El caso de la novia con celular

Luis Britto García.- Se conocieron por contacto en una red social donde compararon perfiles y selfies.

Verificaron su compatibilidad cotejando informaciones del Big Data.

Consultaron páginas web con tips sobre los diez rasgos para reconocer al hombre o la mujer de tu vida, los cien signos de que quiere una relación seria, las mil señales de peligro en la vida de la pareja.

Cada segundo ella chequeaba con el GPS la posición de él en el tiempo y el espacio y sufría ataques de incomunicación cuando bloqueaba la señal un túnel.

Usurpó el manejo de sus cuentas alegando que como estaba prohibido usar celular en el banco, las diligencias bancarias no eran más que pretextos para desconectarse.

Ducha en gadgets multiuso le consiguió un estuche a prueba de agua para poder llamarlo mientras él estaba bajo la regadera.

Forzó él la consumación de la relación con boda cibernética por Skype en la cual los contrayentes en lugar de decir Acepto apretaban la tecla Enter.

Paseó ella una luna de miel desierta por las calles virtuales de las ciudades extranjeras del Google Earth, la miraba él en los mapas estelares y las animadas órbitas de los planetas del Sky Globe.

En el momento de decir ¡Al fin solos! dejó de ser cierto porque resonó el timbre del celular de la novia con la primera de mil llamadas de la red social pidiéndole comentarios sobre el momento trascendente.

Zigzagueaba ella localizando sitios donde llegara el wi-fi de manera más inobjetable.

En vano la seguía él por la suite en cuya sala consultaba ella la lista última de los twitters, en cuyo bañera se enteraba de las incidencias de los whatsapp, en cuya cama murmuraba ovillada para interlocutores misteriosos. No había forma de comunicar con la mujer que de tanto estar presente en todas partes estaba de sí misma ausente.

La primera luz de la aurora de neón la sorprende respondiendo listas de gmails, hotmails y aols y resaltando y archivando mensajes interesantísimos.

En la nada terminan los intentos de tomarla de la mano, los dedos de uñas plateadas afanadas en pulsar el teclado del celular redactando mensajes de texto.

En su bandeja de entrada selecciona él la opción Eliminar, en el listado de mensajes la opción Eliminar Todo, y cuando aparece la pregunta ¿Está seguro de que desea eliminarlo Todo, salvo la Nada? su dedo lentamente desciende hacia el vacío.

Luis Britto García
brittoluis@gmail.com