Dos aventuras épicas cinematográficas: “Lo que el viento se llevóâ€, filmada en 1938 y “Cold Mountainâ€, exitosa novela llevada al cine en 2003, tomaron la guerra de secesión para conformar sus tramas y rivalidades, así como para denunciar las pavorosas acciones de ambos bandos en rechazo a la locura de una posible nueva guerra fratricida en Estados Unidos.
Técnicamente, si California, que es el estado más rico de Estados Unidos, quisiera independizarse, tendría que superar dos filtros: el de la propia Constitución de California y el de la Constitución de Estados Unidos.
El movimiento independentista californiano existe legalmente desde 2014 y tiene su principal exponente en una organización que lleva por nombre Yes California (California por el Sí). No es un partido político ni tiene diputados, pero ya es apodado Calexit (recordando al Brexit en Gran Bretaña) y cuenta con un apoyo que supera el 25% de la población activa.
Por el momento. el Calexit no se proclama heredero de los colonos americanos que, tras alzarse el 14 de junio de 1846 contra las autoridades mexicanas, proclamaron una efímera República de California independiente a la que renunciaron a regañadientes a cambio de aceptar la anexión a Estados Unidos. Por eso no es desechable la idea de que algún día los independentistas sean californianos hispanos, y que tengan como agravio motivador de su surgimiento el Tratado de Guadalupe de 1848 por el cual Estados Unidos le arrebató a México -entre otros territorios- el de la actual California, donde impusieron el idioma inglés.
La legitimidad económica de California como nación autónoma estaría sustentada en que hoy paga unos 100.000 millones de dólares más que lo que recibe de financiación estatal, lo que hace que su argumento en lo económico sea visto como un asunto de derechos humanos, dado que “la Declaración Universal sobre éstos fija en su artículo 20 que nadie puede ser obligado a pertenecer a una asociación†y su “derecho de autodeterminación†estará siempre por encima de la ley de EEUU. Por lo tanto, no habría necesidad de una enmienda constitucional para separarse de Estados Unidos e integrarse en la comunidad internacional, en la que sin dudas habrían de ser reconocidos de inmediato.
En 2016, Red Guard, un grupo autoproclamado comunista de Austin, Texas, causó un gran revuelo tras posicionarse al frente de una manifestación del movimiento antirracista «Black Lives Matter» con banderas rojas y portando fusiles. Anunciaba su decisión de luchar, contra la extensión del fascismo en Estados Unidos.
El enfrentamiento en las calles no alcanzó matices violentos, pero se trasladó a las redes sociales como reflejo de la escalada de las tensiones sociales que vivía el país mientras Washington seguía andando por el mundo estimulando ánimos secesionistas que eran parte del esquema imperialista destinado a derrocar gobiernos extranjeros inconvenientes para su política exterior.
Sin embargo, en los propios Estados Unidos comenzaban a exaltarse parecidas aspiraciones al ejercicio de la soberanía por parte de quienes fueron los primeros pobladores y verdaderos dueños del territorio que hoy forman buena parte de los estados que integran la unión norteamericana.
El movimiento independentista “Yes, Californiaâ€, realizó el 21 de noviembre último la primera acción legal hacia la secesión de California de la Federación de Estados Unidos al presentar al fiscal general del estado una propuesta de convocatoria a una votación encaminada a ese objetivo.
La idea separatista debe reunir suficiente apoyo preliminar en una votación que debe tener lugar en noviembre de 2018. Para que se celebre ese referéndum, el movimiento “Yes, California†deberá recoger medio millón de firmas.
Si la iniciativa prospera por contar el “Calexit†con el apoyo exigido, los californianos irán a las urnas en la primavera de 2019 para una votación histórica que decidiría si California debe salir o no de la Unión. El plebiscito se fundamentaría en el artículo dos de la constitución de ese estado que indica la forma en que la ciudadanía del territorio puede decidir sobre su pertenencia a Estados Unidos.
Cuando en enero de 2008, el entonces Presidente George W. Bush se declaró jubiloso porque “los kosovares son ahora independientes†y recordó que eso era “algo que he defendido junto a mi Gobierno», varios de sus aliados le advirtieron a Estados Unidos del peligro que ese pronunciamiento representaba para la comunidad internacional, el Consejo de Seguridad, la Unión Europea y la integridad territorial de los propios Estados Unidos de América.