Los partidarios de la dolarización proponen entregar la soberanía dejando de ejercer la política cambiaria y monetaria, eliminar el control de precios, y elevar los de hidrocarburos, electricidad y otros bienes y servicios a niveles internacionales, lo cual dispararía todavía más el costo de la vida.
La dolarización no garantizará el pago de la Deuda, sino su empeoramiento. Pues proponen los dolarizadores:“Se negociará con los acreedores internacionales una restructuración de la deuda externa que permita reducir significativamente los pagos de intereses y capital durante los próximos cinco años. La renegociacion utilizará los instrumentos legales existentes en los contratos de deuda que permiten la restructuración usando cláusulas de acción colectiva y consentimiento de salida. Se tomarán acciones legales para proteger a la nación de cualquier riesgo de embargo de sus activos y flujos externosâ€. Pero históricamente en Venezuela todas las renegociaciones de la Deuda (incluso el “mejor refinanciamiento del mundoâ€) no han hecho otra cosa que legitimar deuda ilegítima, contraída sin los requisitos legales indispensables, y agravar las condiciones o el monto total debido. Y después de tantas concesiones, los dolarizadores ofrecen “Garantías para endeudamiento internacionalâ€: Su idea no es librarnos de la Deuda, sino contraer más.
Toda recuperación fiscal requiere el saneamiento de la Hacienda, el cobro de las acreencias pendientes y el castigo de los infractores. Los dolarizantes proponen lo contrario: “Se declarará una amnistía sobre los ingresos no declarados de capitales repatriados. Se garantizará que los ingresos por capitales repatriados no podrán ser gravados a tasas mayores a las vigentes en el momento de su retorno. Los emigrantes que regresen al país contarán con una exoneración del impuesto sobre la renta por un período de tres años a partir de su regresoâ€. ¿Cuánto dejará de percibir el Tesoro por estas costosas amnistías y exoneraciones para delincuentes tributarios y capitales fugados?
Los dolarizantes proponen eliminar toda protección a la industria nacional: “Se iniciará la negociación de Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos y la Unión Europea, de forma de buscar apertura en los mercados de exportación potenciales. Se solicitará estatus de paísobservador en la Alianza para el Pacífico, y se trabajará con nuestros socios de Mercosur en la búsqueda de la integración de los dos bloques comercialesâ€. Es brillante esta idea dolarizadora de buscar la salvación en Tratados de Libre Comercio que indefectiblemente arruinan las economías nacionales, cuando el propio Trump está denunciando los acuerdos de ese tipo en los que entra Estados Unidos, y acaba de salirse de la Alianza del Pacífico.
En Venezuela establecimos un control cambiario porque la fuga de capitales estaba a punto de agotar las reservas internacionales: ¿Qué garantizaría que el mismo mecanismo no drenara en forma instantánea los dólares de libre circulación y exportación?
Venezuela quedó desprovista de efectivo gracias al acaparamiento de éste por algunos bancos y su contrabando de extracción por la frontera: ¿Qué evitará que iguales mecanismos desvanezcan los codiciados dólares que se utilicen como nueva moneda?
¿Qué será de Venezuela cuando pierda la potestad de dirigir su economía y su política monetaria y dependamos para ambos cometidos de la Reserva Federal de Estados Unidos y del Consenso de Washington, instituciones y programas tradicionalmente enemigos de nuestro país?
¿Será más grave que la circulación de dólares la de ideas dolarizadas, ambas foráneas, ambas desnacionalizadoras, ambas enemigas de que nos pensemos con esquemas y conceptos propios?