Hay que ver las cosas más allá de lo que aparentan ser. No es un simple ejercicio visual. En este caso al que voy a referirme creo que no es un problema de ojos solamente, y si lo fuera, también lo sería de todos los sentidos. Es más complejo porque no se trata de lograr una panorámica de la realidad, un campo visual. Hablo de las palabras, del lenguaje, del discurso. Lo he pensado mucho y lo voy a decir sin temor a parecer una vieja adicta al psicoanálisis y a las viejas lecturas que hice de Canetti cuando estudié en la universidad, o de los semiólogos de entonces o los psicoanalistas freudianos o lacanianos.
Mandinga†@bacalaomandinga, una cuenta de tuiter que leo a veces, se aproxima a esta preocupación mía de hoy. Dice: «Si te hablan para atrás y para adelante, de un lado al otro, es imposible no navegar en aguas de incertidumbre y ser presa de la duda».
Por ejemplo: el Presidente Nicolás Maduro habla así, pero no sólo es que habla como el cangrejo, sino que promete como el crustáceo. Sus auncios van hacia atrás y hacia adelante casi que con la velocidad de la luz. Hay días en que anuncia que «está trabajando duro, con su equipo, en un plan de recuperación de nuestra amada Venezuela». Hay otros que pide auxilio a los pobres, a quienes bregamos el pan y el café. Yo me pregunto, cómo lo ayudamos? No sé.
Desde que Cabello es el nuevo Presidente de la ANC, se le ha visto al Presidente sentado en aceras de la ciudad de Caracas con parte de su equipo. Y sus caras hablan. Sus asesores lo promueven como un hombre de pueblo porque está en una esquina y una no sabe lo que hablan.
Otras veces anuncia los aumentos de salario y los comerciantes hacen fiesta.
El lenguaje ha sido tocado profundamente por la llamada guerra. Si algún flanco es el más afectado es ese, donde las palabras «oficiales» se ahogan en un vaso sin agua. No dicen. No son escuchadas.
Cabello, hasta ahora, tampoco es que ha ayudado a desalambrar este samplegorio de palabras de la dirigencia polìtica de la revolución. Hasta ahora creo que no ha cruzado la frontera. Sí, es verdad, ha sido una feliz noticia que ahora sea el nuevo presidente de la ANC, pero la mayoría sigue a la expectativa de algo que no sabemos qué es.
«¿Lo sabrá él, que su actual rol ha despertado eso?», me lo pregunta Marcelo, mi esposo.
Es por eso que debemos ayudarnos entre todos a escuchar a Cabello, a Maduro. Earle Herrera, al parecer, si no anda con rodeos y dice las cosas con un lenguaje desalambrado.
Como lo hacía Chávez, como lo hizo hasta para despedirse de este mundo.