Roger Capella
Por supuesto que no intento desarrollar una opinión económica, porque no soy economista, ni lo pretendo ser, mucho menos cotejarme con los talentos que escriben en 15 y último y tantas otras páginas especializadas en el tema económico. Sencillamente es la observación de un ciudadano con motivaciones políticas de larga data y que registra los hechos cotidianos e intenta interpretarlos.
Como todos y todas, quienes habitamos nuestra amada patria Bolivariana de Venezuela, soy víctima de la invasión (imperceptible como tal), de un enemigo letal de nuestro pueblo, como lo es la especulación. Cada cosa que compramos, alimentos o no, es un disparo a nuestras economías familiares.
La especulación hace más daño, económico, político y social, que una invasión de marines. Mientras una invasión puede convocar una conducta gregaria en torno a la defensa de la Patria, la especulación, irrita, maltrata, produce rechazo político, desmoraliza, deprime, etc. a cada ciudadana o ciudadano. Cuando reclamas, el o la comerciante te responde con: “no viste como amaneció el dólar hoy?†Algunos hasta te quieren y te cobran en dólares. Las explicaciones de quienes saben de economía, cuesta un montón entenderlas, incluso a Pasqualina Cursio. Incluso, algunos amigos argentinos, como Chacho Contesti, me preguntan por el rumbo de la economía venezolana y le respondo que, desde hace años, que mientras no comprendamos la esencia política de nuestra situación económica, y que lo político tiene que ver con la conspiración en los más diversos sentidos de que ha sido víctima nuestra revolución desde los primeros días, nunca podremos comprender las circunstancias económicas que estamos sufriendo. Dicho de otra manera, cuando nuestro gobierno establece la política de los CLAP, no se puede ver como una elemental “ayuda humanitaria†o revitalización de la economía familiar del venezolano/a. NO, es en esencia una respuesta político militar al bloqueo imperial y a la especulación comercial. En todos los procesos de cambio del siglo pasado y del actual ocurren estos fenómenos, con sus variables. Y. por supuesto, quienes se ven seriamente afectados son los sectores con menores ingresos. Es decir, es un fenómeno que se comprende mejor si aceptamos que la lucha de clases, existe, y no es una mera formulación teórica marxista.
El embate que está sufriendo nuestro pueblo, es brutal, inhumano, criminal, pero también, la respuesta de nuestra gente, así como hace doscientos años atrás, donde al lado de nuestros libertadores, conquisto la independencia de una gran parte del continente Americano, hoy libra una batalla diaria, ejemplar, que nos ha convertido en una referencia heroica para los pueblos del mundo.
Es así que cuando oigo hablar de crisis económica en Venezuela y sales al carretera y ves innumerables camiones transportando cualquier cosa, recuerdo al “economista†Chopa†quien siempre me dijo, “en las crisis no hay camiones en las vías, ni de comida ni de nada, porque en las crisis no hay nada que transportarâ€. Cuando dicen, ….†hay que producir lo que nos comemos†vemos en los mercados tradicionales, en los que se improvisan todos los días y en casi todas las ciudades del país, y los “ventorrillos†con frutas y verduras, que no existían y que ahora cada tres cuadras encuentras alguno, se demuestra que estamos produciendo alimentos como nunca había ocurrido.
Y para los que no somos economistas, han aparecido fenómenos nuevos, que nos indican el índice especulativo. En algunos peajes hay una suerte de nuevos vendedores, jóvenes todos, que venden chupetas. Desde hace unos seis meses comenzaron vendiendo las chupetas en tres por cien soberanos, y así fueron progresivamente aumentando el precio. Hubo algunos saltos como en el 23 de enero y luego el 23 de febrero, cuando llegó a tres por mil. No sé si por la derrota se estabilizó en mil y ayer, con el anuncio del representante de la especulación, Guaidó, saltó a mil quinientos las tres chupetas.
Regresaba de Puerto Cabello y le dije a mi esposa, fíjate, mira el chupetómetro, esos cartelitos te indican el golpe especulativo.
Por cierto, el cierre de la frontera con Colombia produjo un frenazo y hasta un recule en los precios de algunos alimentos. Curiosa la economía…