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Federico Ruiz Tirado: “Estamos en mora con Alfredo Maneiro”

Está al frente del sitio Web Elefante Bocarriba. Es director del Centro de Investigación Política ALUVIÓN. Ha escrito los libros: La Patria está en otra parte. 4F: Un puñado de pájaros contra la gran costumbre. El rostro del fascismo en Venezuela. Amigo y defensor de las ideas de Alfredo Maneiro. Tiene en preparación un nuevo texto: Maneiro y Chávez, señas de identidad.

— ¿Qué decir de los resultados electorales del 20 de mayo?
—Voy a tomar este ejemplo de la mitología azteca que he leído de un libro de Fernando Báez: “A finales de los 70, México se despertó conmovido por la asombrosa y para ellos un tanto metafísica, ambigua e intrusa aparición de una nueva Diosa que anunció dos divinas gracias: ser de la vida y de la muerte. En caso de no descifrar la naturaleza de aquella tamaña deidad que había aparecido desde el fondo de las aguas, los mexicanos habrían de experimentar la simulación de un profundo quiebre con su propia mitología y cultura, pues se trataba de un tótem que privilegiaba tanto a la vida como a la muerte. Coatlicue, se llama, que apareció de golpe y porrazo mostrando su talante diabólico y sus largos colmillos y con ellos el constructo de un nuevo paradigma según el cual el hecho de vivir podía ser posible en el reino de la muerte. Así como les pasó con la Virgen de Guadalupe, que la vieron tomada de la mano de Fray Servando Teresa de Mier, dispuestos a izar la bandera de la Independencia ante la Corona Española, los mexicanos decidieron convivir con ella sin mucha bulla”.

En Venezuela debemos abolir el fetiche del electoralismo y asumir el legado de Chávez cuanto antes: no dejarlo que se marchite. La democracia debe ser participativa y protagónica. De los resultados del 20 de mayo queda la certeza de que el único paso es gobernar. Hay que gobernar con la abstención. Y más allá de la abstención. La abstención ya no es un fantasma.

Así como los mexicanos, con la Diosa Cloatlicue: comprendiéndola, aprendiendo de su sabiduría. Creo que desde ahora y hasta quién sabe cuándo, el chavismo debe aprender a lidiar no sólo con la abstención, sino con los factores que la provocan: la demagogia, el cinismo, la duplicidad moral, el maquillaje y tanta parafernalia que merodea el discurso político.

— ¿Cómo responder a las sanciones de Estados Unidos?
-—Entendiendo que más de 80% de las medidas apunta a particulares, es necesario discernir de las sanciones políticas y las económicas. Las primeras hay que restringirlas a ese ámbito y excluir a los cuentadantes sancionados frente a operaciones internacionales, promoviendo una prudente administración del agenciamiento de corresponsalías bancarias, evitando alarmas en la ejecución de cadena de egresos e ingresos; y sobre todo, innovar con la figura de mandatarios, pay masters, activos digitales, y corresponsales en jurisdicciones fiscales fuera de la FED.

— ¿Cómo responderle al pueblo que respondió?
—Ya te he dicho: hay que planificar la acción del gobierno y la visión de socialismo que plasmó Chávez en el Plan de la Patria. El gobierno de Nicolás Maduro no ha tenido método ni voluntad para planificar: fíjate, hasta la distribución de los CLAP requieren de un mínimo método para que no se los roben.

— ¿Ha visto en la práctica las ideas de Alfredo Maneiro en algún lugar?
—No. La primera vez que esto iba a ser posible fue el 19 de mayo de 1978, cuando conoció a Hugo en Maracay y Alfredo le sugirió cambiarle el tanque de guerra por un multígrafo. Maneiro murió justo en el momento en que debió quedarse para armar la famosa pata militar con Chávez. Estamos en mora con Alfredo, y lo estaremos con Chávez si Nicolás Maduro no emprende el Golpe de Timón.

— El Presidente dijo que confía mucho en la cultura porque allí están las ideas, ¿se puede creer en la cultura?
—La cultura es la última línea de resistencia de los Pueblos. No podríamos entender el rostro del fascismo sin el Guernica, de Picasso. Aun más, ha sido por la construcción de aquellos imaginarios históricos –derivados de Arturo Michelena, Alí Primera, Eduardo Blanco, Simón Rodríguez, o Brito Figueroa– que nuestra lucha es de resistencia cultural. Arremeter contra la cultura es una tara del bolchevismo más adolescente. No sólo debemos creer en ella, debemos asirnos de sus fundamentos para transformar las relaciones humanas.
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