Las sanciones de EEUU y el deporte venezolano: ya no se puede soñar alto

Que el bloqueo económico impuesto por Estados Unidos a Venezuela afecta a bienes de primera necesidad como los alimentos y las medicinas, ya lo sabemos. Pero, ¿a qué más aspectos de la vida cotidiana del país perturban diariamente estas medidas coercitivas? El deporte, por ejemplo, ha sido muy perjudicado en ese contexto.

En total, 219 atletas venezolanos de alto rendimiento han dejado de participar en nueve competiciones deportivas internacionales como consecuencia de las sanciones impuestas desde el año 2017.

Jesús Trompo González tiene 28 años y lo ha ganado casi todo en su especialidad, 109 kg de halterofilia. Es campeón de los Juegos Suramericanos, los Panamericanos, Centroamericanos, Bolivarianos… Está entre los 10 mejores del mundo y habla como los niños grandes que se ilusionan con las cosas importantes que hacen en la vida.

El pasado mes de Abril, Jesús tenía que viajar a Guatemala junto a otros 15 compañeros de la selección venezolana de halterofilia para participar en el 28 Campeonato Panamericano Mayor de Levantamiento de Pesas, que además serviría de preámbulo de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 para sumar puntos, visibilidad y reconocimiento.Más de 200 atletas de todo el continente aterrizaron en la capital del país centroamericano, pero menos de 24 horas antes de que a Jesús y a sus compañeros les tocase salir a la pista para competir, todavía estaban en Caracas, sin saber si podrían subirse al avión y entrar al país que acogía el certamen. Fueron horas frenéticas de trabajo diplomático entre la cancillería venezolana, el Ministerio de Deportes y Guatemala, que les denegaba la visa a los atletas y a todo el personal que les acompañaba. ¿Por qué? No hay motivos; lógicos, al menos.

Atletas venezolanos impedidos de competir

«Nos dicen cosas como que nuestro Presidente no piensa como el suyo o que hay diferentes ideas políticas entre Venezuela y el resto de los países», cuenta Jesús a Sputnik, con la cara propia del deportista que está completamente al margen de los embrollos políticos y solo quiere que le dejen hacer lo que le gusta, que además es su trabajo y su vida, en este caso, levantar pesas.

Después de una ardua lucha de días y horas, solo 3 atletas, incluido Jesús, de los 16 que formaban parte del equipo que iba a Guatemala pudieron entrar al país y competir. Nunca les dieron la visa sino que consiguieron un salvoconducto diplomático. Jesús se llevó el oro, a pesar de que aterrizaron a las 2:00 de la mañana y a las 10:00 en punto debía estar listo y concentrado para luchar por el título en su categoría.

Jesús 'Trompo' González, pesista venezolano
© AP PHOTO / FERNANDO LLANO
Jesús ‘Trompo’ González, pesista venezolano

«La acreditación en cualquier evento deportivo internacional es la visa que demuestra la legitimidad de los deportistas para su participación. No necesitan nada más», señala el ministro de Deportes de Venezuela, Pedro Infante. «Así ocurre en los Juegos Olímpicos y en cualquier otra competición. Es el reglamento oficial», asegura. El jerarca cuenta con datos escalofriantes del suma y sigue del bloqueo al deporte venezolano como consecuencia de las sanciones económicas impuestas por EEUU.

En los últimos 18 meses, el Gobierno ha perdido más de 6,5 millones de dólares en sobrecostos tratando de cumplir con sus obligaciones en eventos deportivos tanto nacionales como internacionales: comisiones extras por transferencias imposibles, doble cambio de divisas, impuestos, etc.

Los 86 atletas venezolanos que residen en el extranjero también se han visto afectados. No logran recibir los recursos por parte del Estado que se ve incapaz de hacer cualquier tipo de transacción internacional. Entre ellos está Yulimar Rojas, que actualmente reside en España y es medallista olímpica, bicampeona mundial en pista cubierta, tricampeona mundial en pista cubierta larga, campeona mundial al aire libre en la especialidad de triple salto y varias veces medallista en los panamericanos, los juegos bolivarianos o la competición sudamericana. Todo un orgullo del deporte venezolano.

«Tiene 24 años y ha sido criada y atendida íntegramente por dos décadas de Revolución en las que hemos dado prioridad absoluta al deporte», asegura el titular de la cartera de deportes venezolano.

El Estado es responsable de su manutención y de la de su entrenador así como de garantizar las mejores condiciones para que pueda seguir compitiendo en el más alto rendimiento. «No podemos pagarles porque no llegan las transferencias a España así que hace poco tuvimos que mandarles todo el dinero en efectivo cuando coincidimos con ellos en el Mundial», revela el ministro; aunque no es ningún secreto que el dinero en efectivo está salvando las vidas, literalmente, de los atletas venezolanos por el mundo, ya que se ven incapaces de utilizar tarjetas de crédito del país o transferencias que provengan de Caracas. Se han acostumbrado a viajar con sobres de 10.000 dólares, el máximo permitido para ingresar sin declarar en Aduanas a través de cualquier frontera internacional.

Pasó en los Panamericanos de Perú del pasado mes de julio, donde los deportistas iban con fajos de billetes en cash para su día a día. Jesús relata que, además, sufrieron en primera persona la xenofobia creciente en el continente latinoamericano contra los venezolanos. «Cuando llegamos al aeropuerto de Lima (…) enseñamos nuestras credenciales de atletas pero aún así nos trataron de una manera absurda», recuerda.

Pedro Infante, ministro de Deporte de Venezuela
© SPUTNIK / ESTHER YAÑEZ
Pedro Infante, ministro de Deporte de Venezuela

Al final, en el caso del equipo de levantamiento de pesas, pudieron entrar los deportistas para participar en los Juegos Panamericanos pero no los entrenadores ni el equipo técnico. «Pasamos más de 30 días en el país solos, y como no teníamos a nuestros médicos teníamos que contratar terapias privadas para mantenernos en forma durante el campeonato. Cada sesión nos costaba 50 dólares», remarca Jesús.

Pero esta situación no ha sido ni la única ni la última que ha sufrido el varias veces medallista de esta especialidad. Jesús cuenta que acaban de volver del Campeonato Mundial celebrado recientemente en Tailandia. Para llegar hasta allí tuvieron que coger cinco aviones porque no había compañías que les facilitasen vuelos más directos. «Tuvimos que hacer Caracas- Panamá- Bogotá- Frankfrut- Austria y Tailandia», detalla.Pero Jesús no es el único deportista intramuros que está sufriendo los embistes del bloqueo económico. Yoel Segundo Finol tiene 23 años, también reside en Venezuela y es bicampeón olímpico de boxeo en su categoría, peso mosca. Ganó la medalla de plata en los juegos de Río 2016.

En el 2018 ni él ni ningún compañero de la selección venezolana de boxeo pudieron participar en el clasificatorio de Ciudad de México ni en los Juegos Centroamericanos que se celebraron en Barranquilla, Colombia. Sencillamente no pudieron asistir porque no les concedieron la visa para viajar.

«Esto nos desmotiva porque perdemos una gran oportunidad de prepararnos, de cerrar el ciclo olímpico, de sumar puntos. Nos quitan un sueño. En 2014 yo no pude participar en los Centroamericanos porque no tenía la edad y ahora que la tengo no me dejaron entrar al país», lamenta Yoel en diálogo con Sputnik.

Originario de Mérida, un estado andino fronterizo con Colombia, asegura que proviene de una familia humilde y que comenzó a dar golpes al aire cuando tenía siete años porque dos de sus tíos eran boxeadores amateurs. «Empecé a ir con ellos al gimnasio que quedaba a dos cuadras de mi casa», cuenta.

Yoel Finol, boxeador venezolano
© FOTO : CORTESÍA/ ARCHIVO PERSONAL
Yoel Finol, boxeador venezolano

En 2014, con 17 años, durante unas vacaciones a Caracas se fue al Instituto Nacional del Deporte donde entrena la selección, se subió al ring, le vieron golpear y le dijeron que se quedara. Desde entonces compite profesionalmente y asegura que esto es lo que le ha posibilitado ayudar económicamente a su familia.

Ahora tiene un hijo de 7 meses al que acaba de regalar unos «guantecitos» que le ha comprado en su último viaje de competición en Rusia. Lo cuenta feliz, como cuando habla del boxeo. «Subirme a un ring y representar a mi país y a mi bandera es un orgullo. Esta situación no puede ser siempre así. Estoy seguro de que las sanciones no van a durar para siempre», afirma.

Lo cierto es que el suma y sigue de las afectaciones del bloqueo al deporte venezolano no cesan. A Venezuela le han impedido celebrar la Copa Davis de Tenis prevista para el 2018; los Juegos Bolivarianos que se esperaban para el 2021 en el país se han trasladado a Colombia; los Juegos Bolivarianos de playa agendados para el próximo mes de noviembre se han cancelado…Y tampoco hay que olvidar el caso paradigmático de la Confederación Caribeña de Béisbol, que por instrucción de las Grandes Ligas (adscritas al Departamento del Tesoro de EEUU) decidió que Venezuela no sería la sede de los juegos de la serie del Caribe el pasado mes de febrero (en plena crisis política con Juan Guaidó autoproclamado presidente del país).

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ya había aprobado un presupuesto de 4 millones de dólares para garantizarlos. Se jugarían en la ciudad de Barquisimeto, capital del Estado Lara. No pudo ser. Al final se hicieron en Panamá y ganó Panamá.

El bloqueo al deporte venezolano es parte de la estrategia no formal de unas sanciones económicas que afectan al pueblo de Venezuela en su totalidad; y parece que no importa porque ¿qué importaría el deporte en un país en crisis donde lo principal es qué vamos a comer hoy y mañana?.

Pero los datos no mienten y todo influye recíprocamente. Los países que encabezan el ranking del medallero olímpico son los países con mayor Producto Interno Bruto mundial. Venezuela ha conseguido clasificar en las últimas cinco ediciones olímpicas (las del Gobierno bolivariano) 361 atletas frente a los 389 de las 13 ediciones anteriores.

Todavía, aseguran desde las fuentes oficiales, no se han visto afectadas las diferentes categorías en el alto rendimiento, pero sin duda, reconocen, habrá una generación perdida de deportistas que podrían haber sido campeones y estrellas del deporte por el mundo. No lo serán bajo estas condiciones.