El viernes numerosos amigos y colegas nos reencontramos en el Cementerio del Este para despedir a Eleazar, el director de este diario, el eterno profesor. Nos vimos entre un mar de canas y de jóvenes de otras generaciones. Hubo un común denominador en las preguntas que nos formulábamos: qué va a pasar, primeramente con sus lectores, con el diario y con nosotros sus amigos, cuando encontremos vacía esta página, imprescindible fuente del análisis que necesitábamos leer, de la esquina de la noticia que no habíamos percibido, de la denuncia, del aliento, una guía orientadora necesaria. A la “Eleazaróloga†del gremio (bautizada así por Clodovaldo Hernández), Cristina González, y a la suscrita, se nos ocurrió que, así como lo ayudamos con su última columna, llenar esta página, no con análisis, sino con sentimientos, con una muestra del afecto que palpamos ahí.
Esperamos no defraudarte, querido Eleazar. Fíjate tú: el título de la columna lo sugirió una socióloga que aprendió a titular contigo, Maryclen Stelling…
Mariadela Linares
Roy Chaderton Matos
Se me ocurre algo que no necesita ocurrencia, simplemente me duele el alma. Se va uno de los imprescindibles. Eleazar, sin descanso, combatió todos los días, como ciudadano, como periodista, como político, como izquierdista, sin hacer concesiones inaceptables. Deja huella, deja discípulos, deja seguidores y por supuesto en esta materia, hay ocasiones cuando no ocurre, pero en esta sí, deja recuerdos. Es un personaje para ser evocado.
Ernesto Villegas
Extrañaremos, sí, “Los Domingos con Díaz Rangelâ€. Pero Eleazar, tipo previsivo, se encargó de dejar recién salidos o por salir del horno unos libros que atenuarán la nostalgia por su pluma de cronista, polemista, historiador. Ya coordiné con Pedro Calzadilla, presidente del Centro Nacional de Historia, para que estos sus últimos textos -descargables en su página web- sean publicados en papel próximamente. De modo que los domingos sigan siendo de Eleazar.
Eduardo Fernández
No puedo decir que fui amigo personal de Eleazar Díaz Rangel. Pero tengo un recuerdo imborrable: cuando no encontraba mucho espacio para dar testimonio de mis ideas, recibí una llamada de Eleazar, que me invitó a colaborar en Ultimas Noticias. Le contestè que la línea editorial del periódico es completamente diferente a lo que yo pienso. Me contestó que por eso mismo querían tenerme. Eleazar Díaz Rangel, de manera generosa y respetuosa del pluralismo me invitó a participar en el periódico. Venezuela ha perdido un periodista muy notable.
Cristina González
Díaz ¡qué bueno haber compartido contigo la vida!. ¡Gracias! Me enseñaste a pensar en las múltiples opciones ante cada experiencia. Aprendí contigo el equilibrio y la rigurosidad que en muchos momentos me resultaban desesperantes, pero que me templaron el espíritu y el entendimiento. Tu perseverancia me mostró que aferrarse a lo que crees que es la verdad me permite dar pasos firmes. ¡Hoy siento que cincuenta años fueron un minuto!
Julio Escalona
Eleazar hizo historia como militante, cronista de una época, formador de generaciones, maestro, voz de los que no tienen voz.
Roberto Malaver
Cuando uno leía “Los Domingos de Díaz Rangelâ€, uno sabía que allí había información. Había veracidad. Investigación. Ética. Y uno sabía que allí había todo eso, porque también uno sabía que esa columna era escrita por un maestro, por un hombre honesto con él mismo, y con el “mejor oficio del mundoâ€. Uno sabía que el profesor y amigo, Eleazar Díaz Rangel, estaba allí, dejando su vida para siempre.
Luis Britto García
A Eleazar: Venezuela es un país asediado por enemigos externos en los planos económico, social, estratégico, mediático y diplomático. Sobre estos enemigos en la mayoría de los casos no podemos influir: cuidémonos de los enemigos internos, a los cuales sí podemos y debemos controlar.
Aram Aharonian
La triste información de su muerte dice poco de Eleazar. Se fue uno de los pocos referentes de la historia contemporánea venezolana y latinoamericana, humilde y sincero, didáctico y popular, lector empedernido, analista acucioso, beisbolero permanente. Su título siempre fue el de “profesorâ€, formador de periodistas desde la UCV.
Earle Herrera
Cuando publiqué La Magia de la Crónica, a Eleazar Díaz Rangel se le salieron el profesor, el periodista deportivo y el aficionado taurino juntos y me observó que obvié la crónica taurina. Le respondí que no consideraba las corridas un deporte. Capoteó en el ruedo: “Tú no te conformas con ser magallanero, deja tranquilos a los toros, chicoâ€.
Clodovaldo Hernández
La rigurosidad que caracterizó a Eleazar se hizo más notoria en la medida en que es un atributo en extinción en el oficio. Fue profesor en las aulas y en la práctica y, como tal, el hábito de ubicar los hechos en su contexto histórico es una de sus mejores lecciones. Tuvo la virtud de la coherencia: actuó según lo que predicó y predicó aquello en lo que creyó. Otro ejemplo digno de seguir.
Frasso
Eleazar, sólido amigo, leal, incorruptible, firme en su profesión, el consejero oportuno y siempre fuiste de esos imprescindibles, de los que hablaba Bertolt Brecht… un AFRASSO a la eternidad mi profe.
Maryclen Stelling
Cual tradición esperábamos el último día de la semana para leer, disfrutar y analizar “Los domingos de Díaz Rangelâ€. Una cátedra de periodismo honesto, crítico, valiente y, sobre todo, nada complaciente. Con conocimiento y autoridad Díaz Rangel se paseaba por la crítica situación nacional al igual que internacional, entretejiendo con pericia relaciones de causa y efecto. Lector empedernido, y sin esquivar su experiencia docente, compartía con lectores y lectoras su extensa biblioteca. Hoy lloramos su partida física a la vez que celebramos su amplio y perdurable legado. Un hasta siempre al amigo y mentor.
Domingo Alberto Rangel
Sin haber tenido la oportunidad de ser su amigo pero respetando al ser humano que sin conocerme me invitó a escribir en el diario más leído del país puedo dar fe del profesionalismo y honestidad de quien jamás objetó nada de lo que escribo … También de su agudo análisis político y fino humor… EDR hará falta.
Carola Chávez
Eleazar, el guardián de la verdad, siempre firme, convencido, muchas veces solo, valiente, aún en estos tiempos cuando la mentira se llama postverdad,. Aun cuando parece que del periodismo solo quedan cenizas, veremos germinar las semillas honestas, valientes, luminosas que durante toda su vida fue sembrando con su ejemplo Eleazar
Alberto Aranguibel
El más honesto desprecio a la cursilería, a la insensatez y a la injusticia humana. La sobriedad afable que imprimió siempre a su risa proverbial. La objetividad como conducta indoblegable, fundada en la verdad que surge de la inteligencia y no de los apasionamientos bastardos o retóricos. La más convencida devoción por la amistad auténtica, perdurable y sin dobleces.
Manuel Isidro Molina
Tuve la fortuna, junto con Roberto Malaver, de ser llamados por Eleazar para realizar las entrevistas dominicales de Últimas Noticias: “Mi idea es que tú, Roberto, entrevistes a los antichavistas; y tú, Chiro, a los chavistasâ€. Roberto y yo nos miramos sorprendidos, y recuerdo que pregunté al anfitrión: ¿Y quién entrevista a quienes no son chavistas o antichavistas? Nos reímos, pero quedó en el ambiente la necesidad de saltar de lo bipolar a la pluralidad.
Luisana Colomine
De Eleazar aprendí el arte de escribir bien, bajo la presión de un tiempo de entrega, sin olvidar la noticia y sin sacrificar la verdad. En su último libro está la clave del legado para las nuevas generaciones que se dediquen al mejor oficio del mundo: “¿Cómo regresar a un periodismo respetuoso de la ética?â€. Regresemos a ese periodismo. Será el mejor homenaje a EDR.
Roberto Hernández Montoya
Eleazar era una referencia. No concluía un parecer si no conocía primero el de Eleazar, aunque no estuviera de acuerdo porque el suyo estaba siempre enriquecido con su experiencia y su lucidez.
Armando Carías. Cuando entré en la Escuela de Comunicación Social de la UCV, su director era Héctor Mujica y cuando me tocó graduarme lo era Eleazar Díaz Rangel. Había un grupo de estudiantes que ya trabajábamos en los medios y habíamos pospuesto nuestra tesis de grado, por lo que el profesor Díaz Rangel creo la figura del “informe laboralâ€, que nos permitió traducir nuestra experiencia en los medios como prueba académica. Earle Herrera fue mi tutor, por lo que puedo decir con orgullo que estuve rodeado de los cuartos bate del periodismo contemporáneo de nuestro país.