Cuatro ejes (y logros) de la política exterior venezolana en 2018

La modalidad de guerra no convencional que se está desarrollando contra Venezuela ha convertido el escenario internacional en un campo de batalla estratégico.

En el transcurso de 2018, el gobierno venezolano trabajó en una reconfiguración del mapa de relaciones internacionales que ha sido fundamental para contener la amenaza explícita a la soberanía del país desde Estados Unidos, sus países y corporaciones aliadas. Los esfuerzos más importantes en este sentido pueden analizarse desde cuatro ejes.

Consolidación de una nueva geometría del poder en Latinoamérica y el Caribe

Durante el mes de abril, la presión estadounidense sobre el presidente Juan Carlos Varela generó una crisis política en las relaciones entre Panamá y Venezuela. Panamá emitió sanciones contra personalidades y empresas venezolanas, pero la respuesta inmediata del gobierno venezolano afectó de inmediato a las empresas aéreas panameñas y forzó al país centroamericano a retomar el diálogo y normalizar relaciones con el Gobierno Bolivariano.

Ya en noviembre se realizó un relanzamiento de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) en Nicaragua, donde, entre otras cosas, se denunciaron los intentos de Estados Unidos de resucitar la Doctrina Monroe y se expresó el rechazo a las acciones sistemáticas e injerencistas del Secretario General de la OEA y de algunos países que pretenden agredir la soberanía, la autodeterminación y el orden constitucional de la República Bolivariana de Venezuela.

Ante el escándalo de las corporaciones mediáticas multinacionales que son parte de esa guerra no convencional, el recién electo presidente de México Andrés López Obrador reiteró la invitación al presidente Nicolás Maduro para asistir a su toma de protesta, iniciando así una ruptura con el auto nombrado Grupo de Lima que debilita su papel como vanguardia actual de la arremetida diplomática contra Venezuela en la región y cierra el año anunciando a este grupo que México se niega a romper relaciones con Venezuela este 10 de enero, en reconocimiento al derecho a la autodeterminación de los pueblos.

Romper los cercos y el Plan Vuelta la Patria

Durante 2018 el canciller Jorge Arreaza y el propio presidente venezolano realizaron diversas giras por el mundo con lo que se contrarrestó la arremetida mediática contra la legitimidad del gobierno. La gira más importante emprendida por el canciller venezolano fue la llamada Gira de la Dignidad Sur-Sur. Arreaza visitó varios países del continente africano a principios de año, entre ellos Nigeria, Guinea Ecuatorial y Angola que son miembros de la OPEP y extendió invitaciones para acompañar las elecciones presidenciales venezolanas.

A pesar de la pretensión estadounidense de deslegitimar el proceso electoral por el cual resultó reelecto Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela, el proceso recibió el aval inmediato de los países del ALBA-TCP y otros países del mundo que manifestaron inmediatamente su reconocimiento. Líbano, Indonesia, Palestina, Gabón, Bielorrusia entre los primeros, pero de mucha importancia fue el reconocimiento inmediato de Rusiala República Islámica de Irán y por supuesto de la República Popular China, quien además llamó a la oposición a reconocer los resultados.

También, desde agosto pasado, Venezuela puso en marcha el Plan Vuelta a la Patria, creado por el presidente Nicolás Maduro que estableció un puente aéreo y terrestre para el retorno voluntario de quienes habían emigrado y se encontraban en situación de vulnerabilidad. En cuatro meses, este plan ha alcanzado la cifra de más de 10 mil retornados y retornadas desde ocho países (512 desde Colombia) y se ha consolidado como uno de los logros más sólidos de la política exterior venezolana al debilitar una de las matrices de opinión más difundidas en la guerra mediática contra Venezuela, según la cual quienes emigran lo hacen huyendo del régimen político, y con la que se pretendía sustentar una intervención humanitaria que permitiera violentar la soberanía del país.

Geopolítica para evadir el bloqueo económico

La política de sanciones económicas impuestas por la Administración Trump a Venezuela y otros países, entre los que se encuentran Siria, Irán y Rusia, así como el endurecimiento de las relaciones comerciales con China, se han constituido en un aliciente para la búsqueda de alternativas geopolíticas y financiamientos.

En este contexto, el presidente Nicolás Maduró visitó la República Popular de China en septiembre del año en curso, en la que firmó con el gigante asiático 28 acuerdos en materia financiera, tecnológica, minera, así como en alimentos y medicinas. En cuanto a los acuerdos firmados entre China y Venezuela durante esta importante reunión, estos podrían implicar que en el corto plazo China sustituya a Estados Unidos como principal comprador de petróleo venezolano.

También, a principios de año se realizó en Teherán una reunión en el marco de la XVIIII congregación del Movimiento de Países No Alineados, en las que se fortalecieron las alianzas en distintas áreas entre las que destacan las materias agrícolas, petroleras y científico-técnicas, así como en las áreas de salud y vivienda.

Dos viajes más que realizó el presidente este año y que resultaron de vital importancia para romper el cerco económico fueron los que hizo en julio a Turquía, para la toma de posesión del presidente Recep Tayyip ErdoÄŸan, y en diciembre a Rusia, justo después de la reunión del G20.

Con Erdogan, Venezuela tejió alianzas bilaterales en materia de cooperación comercial y financiera mutua, donde la venta y refinación de oro es clave para que Venezuela esquive las sanciones de Estados Unidos. Vale la pena destacar que cerca de 100 empresarios de Turquía manifestaron su intención de invertir en Venezuela en las áreas de salud, ganadería, energía y transporte. Entre estos últimos, Turkish Airlines, una de las principales empresas aéreas de Turquía, manifestó que espera establecer en Venezuela su base de operaciones para ofrecer servicios en América Latina y el Caribe. El broche de oro de esta visita fue la reciprocidad del presidente turco quien a finales de año viajó a Venezuela y ratificó los acuerdos hechos en Estambúl.

Finalmente, la visita del presidente venezolano a su par ruso, Vladimir Putin, justo después del G20 para ratificar acuerdos comerciales y militares, exaltó la prensa mundial que aún parece sorprenderse de las hábiles maniobras con las que Venezuela ha seguido subsistiendo a pesar del endurecimiento de las sanciones estadounidenses.

Alianzas militares para la defensa de la soberanía nacional

La amenaza contra Venezuela que se ha venido tejiendo este año desde los Estados Unidos y sus países aliados en la región, como Colombia, ha generado una razonable preocupación del gobierno venezolano por la preparación militar para la defensa de la soberanía, por lo que se han concretado varios acuerdos militares, visitas y ejercicios conjuntos con países amigos.

Entre las acciones concretadas este año en esa área destacan una operación combinada China-Venezuela que contó con la visita del buque hospital de la Armada China durante varios días a puerto venezolano, en el que se desarrollaron distintos ejercicios entre ambas fuerzas, y los ejercicios militares con Rusia que cerraron el año con una maniobra aérea conjunta que implicó la llegada a Caracas de cuatro aviones de la Fuerza Aérea Rusa: el bombardero pesado supersónico Túpolev TU-160, el avión de transporte estratégico Antonov AN-124 y el reactor Ilyushin IL-62. Ambas encendieron las alarmas de Estados Unidos y sus aliados regionales, dada la importancia geopolítica de estas operaciones y el papel disuasivo que tienen para contener los planes de intervención directa contra Venezuela.