo. Los medios occidentales remedaron a Allen.

Al escapar los civiles gracias al trabajo del gobierno sirio, la propaganda occidental resultó ser otra vez pura mentira, pues hablaron del terror contra los «rebeldes» y de su retención como escudos humanos. El ejército sirio ofreció a los terroristas el libre paso con sus armas personales para evitar grandes pérdidas entre soldados del gobierno y civiles. Al ser interrogados también afirmaron que sus patrocinadores extranjeros exigían que ningún civil abandonara la zona y que no se rindieran a cualquier precio. Rusia y Siria lo lograron gracias a la combinación de una fuerte presión militar y las mismas habilidades de negociación que se aplicaron en Alepo en 2016.

El 30 de marzo, el Departamento de Defensa ruso declaró que 13 mil 800 militantes yijadistas se habían rendido y abandonado la Guta oriental. Alrededor de 130 mil civiles también han abandonado la zona y, según los informes, unos 20 mil son familiares de los terroristas. Unos 40 mil civiles han optado por permanecer en la zona devastada por la guerra.

¿Trump seguirá respondiendo a la agenda del Estado profundo o a la de su administración?

El ejército sirio demostró que había 40 toneladas de sustancias tóxicas en zonas liberadas de los terroristas y varios laboratorios para la fabricación de armas químicas, mientras los medios de comunicación occidentales se negaron a informar sobre esto e intentaron mantener las versiones repetidas durante muchos años de que fue Damasco el que usó gas venenoso.

Se afirma que Moscú sabía que la falsa bandera del ataque químico estaba planeado, por ello la advertencia sin precedentes del 13 de marzo de que Rusia respondería con acciones militares si EEUU lanzaba ataques aéreos. Aviones de vigilancia AWACS para vigilar cada metro cuadrado de Siria agudizaron la preocupación rusa, a lo que el Jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia, y primer Viceministro de Defensa, Valerij Gerasimov, dejó claro que neutralizarían todas las «plataformas» utilizadas en un ataque de este tipo, que incluía componentes aéreos y navales.

La guerra mundial que brotaba mientras dormíamos

Advierten analistas que la situación fue mucho más peligrosa que la crisis cubana de 1962, de manera que se confirmó que Gerasimov -fuera del protocolo diplomático- llamó a Dunford el mismo día y éste aseguró a su colega ruso que EEUU no tenía tales planes.

Luego notificó al Secretario de Defensa y al presidente Trump, quien convocó al entonces director de la CIA, Mike Pompeo, y le encargó revelar a los conspiradores. Luego Pompeo dijo que parecía haber elementos dentro de la CIA que, junto a actores extranjeros, habían planeado este curso de acción, y que Tillerson estaba involucrado.

El mismo día, Tillerson había declarado, contrariamente a lo manifestado por Trump y la Casa Blanca, que el envenenamiento de Skripal fue «un acto realmente atroz» y que «Rusia es probablemente responsable».

Trump despidió a Tillerson inmediatamente, sin siquiera hablar con él primero. Con dos llamadas telefónicas más tarde entre Gerasimov y Dunford, la amenaza de la Guerra Mundial fue eliminada.

Tillerson fue quien presentó un plan para aumentar la presencia militar de EEUU en Siria en enero de este año, con el objetivo declarado de «asegurar una transición al liderazgo post-Assad».

Los medios de comunicación occidentales continuaron atacando a Putin y a Rusia como si nada hubiera pasado, pero la conspiración contra Rusia desde dentro del Consejo de Seguridad de la ONU y contra Siria había sido desactivada.

Los giros de Trump

El 26 de marzo, Trump, que se había negado a señalar a Rusia como culpable de envenenar a Skripal, finalmente siguió el ejemplo de Londres y expulsó a 60 diplomáticos rusos. Moscú respondió expulsando a tantos como EEUU y otros países occidentales. Israel optó por no expulsar a ningún diplomático porque no cree que Rusia sea culpable y, además, la evolución de los acontecimientos en Siria les hace querer estar en buenas relaciones con Moscú.

El 27 de marzo, el embajador de Siria ante la ONU, Bashar Jaafari, declaró en el Consejo de Seguridad de la ONU que Damasco estaba decidido a liberar todo su territorio de «terroristas y potencias extranjeras hostiles». También acusó a los países de Israel, Qatar, Turquía, EEUU, Gran Bretaña y Francia de llevar a cabo una «guerra global de terror» contra Siria. Damasco no habría hecho esta audaz declaración sin el apoyo de Moscú.

El 29 de marzo, Trump anunció que «saldremos de Siria muy pronto. Deja que la otra gente se encargue ahora. Muy pronto, muy pronto, nos iremos». Lo que el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Federación de Rusia calificó de «declaración de relaciones públicas», debido a que informes de inteligencia muestran que EEUU transportaba grandes cantidades de armas pesadas a su base de Al-Tanf en el sudeste de Siria.

Fuentes israelíes de Nya Tider afirman que los giros de Trump combinan el hecho de ser forzado a maniobrar políticamente en casa, donde está bajo mucha presión, y un deseo de ganar el apoyo europeo para romper el acuerdo nuclear con Irán, algo que el grupo de presión pro-israelí está empujando muy duramente, mientras que los europeos han sido reacios a acatar esto; en la tarea de convencerlos están Pompeo y Bolton.

El 30 de marzo, Reuters informó que altos funcionarios anónimos de EEUU dijeron que Trump cuestionó «en voz alta» a sus asesores y dijo querer terminar la presencia de su país en Siria. Israel se opone firmemente porque una pérdida de facto de la guerra por poder contra Siria y sus consecuencias son totalmente inaceptables.

¿Trump seguirá respondiendo a la agenda del Estado profundo o a la de su administración? En esa pugna se debilita cada vez más el presidente estadounidense, una cuestión peligrosa para el resto del planeta.