Leopoldo Puchi analista político
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De acuerdo con las informaciones publicadas en diferentes diarios, entre ellos El País de España, a partir de diciembre pasado desde oficinas gubernamentales estadounidenses se puso en marcha un plan destinado a cambiar el gobierno de Venezuela, una idea que ya estaba en agenda pero que tomó un nuevo impulso con la llegada de Mauricio Claver-Carone, un cubano-americano que había enfrentado a Obama, al puesto de director de Asuntos del hemisferio occidental del Consejo de Seguridad Nacional.
En los reportajes se detallan las reuniones que se sostuvieron en Washington con algunos líderes de la oposición venezolana que fueron luego integrados a la programación.
PRESIÓN
A partir de la evaluación de la situación venezolana se había llegado a la conclusión de que la grave situación económica, el descontento social y las controversias sobre la elección presidencial de 2018 creaban las condiciones necesarias para desplegar un plan exitoso. Sobre esas condiciones, se diseña una estrategia destinada a ejercer presión sobre la oficialidad de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) para que esta deponga a Nicolás Maduro.
TRES EJES ESTRATÉGICOS
Uno de los ejes de la estrategia trazada es la creación de una imagen de doble poder, ya que la sola percepción de que existen gobiernos paralelos debilita la autoridad del Gobierno y brinda argumentos jurídicos que sirven para estimular deserciones en el estamento militar, que es el punto neurálgico. Los reconocimientos cumplen la función de reforzar esa imagen.
Otro eje estratégico son las sanciones económicas, ya que afectan la capacidad productiva nacional y las importaciones. De este modo se empeora una situación ya fuertemente deteriorada por los errores de las políticas macroeconómicas y la ineficiencia de la gestión pública. Las nuevas sanciones petroleras pueden multiplicar de forma exponencial los problemas económicos.
El ambiente de caos que se pudiera generar sirve para presionar a la Fanb para que se insubordine.
MONTEVIDEO
Un tercer eje de la estrategia consiste en advertir sobre una posible invasión.
Por el momento, ese anuncio es utilizado como un mecanismo de presión hacia los militares, a los que se les pone en la disyuntiva de combatir o no en el caso de que una intervención directa llegara a ocurrir.
Se considera que esa presión pudiera conducirlos a escoger la opción de una sublevación o de un golpe palaciego en lugar de enfrentar una invasión.
De no dar resultados esas presiones sobre los militares, no estaría descartada una intervención, pero también es probable que cobre fuerza un esquema de negociación en el que se lleguen a acuerdo de cohabitación de largo plazo. Es el esfuerzo que debe realizarse en Montevideo.