Por: Néstor Francia
Nosotros no somos entusiastas de las elecciones en Venezuela. Detestamos ese concepto de creación adeca, y usado a menudo por numerosos chavistas, de que las elecciones son una «fiesta democrática» Eso lo inventaron los adecos como parte del engaño que eran las elecciones en la Cuarta República, y como una muestra de subestimación y banalización de las luchas populares, así como esa otra frase de que las elecciones son una «demostración de civismo», para consagrarlas como superiores a otras formas de lucha. Nosotros hemos dicho en círculos privados que si las elecciones del 20 de mayo fuesen una fiesta, no iríamos, ya que no asistiremos a ninguna fiesta donde estén invitados Falcón y Bertucci, porque se corre el peligro de que después de que nos rasquemos, nos caigamos a tiros. Las elecciones en la Venezuela de hoy son una batalla, no una fiesta.
Por otro lado, tampoco compartimos la idea de que el sistema electoral de Venezuela es el mejor del mundo. Sin duda es técnicamente de altísima calidad, pero las elecciones son sobre todo un evento político, no técnico. En ese sentido, nos parece mucho mejor el sistema electoral cubano, donde los candidatos son escogidos por las bases con métodos asamblearios y luego electos con base en la difusión igualitaria de los méritos acumulados en las luchas populares y revolucionarias, sin campañas electorales, ni jingles, ni rostros sonriendo afectadamente desde los afiches. Las elecciones en Venezuela se parecen demasiado a las de cualquier país donde impere la democracia liberal burguesa.
Nosotros tenemos una propuesta a la Asamblea Nacional Constituyente que plantea la eliminación de la figura del Alcalde y su sustitución por gobiernos populares colectivos elegidos de una forma parecida a cómo se eligen en Cuba los asambleístas nacionales, con algunos aportes como el establecimiento de una estructura piramidal de organizaciones populares de gestión y control. La propuesta detallada puede conocerse accediendo a la página Web www.nestorfranciaconstituyente.com. Ignoramos si será debatida alguna vez, pero la tenemos sobre la mesa.
Establecidos estos argumentos principistas, es bueno dejar claro que sería una estupidez desconocer la trascendental importancia de la elección del 20 de mayo y la pertinencia de la gran alegría que se nota en las jornadas electorales del chavismo. Esto último se justifica en la medida en que el chavismo es un movimiento pletórico de victorias en los meses recientes, contra viento y marea, y contra todos los pronósticos agoreros que se cernían sobre la Patria. En cuanto a la importancia de la elección del 20 de mayo, no hay duda de que es la más trascendente, comentada, e internacional y mediáticamente intervenida entre todas las que se han hecho en el mundo en los años recientes.
Ahora bien, nuestra pregunta de hoy va en el título de este artículo: ¿estamos en la víspera de una espiral de violencia criminal días antes de la elección presidencial? Los deseos existen por parte de sectores de la derecha y los planes también ¿Será que podrán? No hace falta tanta gente para llenar el país de violencia, eso quedó demostrado en los primeros meses del año pasado.
La impenitente terrorista venezolana María Corina Machado publicó un audio promoviendo la premisa «Dimisión es la salida por la fuerza 2018», en el cual afirma que «Está clarísimo para la gente y para la comunidad internacional que Maduro no saldrá con votos, el régimen cerró la vía electoral cuando impuso la Constituyente cubana y cometió el megafraude denunciado por sus socios de Smartmatic». Y la periodista de derechas Ibéyise Pacheco: «Venezuela se hunde, se deshace, se desbarata… ¡A estos tipos hay que sacarlos YA!»
No podemos tomarnos siempre en serio a los guerrilleros del Twitter, pero la acción extremista en las redes digitales (no las llamaremos jamás «redes sociales») refiere a la existencia de una base social mínima que sería el fundamento de ejecutorias violentas del fascismo. Precisamente a través de esas redes viene corriendo una convocatoria a la violencia preelectoral, con manifestaciones que se desarrollarían a partir del 14 de Mayo (lunes antes de las elecciones), a las 6 am, a nivel nacional. Según uno de estos mensajes, el objetivo sería «1) Suspender las Elecciones del día 20 de Mayo de 2018, con un paro contundente nacional e indefinido no es posible hacer elecciones. 2) Lograr la renuncia de Nicolás Maduro y de su gobierno en pleno. 3) Convocatoria a un gobierno de transición que decrete nuevas elecciones con reglas claras y organismo electoral confiable.
Los convocantes de estas acciones no son ni la MUD ni el «Frente Amplio», y así lo dejan en claro los tuiteros que convocan «Porque lo decidimos nosotros los ciudadanos que queremos democracia, libertad, progreso y bienestar. La responsabilidad del éxito de este paro depende de todos, nadie está excluido, pero no queremos oportunistas políticos que negocien a nuestras espaldas. Decidimos los ciudadanos». Y añaden: «A partir del 14 de Mayo de 2018 todos saldremos a las calles, su calle, su urbanización, su barrio, su sector, frente a su casa, con gritos, pancartas, pitos, cacerolas, lo que tenga a disposición. Y así todos los días, pidiendo la suspensión de las elecciones del día 20». Por supuesto, esto parece una pantomima, un acto desesperado de jóvenes frustrados, pero no podemos confiarnos, porque como ha dejado en claro nuestro Gobierno, la violencia se promueve y se financia desde afuera. Veamos.
La Eurocámara exigió el pasado jueves 3 de mayo la «suspensión inmediata» de la elección presidencial en Venezuela, al considerar que no reúne las condiciones necesarias para unas elecciones «libres, creíbles, transparentes e inclusivas»: «En las circunstancias actuales, el Parlamento Europeo no puede reconocer las elecciones que resulten de este proceso ilegítimo». Esto es una clara promoción de la violencia en nuestro país, al igual que las recientes acciones de la OEA y del Grupo de Lima.
En ese sentido, nuestro Gobierno acusó a algunos países de la Organización de Estados Americanos de buscar una ola de violencia que deslegitime los próximos comicios. La Misión Permanente de Venezuela ante la OEA expresó, en una carta dirigida a la Presidencia del Consejo Permanente, su enérgica protesta ante la convocatoria de una reunión de ese organismo para tratar la situación venezolana: «Esta convocatoria se suma a la campaña de agresiones contra Venezuela, cuyo principal objetivo es la desestabilización del país los días previos a las elecciones presidenciales del 20 de mayo, y de esa manera hundir a nuestra nación en una ola de violencia que deslegitime los resultados del voto popular»
Por cierto, nuestro Gobierno planteó, con tino, que los países convocantes de esa reunión sufren de «ceguera selectiva», al no querer abordar en la OEA los graves problemas del hemisferio: «Feminicidios, ejecuciones extrajudiciales, desaparecidos y uso de fosas comunes en operaciones de seguridad pública, estudiantes asesinados, discriminación racial, campañas de odio contra los inmigrantes, la humillación constante del país más poderoso contra sus vecinos».
Por supuesto, todo este concierto contra Venezuela y de promoción de la violencia es dirigido por la misma batuta de siempre. El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence afirmó el 3 de mayo pasado que trabajar por la «libertad» en Cuba, Nicaragua y Venezuela es prioridad para el gobierno de Donald Trump y añadió que «El hemisferio occidental es una prioridad crucial para Estados Unidos porque la seguridad y la prosperidad de nuestra región afectan directamente la seguridad y la prosperidad del pueblo estadounidense… Espero trabajar diligentemente con esa determinación y nunca vacilar hasta que Venezuela, Cuba, Nicaragua y el hemisferio occidental sean libres».
Ahora bien, la derecha venezolana está en un momento de gran debilidad política y no pareciera haber condiciones como para que se afecte la realización final de las elecciones. Los politólogos opositores Luis Salamanca y Ángel Álvarez advirtieron que hasta ahora, la plataforma denominada «Frente Amplio Venezuela Libre» no logra concretar la articulación política. Según Salamanca, «Existen dudas sobre la naturaleza del Frente e incluso sobre su punto de partida: no se sabe con certeza si comenzó con el acto en el Aula Magna de la UCV o con el que se hizo en el Teatro de Chacao, ambos realizados en marzo. En todo caso, es una plataforma que se propone articular las luchas sociales del pueblo frente al gobierno. No quiere decir que esto no tiene influencia en lo político, pero no apunta hacia un cambio político. Aún no impacta esta organización en medio del silencio de la MUD que no ofreció otras respuestas más allá del comunicado en el que anunció que no participaría en los comicios». Añadió que cuando la MUD optó por abandonar la lucha electoral, «se enfrió la articulación política en Venezuela».
Por su parte Ángel Álvarez afirmó que una lectura externa revela que la capacidad de organización del «Frente Amplio» es muy baja, como se ha apreciado en sus recientes convocatorias: «No he visto demostraciones de fuerza suficientemente convincentes que muestren que tiene la organización y la capacidad de movilización necesarias para sostener protestas pacificas con bajo costo para la población, en términos de represión, y que puedan conducir a la fractura de la coalición dominante», agregando que en la población hay «un alto nivel de desmovilización y de desmotivación política». Álvarez considera que el surgimiento del Frente Amplio es el reconocimiento de la extinción de la MUD. Salamanca sostuvo también que en medio del silencio de la alianza opositora sobre los comicios, queda la duda sobre la conducción política luego de las presidenciales: «El argumento del Frente de que Nicolás Maduro quedará deslegitimado si gana en un proceso sin condiciones es válido, pero no lo sacará del poder».
El desprestigio de la dirección abstencionista de la derecha es público y notorio. Un ejemplo de ello fue la zaragata entre el comunicador opositor César Miguel Rondón y el diputado del partido derechista Primero Justicia, Jorge Millán. Este, para justificar la debilidad de las protestas del «Frente Amplio», afirmó en una entrevista telefónica que le hiciera el comunicador que «En general la gente lo está haciendo y es como un arbolito de Navidad, se prenden lucecitas por aquí, se apagan por allá, la idea es que el árbol se prenda». Notoriamente molesto, Rondón le respondió al diputado: «No puedo creer lo que estás diciendo, discúlpame de verdad, estoy tratando de hacer una entrevista, pero tú estás comparando una protesta ciudadana frente a una crisis del país ¿con un arbolito de Navidad? después de haberme dicho que el ciudadano tiene que organizarse, pero ¿organizarse cómo? ¿él consigo mismo? ¿Qué clase de dirigencia es esa? Te agradezco que nos hayas atendido, creo que no habrá otra oportunidad».
El problema es que la dirigencia de la derecha es experta en no reconocer la realidad, sigue desarrollando una política basada en la injustificada ficción de que el Gobierno es débil, y esto puede llevarla a emprender aventuras sin destino pero que suelen ser dolorosas y dañinas para el país. El fracasado ex izquierdista Andrés Velásquez insistió en considerar un «éxito» la convocatoria que reunió a un puñado de opositores el pasado 27 de abril, aduciendo que hay que tonar en cuenta el «desconcierto del país, porque hay desesperanza, porque no es el mismo ánimo del año pasado el que muestra la población hoy en día». Gente que es capaz de desconocer públicamente sus errores y no asumir la responsabilidad por los mismos, es capaz de cualquier cosa, hasta de caer otra vez en el hueco de las guarimbas tan violentas como ineficaces.
Una actitud parecida a la de Velásquez es la que asume la diputada de derechas Delsa Solorzano, quien hizo el pedido a la gente, esta semana que termina, de «dejar las calles desoladas e intensificar las expresiones de protesta contra el Gobierno». Seguir ignorando la fortaleza, y la capacidad de organización y movilización del chavismo es un craso error que esta gente comete una y otra vez.
La posibilidad de que surja violencia preelectoral está allí, pero lo más seguro es que no sea nada de qué preocuparse demasiado, más allá de que pueda haber algunas escaramuzas focalizadas que no comprometan el evento comicial. De todas formas, es bueno curarse en salud y estar preparados para todo.
Hay también otras situaciones que podrían influir en la elección del 20 de mayo y modificar el escenario, como la probable incidencia de un acuerdo entre los candidatos opositores, sobre todo Falcón y Bertucci, para unificar finalmente sus candidaturas.
Según el analista y Constituyente Oscar Schemel, un candidato único de la oposición podría disputarle a Maduro, realmente, la reelección, depende de quién sea, de lo que comunique y de lo que proponga. Pero eso hasta ahora no es más que una hipótesis.