EVIO DI MARZO -MÚSICA DE SIEMPRE -ERNESTO J. NAVARRO

En los días finales de su vida, el tenor Alfredo Sadel compartió, sin saberlo, un dúo con la ‘mezzosoprano’ Morella Muñóz.
Ambos cantantes, ídolos de la música popular venezolana, tarareaban en sus respectivas casas el tema ‘De dónde viene tu nombre’, un tema que grabó el músico Evio Di Marzo con su banda Adrenalina Caribe en 1987, según relataron posteriormente familiares de los vocalistas.
17 años antes, un Di Marzo adolescente impresionaba a Xiomara, su novia, interpretando esa canción guitarra en mano. Era de noche y contemplaban el mar Caribe desde en La Sabana, una playa del estado Vargas (Venezuela).
Evio Di Marzo se empeñó en la música caribeña cuando toda la industria impulsaba música pop / Cortesía Vanessa Gutiérrez
Cuando Evio se disponía a tocar una tonada de The Beatles, ella le solicitó: “Que sea tuya”.
El artista aceptó el reto. No le costaba improvisar, ya que tocaba la batería desde los 10 años y desde los 13 acompañaba a su hermano mayor, Yordano, en una banda llamada Ford Rojo 1954.
Miró a su novia y lo primero que le surgió fue:
De dónde viene tu nombre,
tiene perfume de piel,
el color de tu cuerpo,
que me embriaga cada vez…
Después de eso, inventó toda una canción y la repitió un par de veces hasta que memorizó la letra.
“En esa época yo componía casi siempre por enamoramiento, pero nunca escribí ‘De donde viene tu nombre’. Tampoco la grabé, solo la tenía en la cabeza”, relató el músico a RT 47 años después de aquella noche.
Así fue hasta 1987, cuando grabó el último disco que publicó Adrenalina Caribe: “Faltaba un tema, se me ocurrió decir ‘tengo este’ y lo toqué en el estudio. El productor me miró fijo y me dijo ‘¡Que bolas tienes, tú! ¿Cómo se te ocurre tener ese temazo ‘encaletaó’ [oculto]?’. Entonces, terminamos grabándola”, cuenta Evio Di Marzo.
Llegó el momento
El 18 de febrero de 1983, recordado en la historia de Venezuela como el ‘Viernes Negro’, se produjo una megadevaluación de la moneda que, paradójicamente, marcó el inicio de un ‘boom’ de la música local.
Desde entonces, ese país sudamericano dejó de recibir “bandas, orquestas e intérpretes de renombre” y eso permitió “el surgimiento de una generación emergente de artistas venezolanos con mucha preparación”, asegura Lil Rodríguez, periodista, documentalista e investigadora especializada en la música caribeña.
“Es momento de una revolución dentro de la Revolución bolivariana”, dice el músico venezolano. / Cortesía Vanessa Gutiérrez
Hacia 1978, Evio Di Marzo había formado Adrenalina Caribe en Sarría —una zona popular del centro de Caracas— así que, cuando la industria musical miró hacia el mercado interno, ya tenía claro su concepto y estaba rodeado de “unos fenómenos” que, posteriormente, fueron altamente reconocidos, detalla esta investigadora.
“Me hice multinstrumentista autodidacta desde joven. No tuve una formación académica y me di cuenta que la gente se divertía con lo que yo hacía”, con lo cual “cuando decidí que viviría de la música, yo ya sabía lo que quería hacer: tenía claro el concepto”, evoca Evio.
Su hermano Yordano, con una amplia carrera musical, fue una gran influencia para Evio, quien jamás se apartó de su preferencia por la música del Caribe.
Estilo propio
A pesar de formar parte de la ola de artistas de los 80, Adrenalina Caribe iba a contramano. Mientras que aquella incursión de músicos venezolanos colmó el mercado de música pop, Evio incursionó con un primer disco al que llamó ‘Pico y Pala’.
“Se me ocurre ese nombre, que más guerrillero no podía ser. Era un ‘rock salsa’ con la intención de cantar las motivaciones del trabajador, del pueblo”, explica el compositor.
Pero las dificultades venían al enfrentarse con los productores de las disqueras. “Cuando veían temas como ‘Selva del tiempo’, que dice: ‘mucho antes que llegaran los españoles’, los productores se alarmaban: ‘¿Qué es esto?’. Así que los mareaba con otros temas de amor, para que no prestaran mucha atención a esos contenidos sociales”.
Lil Rodríguez califica como una virtud que, mientras la industria imponía la música pop, “Evio Di Marzo no sucumbió a ninguna otra forma expresiva, melódica y rítmica en momentos en que estaban en efervescencia otras manifestaciones”.
De todo un poco
Evio se describe como multifacético. “Músico, antropólogo graduado, docente universitario, experto en cultivos hidropónicos, velerista, cocinero, gerente de restaurantes, productor musical y padre de 10 hijos”, enumera.
Hijo de padres emigrados que, como explica, “amaron esta tierra hasta hacerse ciudadanos. Mi padre era italiano, pero también un venezolano nacionalista”, asegura.
…y llegó Chávez
Evio Di Marzo apoyó abiertamente la causa del expresidente de Venezuela, Hugo Chávez. En un país tan politizado, no faltó quien le recriminara por ello.
Realmente, “hay personas que sí son capaces de entender que una cosa es mi música y, otra muy diferente, mis ideas políticas o religiosas”, dice el intérprete.
Atesora una buena cantidad de anécdotas con Chávez, pero prefiere evocarlo como “un mediador; un hombre que, aunque le imponían muchos cercos de seguridad, siempre se las arreglaba para romperlos y acercarse a la gente: eso es inolvidable”.
Siendo presidente, Chávez llegaba en diversos momentos hasta su pizzería y se sentaba con él. “Comía, hablaba con la gente y luego se iba suavemente, como vuelan las mariposas”, relata.
Hoy, mira la Venezuela sin Chávez, en tiempos de guerra económica, y está seguro de que “es el momento de una revolución dentro de la Revolución bolivariana” porque “es tal la arrogancia que genera el poder que algunos dirigentes están confundidos”.
Más allá del debate local, cree que “la única forma de acabar con el capitalismo es a través de las enseñanzas del islam”.
Adiós, fama
Con cuatro discos en nueve años (‘Pico y Pala’, 1982; ‘Adrenalina Caribe’, 1985; ‘Evio Di Marzo-Adrenalina Caribe’, 1987; y ‘Bio Bio’, 1990), la carrera de este músico estaba en su mayor plenitud.
Sin embargo, un día de 1991, se topó con unos escritos del islam y supo que algo había cambiado para él.
Se casó por segunda vez y ese mismo día pronunció la ‘Shahada’ (testimonio de fe).
“Todo ocurrió de forma muy espontánea, cuando ya estaba convencido de mi conversión. Yo quedé loco, por la asombrosa simpleza con la que Alá se nos presenta”.
Así que despidió al ‘manager’ y “toda la parafernalia del espectáculo, del mercado”. Ahora, a sus 63 años, compone música “buscando la complacencia de Alá”.
Un nuevo oficio
A día de hoy, Evio Di Marzo trabaja como taxista, aunque a su esposa y a sus hijos “no les guste mucho la idea”, confiesa.
Ese nuevo oficio responde a que no lo contratan y está convencido de que eso ocurre por dos razones: “porque no me callo las críticas a los errores del Gobierno y por mi religión”.
Una que otra vez, algún pasajero lo reconoce y, con asombro, le hace preguntas sobre su carrera y cómo llegó a taxista, pero Di Marzo encuentra en el islam las respuestas a todo lo que pasa en su vida.
Música de siempre
A 27 años de haber grabado su último disco, la música de Evio no solo sigue sonando en las emisoras de radio, sino que la cantan personas que no vivieron su ‘estrellato’.
El compositor cree que la trascendencia se explica por su versatilidad de estilos: “Nunca me encasillé. Compongo tomando muchos elementos, muchos géneros musicales y de forma libre”.
La periodista Lil Rodríguez tiene una explicación más amplia; para ella, “Venezuela es un país donde la música no muere” y Adrenalina Caribe, “que es decir Evio Di Marzo, es profundamente venezolano.