Por: Neftalí Reyes
Creo que de los 6 años que Maduro cumplirá el año que viene, al frente del país, tres o cuatro o tal vez los cinco que ya lleva, he estado arrecho con él, con su equipo, con una parte de las cosas que hace o deja de hacer, o simplemente no le dio la gana de hacer; así que una reacción normal en un evento electoral donde él participa es no escogerlo para seguir al frente del país.
Muchas de esa «parte de las cosas» que Maduro (y su equipo) ha hecho mal o no ha hecho, por las razones que sean han venido a sopesar lo bueno que el hombre y su gente cercana ha realizado en estos cinco años; reconocerlo es el primer acto de justicia que debemos tener, no con él, sino con nosotros mismos, porque jamás vamos a entender el megapeo en el que estamos metidos, si no entendemos la naturaleza de nuestros verdaderos enemigos y de las acciones que están emprendiendo.
Muchos reclamarán con razón, que el gobierno soporta una pesada carga de ineficiencia, de escandalosa corrupción, de total desconexión de buena parte de sus dirigentes con la realidad que está soportando el resto de la población; pero también tendrán que reconocer que políticas como la de la Gran Misión Vivienda Venezuela, los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (que es más que una bolsa o una caja de comida) e incluso ese tan cacareado «mecanismo de control social» (según la derecha), materializado en el carnet de la patria, que en realidad instrumentaliza, y ordena las necesidades de buena parte de la población bajo una plataforma digital que apenas ha asomado sus verdaderas posibilidades; son un acierto. De hecho, una de las «medidas» que la derecha «propuso» hasta hace unas semanas era la de «subsidiar directamente a los más necesitados», acaso eso no es lo que está haciendo el gobierno cuando otorga ese montón de bonos a los más necesitados?
De igual forma, he estado estos últimos cinco años esperando la fulana «mano de hierro» contra los burgueses – parásitos de este país, y lo que he encontrado es un presidente que si bien ha tomado algunas medidas que han atenuado un poco los sádicos efectos de la crisis, TAMBIÉN ha tomado casi todas las medidas políticas y económicas para complacer a esos parásitos: les ha entregado dólares para que los sigan fugando, les ha creado zonas económicas exclusivas donde se flexibilizan las disposiciones de la LOTT para que los parásitos «produzcan»; ha liberado o permitido la fuga (cosa temeraria afirmar esto) a los condones políticos que esos parásitos tienen de voceros para operar la escena política nacional e internacional. Todo eso ha hecho o permitido Nicolás Maduro, pero hay algo que aún no ha consentido y hasta ahora ha mostrado intenciones de no hacerlo: derogar el ordenamiento jurídico y los avances que se han logrado en materia de preservación de nuestra soberanía económica y política, especialmente en lo que se refiere a nuestros recursos minerales. Eso es un aspecto de fondo.
También hay que reconocerle al «dictador» su perseverancia en decidir cómo y de qué manera se maneja la economía del país, algunos dirán «y de que me sirve esa vaina si mira cómo estamos?»; pero en tiempos en que esta economía globalizada impone patrones de comportamiento económico y financiero a los países pequeños, la tozudez hasta en el empeño de equivocarse tiene un mérito, hagan un ejercicio simple: volteen hacia Argentina y vean como un pueblo cuya crisis no llega ni a las suelas de la nuestra, probablemente termine (en un cortísimo plazo además) sufriendo privaciones similares o incluso peores a las que padecemos actualmente (y las que vendrán probablemente) en Venezuela.
Voy a votar por Maduro, en primera instancia porque, consciente de sus errores, de las lacras que soporta su propuesta, sigue conteniendo en el fondo el único proyecto político que ha logrado reivindicar al pueblo venezolano y brindarle mejores condiciones de vida; que ya nadie se acuerde de cuando iba a un CDI y le daban sus medicinas gratis, de cuando estrenaba los vagones del metro full aire acondicionado o cuando iba abasto bicentenario y hacía mercado por tres lochas, o cuando sacó su carrito chery o su televisor haier a precios solidarios, porque la crisis les hizo olvidar algo que hasta hace unos 3, 4 o 5 años era normal, no niega que fue el chavismo, como proyecto político, el que logró que esas cosas sucedieran, y será el solo chavismo, el que logre devolver esas conquistas que por ahora se han visto limitadas o suspendidas.
Voy a votar por Maduro, porque hay programas sociales que sí se mantienen, que sí funcionan y que solo son posible, gracias a un gobierno como el de él: allí está la gran misión vivienda Venezuela, creo que jamás en la historia de la humanidad un estado había mantenido un programa con un costo tan elevado en medio de un coyuntura tan complicada.
Voy a votar por maduro, por me da vergüenza una clase política y unos «compatriotas» que dicen «amar a Venezuela» pero van a suplicar depravadamente la intervención de factores extranjeros en problemas que son exclusivamente peo nuestro. A todos ellos, solo les guardo un profundo asco y rechazo.
Voy a votar por Maduro, porque es el único que ha encarado el terrible asedio económico al que nos están sometiendo, el que astutamente no ha cedido al chantaje diplomático, ni a las provocaciones que desde todas partes del mundo han lanzado contra Venezuela; el que ha mantenido, a pesar de los sacrificios que ha costado, la paz del país.
Voy a votar por maduro, porque el tipo en medio de la guerra, ha apelado a cuanta estrategia se le ha atravesado para burlar el cerco, que si el petro, que si el arco, que si el clap, que si el carnet, que si los bonos, que si los motores, que si esto o aquello; podrán decir que algunas iniciativas son un fracaso, pero tendrán que reconocer el empeño del hombre en buscar alternativas, no solo para mantener el control político sobre el estado (que es lógico), sino para destinar a la población los resultados de tales estrategias.
Voy a votar por Maduro, porque una de esas estrategias utilizadas en medio del asedio permitió devolverle la paz al país, y me permitió a mí volver a caminar por un calle sin temor a que 15 o 20 drogadictos fascistas me quemen vivo o me caigan a coñazos en un centro comercial por ser «o parecer» chavista.
Voy a votar por maduro, porque el tipo, en medio de las condiciones más adversas para el chavismo, logró en menos de un año, voltear la tortilla y obtener tres victorias electorales contundentes y casi estratégicas, y otras políticas y diplomáticas nada desdeñables; cuando todos, absolutamente todos subestimábamos al caballero, el hombre se impuso y esa astucia política, (negada por nuestra propia soberbia y en algunos casos decepción), tiene sus méritos.
Voy a votar por Maduro, porque a pesar de la actitud mezquina y rastrera de algunos países, han mantenido la política de solidaridad iniciada por Chávez, no solo a través de instancias como Petrocaribe, sino al materializar esa solidaridad con el envío de insumos que incluso aquí son escasos, para atender contingencias ocurridas en otros países, incluso en aquellos cuyos gobiernos son enemigos nuestros.
Voy a votar por maduro, porque es el único dirigente que a su modo, reivindica el ser venezolano, el que sobreponiéndose incluso al montón de hipócritas que están a su lado, defiende nuestro gentilicio, demanda respeto por lo nuestro y eleva la condición de venezolano al enfrentarse casi en solitario a la potencia hegemónica, imperialista y genocida más poderosa que ha existido en la historia de la humanidad. Estoy arrecho de que sigan diciendo que los venezolanos somos una parranda de vagos, tramposos, ignorantes o cómodos, cuando gracias a nosotros la mitad de este continente existe no solo como estado nacional sino que alcanzó en una primera etapa, su independencia política. Cuando veo como la clase política que adversa al chavismo pisotea nuestra moneda, voltea nuestra bandera, o dice que la «emigración venezolana es un problema para la región», cuando aquí le hemos matado el hambre a medio continente sin quejarnos por nada y la mayoría de esos carajos que se fueron lo están haciendo mejor que los criollos del país donde emigraron; entiendo que la guerra no es solo contra Maduro, es contra todos nosotros.
Voy a votar por maduro, porque mucho pudo hacer por el país la oposición en estos años en que el chavismo ha cometido los más graves errores en su historia política, y no solo no supo sacar partido de ellos, ni aprovecharlo políticamente, sino que ahora está haciendo lo imaginable y lo inimaginable para destruir no al chavismo, sino al país entero.
Voy a votar por Maduro, porque si bien es cierto que en esta campaña se coló ese discurso pendejo de la prosperidad, la bonanza y la felicidad, nada de eso llegará en lo inmediato, pero este es un proyecto en el cual cada venezolano de alguna forma ha participado y tenemos la certeza de que sin nosotros esto no será posible.
Voy a votar por maduro porque puedo seguir criticándolo sin temor a que amanezca un día con un mosquero en la boca, nunca hubo tanto libertinaje de expresión en un país, pero tampoco, tana pasión y altura en la discusión política de sus ciudadanos comunes.
Voy a votar por Maduro, porque el destino de este continente y del éxito o fracaso de las luchas populares de América latina y de los pueblos pobres del mundo se está jugando en Venezuela, porque veo el espejo argentino (y como ese payaso empresario que nos vendieron como la «panacea» está volviendo mierda un país tan rico), lo que pasó con el perro simpático del Perú o la enorme arrechera contenida y convertida en una olla de presión contra Temer en Brasil y entiendo el desespero del imperialismo por liquidar la rebeldía que solo los venezolanos hemos mantenido hasta el día de hoy, lo urgente que resulta para corporativismo trasnacional que maneja al planeta, acabar con un experimento que sopesando sus errores ES una alternativa real a sus imposiciones.
Este 20 de Mayo YO VOTO POR MADURO!