La crisis de los misiles en Venezuela: una entrevista con Juan Contreras

Juan Contreras, dirigente de la Coordinadora Simón Bolívar, líder del Movimiento Popular del combativo 23 de Enero de Caracas y ex-diputado de la Asamblea Nacional.

En la actividad política del presente hay una disputa sobre la interpretación de la historia, tanto desde la derecha como desde la izquierda. La crisis que vivimos se desata públicamente cuando la derecha levanta la bandera del 23 de Enero. ¿Cómo entiendes el esfuerzo de Juan Guaidó de apropiarse de aquella fecha nuestra en esta disputa por la historia?

Comenzaría diciendo que no hay 4 de febrero de 1992 [Rebelión de Chávez] sin 23 de febrero de 1958. Si bien es cierto que la oposición, la derecha, la oligarquía venezolana viene tratando de apropiarse de una u otra forma de fechas simbólicas como este 23 de Enero del 58, el 12 de febrero de 1814 que es el día de la juventud, la Batalla de la Juventud, no es menos cierto que son fechas simbólicas para nuestro pueblo y que el gran protagonista de todas estas jornadas a lo largo de los años ha sido el pueblo llano, un pueblo que viene caminando desde atrás. Nosotros podemos decir que hay una corriente histórica que se enmarca en este momento y desde hace rato, primero con las luchas de Guaicaipuro, segundo con las luchas de José Leonardo Chirinos por restablecer la República, por la abolición de la esclavitud y en el siglo XIX nuestros Libertadores, Miranda , Bolívar, Sucre. Luego 1874, “tierra y hombres libres”, Ezequiel Zamora, luego el 23 de enero de 1958 al que te refieres, luego 27 y 28 de febrero de 1989., y finalmente el 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992, que son insurrecciones cívico-militares.

De ahí venimos y esa historia, o esa carga histórica que ha venido a llevar a cabo nuestro pueblo y que nos ha acompañado en este momento con una fortaleza importante, tiene que ver con el pueblo y no con una dirigencia que hoy se arrastra a los designios del omperio norteamericano y quienes para llenar uno de sus actos tienen que poner la bandera de los Estados Unidos, que invocan a una invasión, cuando todos sabemos que en una invasión en pleno siglo XXI no hay bombas que solo maten chavistas o balas que solo sigan a los chavistas o persigan a la gente progresista o en todo caso, a la gente que ha mantenido una postura de lucha y se enmarca dentro de esta corriente histórica. Ellos, la derecha, son la antítesis de todo este acervo histórico. No tienen argumentos ni tienen sustento de dónde agarrarse de nuestra historia porque esa historia está forjada y contiene la participación de nuestro pueblo con una cuota social en vida, con sangre. Todos estos años, más de 500 años de pelea han sido del pueblo pobre, de ese pueblo que hoy decimos bolivariano y chavista.

Examinando el panorama internacional, ¿crees que Trump está dando un paso atrás en el Medio Oriente para hacerse fuerte en su patio trasero? Aparentemente lo que está pasando en el continente también tiene mucho que ver con el proceso de “Roll Back” o de “hacer retroceder” que EEUU impulsó en la región en los años 80, casos Granada, Guatemala, Nicaragua y El Salvador. Viendo la situación continental actual en la que nos encontramos, concretamente en Venezuela, ¿cómo interpretar geopolíticamente esta situación?

Comenzaría diciendo que lo que está ocurriendo se asemeja mucho a 1962 durante la Crisis de los Misiles en Cuba. El Comandante Fidel Castro tuvo una discusión con el Che Guevara, y el Che le decía que ya se lo había advertido. Es decir, cuando se fue a tratar el tema de los misiles la reunión fue por arriba entre Rusia y los EEUU, no contó Cuba para nada. Y es posible que estemos ante un momento muy parecido en la historia, que es cíclica y hay un momento en el que se repite. Porque después de la reunión entre Putin y Trump cambia la política. Los gringos ofrecen sacar las tropas de Siria, cosa que todavía no se ha completado, y hace poco firmaron la retirada de las tropas en Irak, y uno pudiera pensar desde el punto de vista geopolítico que son las potencias las que deciden y pareciera que nuestro gobierno no cuenta en esta disputa. Pero pudiésemos estar pensando que llegaron a un acuerdo. Podríamos decir que llegaron a un acuerdo con los rusos, donde definieron a Venezuela como patio trasero. Han podido hacer, en términos coloquiales, hablando desde el barrio, un “cambalache”. Yo te dejo a Venezuela, tú me cedes Siria. Hay algunas jugadas estratégicas desde el punto de vista geográfico, pudiésemos hablar entonces de los años 80, de toda la lucha de contrainsurgencia que se libró en Centroamérica.

Hoy, cuando vemos que nombran a un asesor como Elliott Abrams, que tiene toda una trayectoria, un perfil guerrerista, que fue quien impulsó el tema del Irán-Contra en Nicaragua y que fue el mismo que impulsó los actos de contrainsurgencia en El Salvador, en Guatemala y la invasión a Panamá, vemos que es una actitud guerrerista que ellos están considerando. Es decir, retomar lo que para ellos es su patio trasero. Hoy como hace doscientos años atrás, en 1823, la Doctrina Monroe, que es diseñada por John Quincy Adams pero acuñada a James Monroe, y que se sintetiza en “América para los americanos”, que no es otra cosa que la advertencia que los gringos le hacen a Europa de que cualquier situación, cualquier hecho que se pudiese presentar en América Latina donde ellos se pudiesen inmiscuir, podría ser considerada como un acto de injerencia. Eso es lo que creo que sigue vigente en este momento, 208 años después. La confrontación sigue siendo, no tanto por nuestros recursos, que sí vienen por nuestros recursos, pero creo también que les molesta profundamente la Doctrina Bolivariana que es la que ha acompañado al pueblo venezolano en estos años. Es la confrontación entre la teoría Monroe y la teoría Bolivariana.

Bolívar decía, y se refería a la América meridional, que no es otra que la América Latina y el Caribe, que era necesario construir un Bloque de Repúblicas, construir una sola Nación y ya entonces Bolívar lo veía, en 1825, 1826. “Los Estados Unidos de Norteamérica están destinados por la Providencia para plagar de hambre a la América Latina en nombre de la libertad”. Lo estamos viendo, y esta confrontación que se da 208 años después sigue siendo eso, la pretensión de la hegemonía de los gringos sobre lo que ellos han considerado su patio trasero. Venezuela hace 208 años estuvo a la vanguardia de las independencias de América Latina y el Caribe, y hoy nos toca jugar de nuevo el papel de vanguardia estelar. Me atrevería a decir que en Venezuela no se está jugando solo el destino de la Venezuela Bolivariana, se está jugando el destino de América Latina y el Caribe, la América Meridional de la que habló Bolívar.

Como bolivarianos y como latinoamericanistas, ¿cómo debemos responder ante los esfuerzos del imperialismo para fomentar los enfrentamientos en la región? Como tú dices, el imperialismo se propone fragmentar para que no se consolide el proyecto de Bolívar. Evidentemente, los gobiernos de Colombia y de Brasil se han plegado de forma sumisa a estos intereses norteamericanos, aunque también hay que distinguir pueblos de gobiernos, no podemos caer desde nuestro lado en chovinismos. Entonces, ¿Cómo asegurar que esta crisis no rompa lo ya consolidado en el proyecto de la integración americana, que por supuesto es una integración de pueblos y no de gobiernos?

Aquí hay que traer de nuevo a colación a Bolívar, quien a través de la Doctrina Bolivariana nos planteaba el tema de la integración, de construir un bloque de naciones, una sola Nación, ya previendo lo que se nos venía con el imperio norteamericano, mientras que la Doctrina Monroe trata de dividir a nuestros pueblos. Y hoy una vez más lo están demostrando. El ascenso al gobierno de personas como Iván Duque que representa a la oligarquía colombiana y Bolsonaro, que es la ultraderecha de Brasil, más Macri en la Argentina. Hay que decir que hay un revés. En dos décadas ganadas del proceso de unificación y articulación de América Latina, ahora vamos como en retroceso en ese sentido y estos tipos de gobierno que son como títeres del imperio, están llevando a cabo la agresión y la injerencia directamente desde la frontera, desde la política. Y lo que expresan sus funcionarios para seguir dividiendo a América Latina en un momento bien delicado de acoso contra el Proceso Bolivariano por lo que él significa.

Frente a esa diplomacia que se da entre las naciones, entre los gobernantes de diferentes gobiernos, está la diplomacia de los pueblos. Y a mi modo de ver, en el campo popular deberíamos ver cómo nos articulamos, como en el caso del acto que se celebró en Caracas del Congreso de los Pueblos, yo creo que esa es la diplomacia de los pueblos. ¿Cómo nos vamos integrando en el campo popular desde abajo en las distintas experiencias que hay a lo largo y ancho de América Latina y el Caribe? Nuestros campesinos, nuestros obreros, nuestros indígenas, nuestros estudiantes, la gente de nuestros sectores populares. Pudiésemos decir un dicho muy criollo aquí en Venezuela que “lo que es igual no es trampa”. Ellos están jugando con la diplomacia por arriba entre los gobiernos para de forma injerencista tratar de bloquear, de atacar al Proceso Bolivariano, y nosotros en su defensa estamos obligados a expandir más allá de nuestras fronteras la ideología bolivariana que no es otra cosa que la ideología de integración de la América Latina y el Caribe. Volviendo a repetir lo mismo, lo que dijo Bolívar sobre la América Meridional, esa visión estratégica y geopolítica que en su momento tuvo Bolívar al tener una visión política bien amplia de todo el continente. Yo creo de verdad que hay que extender los lazos, las redes del campo popular para frenar esta arremetida y no caer en el chovinismo.

Ha habido mucha xenofobia por ejemplo contra el colombiano, no de ahora solamente. En Venezuela antes el sinónimo de colombiano era narcotraficante, o choro, es algo negativo. Y resulta que no todo el pueblo colombiano es narcotraficante o choro.

ay un pueblo culto, un pueblo que también está luchando, y porque no decir ahí está la insurgencia, llámese FARC, llámese ELN, es pueblo en armas, es pueblo en lucha. Y si miramos otro tanto hacia Brasil ahí está el MST que son campesinos, que tienen toda una lucha, una trayectoria. Yo creo esas son las cosas que hay que aprovechar, son las circunstancias que nosotros tenemos que plantear, por ejemplo nuestro gobierno, o mejor dicho nuestras organizaciones del campo popular deberíamos ver cómo planificamos para que cada cierto tiempo, periódicamente, viniesen unas brigadas tanto de Brasil como de Colombia. Y lo digo en primer caso porque tienen toda una experiencia en el campo, en la producción, pero también de todos los países de Latinoamérica a ayudar al proceso de autoabastecimiento en el campo, cómo ir produciendo. Creo que esos son los mecanismos de los pueblos que nosotros debemos articular desde abajo para darle respuesta al tema de la desintegración que en todo caso es lo que busca el imperio norteamericano con nuestros pueblos.

Defender la Patria no debería pasar por el espectáculo mediático, el espectáculo jurídico, el show digamos. Hay que dar respuestas populares también y hay que incorporar al pueblo a la defensa de la Patria y, desde mi perspectiva, esto es una tarea pendiente. ¿Qué podemos hacer? ¿Qué debemos hacer desde el campo popular para asegurar no solamente la defensa de la Patria sino también el avance del Proceso Bolivariano y de la Revolución en un momento de crisis como el que vivimos actualmente?

Creo que hay tres elementos que han sostenido este Proceso de estos 20 años en la Venezuela Bolivariana. Uno, la carga histórica que tiene nuestro pueblo con la lucha de emancipación y en ese sentido con la Doctrina Bolivariana. Con la independencia que nos dejaron nuestros Próceres y con su herencia como Ejército Libertador. Creo que esa carga ha estado presente en estos 20 años y creo que juega un papel estelar.

En segundo lugar, lo que todos conocemos, la unidad cívico-militar, es decir, pueblo uniformado y pueblo civil, que al final es el mismo pueblo. Es un pueblo que se fue al tema militar por alguna convicción de hacer carrera. Pero es el mismo pueblo, el pueblo uniformado no escapa a las vicisitudes que vive el pueblo civil. Es decir, ses otro elemento que hay que tener en cuenta a la hora de evaluar y la disposición de cambio que ha tenido el pueblo venezolano que se manifiesta desde el 27 y 28 de febrero de 1989, cuando el pueblo salió a la calle y enterró las recetas del Fondo Monetario Internacional y la política neoliberal que se planteaba en nuestro país en ese momento y que nos costó aproximadamente un costo social en vidas de unas 5000 personas. Es el mismo pueblo que después el 6 de diciembre de 1998 elige al Comandante Hugo Chávez Presidente de la República Bolivariana de Venezuela y que en 1999 aprueba la Constitución. Ese pueblo aprueba un nuevo periodo presidencial de Chávez y el 7 de octubre de 2012 elige al Presidente Chávez por tercera vez. Y que el 14 de abril de 2013, en voto de confianza al Comandante Hugo Chávez, elige a Nicolás Maduro Presidente. Yo creo que ahí está la síntesis, el esfuerzo que ha estado haciendo el pueblo venezolano, esa disposición de cambio que se ha mantenido.

Más allá del liderazgo del Comandante Hugo Chávez o más allá de los gobiernos o más allá de la llamada dirección de la Revolución, la dirección político-militar como se conoce ahora a la dirigencia del Proceso Bolivariano, creo que hay un pueblo que dijo basta, que ha echado a andar un proceso, que cree en la Revolución y existe una franja importante que se tomó en serio cuando Chávez nos planteó la construcción de la Revolución Bolivariana y el socialismo como el elemento político y el Estado Comunal como el elemento de la transición hacia el Socialismo Bolivariano y es ese pueblo quien lo está guiando. Es decir, las personas individuales, por muy brillantes que sean, no son suficientes, y en ese sentido lo decía Chávez como Bolívar el era solo una paja que ayudaba a caminar ese proceso, creo que hay un pueblo precisamente que ha dicho basta y se ha organizado y con todas las cosas que podamos criticar, con todas las cosas malas que podamos estar viviendo, estoy convencido que hay una salida y esa salida es con el pueblo. Por lo que pase la salida del Proceso Bolivariano, como camine el Proceso Bolivariano es con el pueblo, es con el campo popular, es con la organización de nuestro pueblo obrero, campesino, indígena, estudiantil y los sectores populares de nuestros barrios. La salida es con eso. No hay salida por arriba negociada con las cúpulas, no hay salida al Proceso Bolivariano aceptando el chantaje para ir en cinco o seis meses a unas elecciones. La salida es con el pueblo y con el pueblo es con quien hay que negociar y sentarse a hablar. No hay otra.

Entrevista realizada por Cira Pascual Marquina para Venezuelanalysis y transcrita por la Fundación Pakito Arriaran.

Fuente
https://venezuelanalysis.com y https://pakitoarriaran.org