PORFIRIO MARTE
A veces somos duros, muy duros con nosotros mismos, con nuestros errores, con nuestras falencias. Por supuesto cuando digo nosotros me refiero a nuestra trinchera, al lado que ocupamos en esta lucha contra el capitalismo imperial y su ignominia. Esto no quiere decir que dejemos de ser duros en la crítica, pero también valoremos la voluntad del enemigo para vencernos.
Después de la Guerra de Secesión donde resultó victorioso el ejército de la Unión comandado por el General Ulysses Grant y el ejército perdedor Confederado, comandado por el General Robert Lee, un periodista escribió un ensayo sobre esa cruenta guerra, visitó a los dos generales y les entregó sendos borradores de su trabajo para que les hicieran sus observaciones y poder corregir antes de la publicación definitiva.
Pasado un tiempo prudencial, los visitó nuevamente para obtener de ellos la opinión sobre su ensayo, Grant solo le dijo que el trabajo estaba bueno y lo despachó rápido, quizá tenía en ese momento una resaca de la noche anterior, parece que con frecuencia celebraba al Dios Baco. Con Lee el asunto fue diferente, ya que este general tenía mayor formación intelectual y militar que Grant, pero su ubicación en el conflicto era del lado equivocado de la historia. Lee felicitó al periodista, pero le acotó que había olvidado en su análisis un factor muy importante, además de los errores tácticos y logísticos que el ensayo atribuía como causas de la derrota. El periodista le pidió que le dijera ese factor tan importante que el desconocía, porque aún no se había publicado el trabajo y había oportunidad para incluirlo. Lee hizo una pausa y con una pose hierática dijo: El enemigo también quería ganar la guerra y tenía la voluntad para ello.
Alfredo Maneiro, ante una pregunta de un militante con formación ingenieril, que le preguntó súbitamente:
-¿Si acaso se presenta un atajo, de esos que a veces abre la historia y tomamos el poder ¿con quién gobernaríamos?
Como siempre la respuestas no se hizo esperar: Maneiro dijo:
“Construiremos el gobierno con los ladrillos que dispongamos, algunos estarán fracturados y no los veríamos; otros mal fraguados y estaríamos sustituyéndolos permanentemente, los malos o deficientes por mejores hasta darle una estabilidad aceptable, pero donde debemos ser rigurosos es en los cimientos, porque estaríamos corriendo el riesgo de que se nos caiga todo el edificioâ€.
Maduro en su comparecencia ante la ANC se hizo una autocrítica y lanzó una crítica dura, dijo algo así: Hemos hecho cosas buenas, pero las hemos hecho mal.
Increpó a sectores, con especial énfasis a los sindicalistas petroleros, los cuales aplaudieron no sé por qué. Hizo una observación muy importante al descuido de Barrio Nuevo, Barrio Tricolor, que este escribidor considera más importante que la construcción de 3 millones de nuevas viviendas para lo cual se necesitaría grandes recursos financieros difícil de procurar.
Ojalá los aplausos a Maduro hayan sido un acto reflejo y no una falta de vergüenza.Maduro tendrá que cambiar muchos ladrillos y revisar con profundidad los cimientos de la construcción que dirige.