Control de precios

Luis Britto García.- Controlar o no los precios, he allí el dilema. No controlarlos nos ha llevado a la situación actual.

No es viable un sistema donde cualquier rufián incrementa sus ganancias un millón por ciento sólo añadiendo ceros a las etiquetas de venta.

No es funcional una economía donde la principal producción es de ceros a la derecha de los precios.

Es inaceptable que un oligopolio de doce empresas irrespete tanto regulaciones como oferta y demanda y condene a morir de hambre a treinta millones.

Saludamos el anuncio del gobierno de pautar precios acordados para unos 25 productos básicos, que quizá deberían ser más bien 250 o 2.500.

Pero esos productos y sus cotizaciones, como sucede hace cinco años, se desvanecerán si no se implanta un mecanismo transparente que revele sus existencias, costos y márgenes de ganancia en cada transacción comercial.

Para ello es indispensable activar una propuesta como la del ingeniero Rafic Derjani Bayeh, en el sentido de instaurar un sistema digital universal, centralizado y transparente de administración de costos y precios, que permita tanto a las empresas como a la administración y al público determinar, en tiempo real, los activos invertidos y los beneficios obtenidos en cada transacción económica.

Para la instauración de tal sistema se requeriría algo que el contrabando de extracción del signo monetario casi ha impuesto en su totalidad: la universalización del dinero digital, cuyo movimiento para cada transacción se registraría en una factura electrónica, a efectos de que el SENIAT u otro organismo competente verifique informáticamente si cumple con los precios máximos autorizados, como condición para que el intercambio se realice.

Especifica Rafic Derjani: “La propuesta sugiere que sólo con la aprobación de la factura electrónica es con lo que se logra ejecutar el intercambio; y NO se puede concretar intercambio sin la factura electrónica”. Y añade que “Si los precios no están acordes con los máximos establecidos, o si la mercancía para intercambiar no es acorde con lo declarado en el inventario, la transacción se bloquea y NO lograría ejecutarse”.

Esta verificación podría parecer muy difícil durante el siglo pasado: en la actualidad, la informática permite efectuar en tiempo real verificaciones similares de consultas de saldos y transferencias de cuentas.

Un sistema parecido puede y debe instaurarse para verificar de manera transparente el gasto público.

Tales mecanismos reflotarían la economía haciendo imposibles corrupción, evasión fiscal, acaparamiento, sobreprecio, inflación, ganancia especulativa.

A menos que prefiramos seguir como vamos para acabar peor de lo que estamos.

Luis Britto García

brittoluis@gmail.com