EEUU y su plan para derrocar gobiernos progresistas

Por Alain Valdes Sierra/PL

El dialogo tras la instalación de la mesa de negociación entre el gobierno sandinista y el sector empresarial, con la Iglesia Católica en el papel de testigo, se reinicia este próximo miércoles en Nicaragua.

La iniciativa anunciada por el presidente, Daniel Ortega, es aplaudida por parte importante de la comunidad internacional y la mayoría de los sectores de la sociedad nica, cuya mayor preocupación es la recuperación económica del país tras los estragos causados por el intento de golpe de estado de abril de 2018.

Sobre las condiciones actuales para el diálogo y cuánto de él se puede esperar, conversó Prensa Latina con Carlos Fonseca Terán, directivo de la secretaría de Relaciones Internacionales del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Lo primero, explicó, es entender que el intento golpista y otras acciones violentas no fueron resultado de un problema social en el país, ni siquiera son el resultado auténtico de las contradicciones políticas de la sociedad nicaragüense.

La crisis, afirmó, resultó de la implementación de un plan de Estados Unidos para derrocar gobiernos que no son afines a sus intereses.

Tras el intento de golpe, recordó Fonseca, el gobierno hizo un llamado al diálogo, pero la derecha no utilizó el dialogo para superar la crisis de manera pacífica, que era el objetivo principal del Sandinismo, meta alcanzable entonces mediante el consenso.

‘La derecha no negoció, y fue un grave error porque era un momento en el que estábamos en una situación vulnerable, sin embargo lo apostaron todo a la violencia, a la deposición del gobierno elegido por el voto popular’.

‘Se emborracharon con la idea de alcanzar el poder, y perdieron totalmente la perspectiva’, en esto pesó mucho -explicó- el hecho de que la derecha respondió también a directrices foráneas, líneas que no estaban en correspondencia con la realidad del país.

‘Eso limitó la capacidad de la oposición para actuar de acuerdo con sus propios objetivos’, subrayó el militante sandinista en referencia a las conversaciones de mayo de 2018 en que la Conferencia Episcopal fungió como ente mediador.

‘El dialogo fracasó, no fue la vía que nos permitió salir de la crisis, lo logramos mediante la acción organizada del pueblo, de las instituciones del gobierno, el liderazgo político del frente sandinista, y otras acciones concretas que nos permitieron desmantelar los tranques y recuperar los espacios tomados por la oposición violenta’, destacó.

Una vez derrotado el intento golpe y recuperado el control, rememoró, la oposición intentó convertirse en abanderada del diálogo, pero un diálogo sobre una crisis que ya estaba superada.

‘No solo adoptaron esta postura tardía, sino que plantearon un diálogo contraproducente, sin ideas para el avance, más bien para retroceder, fingiendo que la crisis no había terminado’.

Querían los mismos mediadores, los mismos interlocutores que no respondían a la nueva realidad, y como ejemplo reciente tenemos el rechazo a la oferta hecha por el gobierno de México de fungir como mediador en las conversaciones.

‘La derecha reaccionó de manera visceral e irracional, exigiendo al que se ofreció como mediador que condenara a una de las partes, pero además descalificaron la oferta mexicana alegando que ese país no tiene las suficientes credenciales democráticas’, señaló,

Tal reacción, explicó, puso en evidencia una vez más que la derecha realmente no están interesada en dialogar.

Ahora estamos ante una nueva convocatoria al diálogo, pero las condiciones son otras, aclara, ‘el país ya no está sumido en el caos y se recupera a pesar de las constantes campañas mediáticas que distorsionan la realidad nacional, además el FSLN está en una mejor posición para negociar, más fortalecido’, señaló.

En la nueva mesa que quedará instaurada este miércoles la situación es otra, manifestó Fonseca, hay cambios en esta ocasión, ahora el mediador no es la Conferencia Episcopal, solo el Nuncio Apostólico Stanislaw Waldemar Sommertag y el Cardenal Leopoldo Brenes estarán presentes en calidad de testigos.

La contraparte al gobierno es el sector empresarial, muy preocupado por retomar las conversaciones y que podría poner razón al otro lado de la mesa, porque a la derecha solo le interesa el cambio político y no la mejora de las condiciones socioeconómicas del país, que es la prioridad de gobierno del sandinismo, expuso Fonseca.

Sobre el nuevo proceso el presidente Ortega aclaró también que sería a puertas cerradas y sin la presencia de los medios de comunicación, para evitar así varios de los errores que contribuyeron al fracaso de las conversaciones anteriores.

Entonces, recordó Fonseca, la derecha perdió la bandera del diálogo y nosotros pasamos a la ofensiva porque estamos conscientes de la necesidad de dialogar, de generar consenso en función de buscar soluciones a los problemas del país, como siempre ha hecho el gobierno sandinista desde que retomó el poder en 2007.

‘Pienso que retomar la senda del dialogo es un factor más que contribuye a la estabilización del país en la que el gobierno viene trabajando tras la derrota del golpe’, concluyó.