Luis Britto García
Luis Britto García. Caracas, 1940. Narrador, ensayista, dramaturgo, dibujante, explorador submarino, autor de más de 60 títulos. En narrativa destacan Rajatabla (Premio Casa de las Américas 1970) Abrapalabra, (Premio Casa de las Américas 1969) Los fugitivos, Vela de armas, La orgía imaginaria, Pirata, Andanada y Arca. En teatro, La misa del Esclavo (Premio Latinoamericano de Dramaturgia Andrés Bello 1980) El Tirano Aguirre (Premio Municipal de Teatro1975) Venezuela Tuya (Premio de Teatro Juana Sujo en 1971) y La Opera Salsa, con música de Cheo Reyes. Con Me río del mundo obtuvo el Premio de Literatura Humorística Pedro León Zapata. Como ensayista publica La máscara del poder en 1989 y El Imperio contracultural: del Rock a la postmodernidad, en 1990, Elogio del panfleto y de los géneros malditos en el 2000; Investigación de unos medios por encima de toda sospecha (Premio Ezequiel Martínez Estrada 2005), Demonios del Mar: Corsarios y piratas en Venezuela 1528-1727, ganadora del Premio Municipal mención Ensayo 1999. En 2002 recibe el Premio Nacional de Literatura, y en 2010 el Premio Alba Cultural en la mención Letras.Ver todo mi perfil
Luis Britto García
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¿Aprenderemos de la Historia, o nos veremos obligados una vez más a repetirla?
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En cinco frentes progresa la arremetida delincuencial contra los gobiernos progresistas.1) Fechoría golpista: asonadas contra Chávez, Correa, Mel Zelaya e intento de secesión contra Evo. 2) Bandidaje tribunalicio: judiciarización contra Lugo, Dilma, Lula y Correa.3) Hamponismo terrorista: movilizaciones violentas e infiltración paramilitar contra Venezuela y Nicaragua, intento de magnificidio contra Maduro. 4) Sicariato económico: bloqueo, agresión contra la moneda y mercado negro contra todos. 5) Gangsterismo informático. Fake news, big data, bots, Facebook, watsap, twitter contra Haddad y contra todo el mundo.
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Nuestra respuesta se ha limitado a la defensiva. Los progresismos no han aplicado estas tácticas, y sólo algunos han logrado sobrevivir a ellas apelando a la voluntad popular. En Venezuela, golpe abortado mediante movilización masiva, terrorismo apagado con Asamblea Constituyente y magnicidio frustrado. En Bolivia, secesión conjurada mediante referendo. Los progresismos desgastan en combatir estas ofensivas criminales el esfuerzo que podrían dedicar a las reformas sociales.
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En esta guerra en todos los niveles, en los últimos tiempos la delincuencia informática acarreó victorias electorales inexplicables en la que fue primera potencia del mundo y en la que sigue siendo primera potencia de América Latina. Al parecer, mediante el espionaje informático sobre el electorado, la fábrica de falsedades y de promesas contradictorias y su difusión saturativa por emisores ficticios y por esos nuevos partidos políticos sin calle que son las redes sociales, se tiene la fórmula mágica para hacer que las masas voten contra ellas mismas y quitarle a los progresismos su arma principal: el respaldo popular.
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Para orientar el voto, conocer a los votantes. Marcos Paz cita encuestas de Latinobarómetro que entre junio y julio ya dejaban presentir la sorpresa electoral en curso. El 90% de los interrogados consideraba que Brasil era gobernado por “un grupo poderoso en su propio beneficioâ€. El 44% pensaba que la democracia no es el mejor sistema de gobierno; el 41% expresó que le daría lo mismo vivir bajo un sistema no democrático, un 14% prefería un sistema autoritario, sólo 8% consideraba justa la distribución de la riqueza.
Si Latinobarómetro sabía eso de los brasileños, imagínense lo que mediante el Big Data conocería Steve Bannon, el asesor que aseguró la victoria de Trump. Le bastó mentir a través de las redes sociales para forzar la de Bolsonaro.
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Pues la mentira se ha vuelto la moneda de curso legal en los procesos electorales de la postverdad. Víctor Sampedro contabiliza en Publico.es que Barack Obama en su campaña de 2012 emitió un 25% de informaciones comprobadamente falsas; Hillary Clinton en 2016 un 30% de embustes y su rival Donald Trump un apoteósico 70% de mentiras descaradas. Estos deslaves de farsas son “viralizados†por Bots, emisores robots que infestan las redes sociales pretendiendo ser humanos, con embustes diseñados a la medida para cada grupo identificado por los Big Data. Uno de cuatro mensajes favorables a Trump en twitter fue generado por máquinas. Mentir ya no es un arte, sino un programa.
(http://www.other-news.info/noticias/2018/11/noticias-falsas-algoritmos-basura/)
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Los progresistas estamos obligados a comprender y neutralizar creativamente esta nueva fase de la delincuencia comunicacional. En Venezuela la televisión por suscripción ya acapara más de 70% de la audiencia, y hay más teléfonos celulares que habitantes. No sabemos cuántos usuarios de Facebook, de Watsap y de otras redes entregan sin saberlo información sobre sí mismos a los asesores electorales del Imperio. Teníamos GIS XXI (Grupo Nacional de Investigaciones Sociales del Siglo XXI), un espléndido instrumento para encuestas: lo descontinuamos. Chávez y Maduro accedieron al twitter. Apenas Miguel Ángel Pérez Pirela trabaja sistemáticamente el nuevo campo de batalla de las plataformas 2.0. Las izquierdas son por definición la vanguardia: no podemos estar en la retaguardia en la confrontación que quizá nos costará la vida.
PD: Adiós a Alí Rodríguez, salvador de la OPEP y de PDVSA, presidente de UNASUR. Rescató organizaciones internacionales y países, y nunca se supo de un acto deshonesto suyo en el ejercicio del poder. Cuánto lo necesitamos.
En la FILVEN presenté la segunda edición de mi título 85, EL VERDADERO VENEZOLANO: MAPA DE LA IDENTIDAD NACIONAL, y mis dos nuevos libros digitales, PARA REPOTENCIAR NUESTRA CONSTITUCIÓN, y EL PROYECTO SECRETO DE CONSTITUCIÓN, que pueden ser consultados en mi blog http://luisbrittogarcia.blogspot.com y bajados desde el enlace