En doscientos años, desde que el Correo del Orinoco fue creado por el Libertador Simón Bolívar para darle una herramienta de comunicación efectiva a un vasto movimiento independentista americano, el concepto de libertad todavía es usado para dos propósitos, uno, promover la capacidad de vivir plenamente y otro para engañar.
Y es que aquel primer número del Correo del Orinoco, que destacaba la victoria de los patriotas sobre los realistas en San Carlos, que fue refutada por la Gaceta de Caracas en manos de los realistas, ¿Quién hablaba en nombre de la verdad? ¿Quién en nombre de la libertad? Hoy sigue siendo la misma historia en otro contexto.
Dice el reconocido pensador norteamericano Enmanuelle Walerstein que “si el concepto de “libertad†ha adquirido hoy un sentido más bien retórico hasta el punto de ser usado por la derecha como por la izquierda, en cambio el de “igualdad†es un concepto todavía ampliamente identificado con la izquierdaâ€. Pudiéramos debatir sobre el asunto si observamos el caso venezolano como experiencia antisistémica y analizamos la “retórica†de la derecha sobre el asunto de la libertad, como engaño para cautivar o reforzar adeptos ingenuos, muchos de ellos víctimas de una “sopa†contaminada de desinformación.
La realidad es que la derecha nacional, y lo replican los medios internacionales, poseen en Venezuela, una red de medios de comunicación impresos o digitales, televisivos o radiofónicos y redes sociales con amplios espacios para la “libertad de expresión†pero además actúan de manera coordinada a veces sobre o bajo las directrices políticas de las organizaciones de oposición, con despliegues de opinión para desinformar, que supera el imaginario de las “libertades democráticas†que suelen defender, violan el derecho individual o colectivo a estar informados de manera veraz y frecuentemente ofenden irrespetan hasta sus propios seguidores y a la audiencia en general.
Sin embargo señalan, muy frecuentemente que en Venezuela no hay libertad, una paradoja que resulta ambigua, si vemos diarios como El Nacional, exponiendo cualquier cantidad de mentiras sobre la situación del país aprovechando la crisis creada y promovida por sus asociados publicitarios, que algunas veces reciben un trato tolerante de gobierno para actuar descaradamente en asuntos como el acaparamiento por decir las más evidentes acciones de sabotaje, digamos por ejemplo, del grupo empresarial Polar, por nombrar solo uno del tinglado del estropicio contra Venezuela, descarada, descarnada y desmesuradamente pública y notoria, que ha dañado la salud mental y física de parte de pueblo venezolano.
Tal como en el siglo XIX el Correo del Orinoco por instrucciones de Simón Bolívar, indicaba la necesidad de controlar los precios de productos como la carne en aras de neutralizar el mercado especulativo de la guerra, en las páginas de ese semanario revolucionario se orientaba al pueblo para que advirtiera las intrigas de los realistas para neutralizar las medidas patrióticas a favor del pueblo, hoy en Venezuela, ante las agresiones internas y externas sobre la moneda y sobre los productos de consumo de la dieta diaria, sobre su economía y finanzas, el sabotaje de la derecha internacional contra el pueblo venezolano tiene sorprendentes parecidos.
Bolívar tuvo que afrontar más o menos lo mismo en su tiempo, era una guerra, hoy es peor porque se trata de factores múltiples, diversos, ocultos, es el mismo territorio, diferentes actores pero los mismos principios ideológicos y políticos encontrados y confrontados. La lucha por la libertad entonces la ganaron los patriotas, con el Correo del Orinoco como artillería del pensamiento, los venezolanos siguen dando la batalla con herramientas insospechadas que deben dar resultados efectivos para seguir viviendo sobre esta tierra digna que ha aguantado demasiado odio contra ella.
Seguimos confrontando la brutal y desconmesurada campaña contra Venezuela y su pueblo heroico que hoy resiste con dignidad y altura las embestidas desde lo externo. Así como ayer descalificaba a Bolívar en la realista Gaceta de Caracas tildándolo de “libertadorzueloâ€, hoy la prensa española sigue invalidando al Libertador con expresiones como la aparecida el día 28 de junio de 2018 al editorializar: “La historia recuerda a Simón Bolívar como el gran libertador de Sudamérica y el hombre que soñó con una confederación democrática de estados libres al estilo de EE.UU. Se cuidan los que han levantado esta pulida y mitificada versión de Bolívar, hoy reverenciado por cierta izquierda americana, en omitir el giro despótico que invadió al criollo en varios periodos de su vida.â€[1]
No le perdonan a Bolívar, ni a los venezolanos ser inspiradores de la libertad de los pueblos de América, como hoy no le perdonan a Chávez y a los venezolanos liderar los movimientos antisistémicos en el continente y en el mundo, que inspira la solemnidad del pueblo venezolano como cuerpo de resistencia masiva ante los insistentes ataques de la hegemonía imperial estadounidense seguida por la Unión Europea como rémora parasitaria del chantaje internacional contra la patria venezolana.
Los desafíos que confronta Venezuela, tienen más de dos siglos de existencia desde el grito de libertad del Correo del Orinoco con el Libertador Simón Bolívar a la cabeza en 1818, sin embargo el pueblo venezolano no se ha rendido y pacientemente soporta el bloqueo y atraco financiero para obtener alimentos y medicinas ante la patraña de una supuesta emergencia humanitaria que justifique una intervención extranjera multinacional de gobiernos entregados a las políticas imperiales de EEUU.
Aldemaro Barrios R.
[1] Disponible en https://www.abc.es/historia/