Un soneo para Oscar

Todo el mundo sabe que Oscar D’León nació en Antímano y que comenzó como taxista, hasta que tuvo la fortuna de comenzar a cantar salsa, llegar a la Dimensión Latina, dejarla y comenzar a crear su propia leyenda.

También se sabe que se metió en muchos líos, que le gustaba presumir lo que tenía, que era un picaflor empedernido, que en varias ocasiones tuvo problemas con la ley (por culpa de las faldas) y que ha sido, desde muy chiquito, fanático de los Leones del Caracas.

Igualmente, se sabe que fue de los primeros artistas venezolanos de la música latina en visitar Japón, de los primeros criollos en estar nominados al Grammy americano, de haber recibido una invitación para estar en la Fania, tener colgados decenas de premios, condecoraciones y placas en su casa, hasta que finalmente obtuvo un gramófono.

También se sabe que es -o por lo menos era- coleccionista de autos antiguos, que los tenía estacionados en su oficina, una vieja casona en El Paraíso, que en una oportunidad trataron de invadir, o que se compró dos tractores grandotes para mover la tierra en su propiedad de Carayaca, que también estuvo en problemas. ¡Ah! y que no quiere hablar ni que le pregunte de política.

Algunos sabes que quiso meterse a empresario artístico, que organizó tres Festivales de música latina en Margarita en los 90, en los cuales participaron sus amigos Celia Cruz, Cheo Feliciano, José Alberto “El Canario” y Johnny Pacheco, entre otros.

Así que, a quien en una época llamaban “El diablo de la salsa”, pero por petición de él mismo ya no (ahora es “El Sonero del mundo”) tiene muy poco que la gente no sepa de él. “Muchos de mis seguidores no saben que soy fanático de los Yankees de Nueva York, por ejemplo”, dijo en una entrevista telefónica desde Miami.

Otra de sus muchas anécdotas, poco conocidas, ocasionó que nunca más lo pusieran a cerrar un espectáculo donde compartía tarima con otros cantantes. Se presentaba en un Festival de salsa en el Madison Square Garden, de Nueva York. Él era el encargado del cierre. Se pasó del tiempo de concierto y al empresario lo multaron con 10 mil dólares por ese motivo. Estuvieron varios años sin hablarse, hasta que finalmente llegaron a un acuerdo y, entonces, el venezolano era el “sandwich” de los carteles.

Por eso, cuando es el dueño de la tarima se desboca. Y así lo hará, según dijo en la misma conversación, el próximo viernes 29 de este mes cuando se presente en el hotel Eurobuilding, como el primer artista del ciclo Salsa Legends, que continuará el año próximo con exponentes nacionales y extranjeros.

Datos leoninos

  • El 11 de julio de 1943 nació Oscar D’León en Caracas. Antímano, la parroquia que lo vio crecer, lo declaró hijo ilustre hace cuatro años, en medio de un concierto gratuito que le brindó a su gente.
  • Comenzó su carrera como cantante a los 28 años, algo que para la época (1972) muchos consideraron como una osadía por la edad. Ese año dio sus primeros pasos La Dimensión Latina.
  • Nunca estudió música. Aprendió por sí mismo a tocar el bajo, mientras se imbuía en el gusto por la salsa, bien en su oficio como taxista o como mecánico.
  • Un supuesto caso de violación lo llevó a la entonces cárcel Modelo en 1982. En aquel momento, en el que era conocido como “El diablo de la salsa”, Oscar negó haber cometido cualquier acto ilícito y se limitó a decir, a la prensa de entonces, que era un caso de extorsión. Poco habla de esto actualmente.
  • Además de la Dimensión, D’León fue voz de otras agrupaciones como La Crítica y La salsa mayor.

¿Ese día podría cantar tres o cuatro horas?
Mi repertorio está creado a partir de las exigencias del público. Y yo que estoy feliz de reencontrarme con mi gente de Venezuela… cantaré todo lo que me pidan, aunque no esté en el repertorio. Tengo mucho que agradecerle a la gente y ofreciéndole un concierto es la mejor manera de hacerlo. Además de mis clásicos, voy a presentar Vamo’ a bailar, mi nuevo promocional, en el que me involucré desde la escritura hasta los arreglos. Es un tema muy alegre, que durante cuatro años tuve guardado en mi computadora, que puede cantarlo una sola persona. Además, define lo que yo estoy buscando, sobre todo muy cerca de la Navidad.

Rebasó la barrera de los 70, pero sigue manteniendo el espíritu y el vigor de cuando la gente lo conoció hace casi cinco décadas, a pesar de haber pasado por dos infartos. Lo he logrado con disciplina, me preparo físicamente, como sano y duermo cuando el cuerpo me lo pide. Por la misma dinámica de mi trabajo a veces no puedo dormir ni ocho horas ni toda la noche. Pero trato de descansar durante el día.

¿Cómo ha visto el auge de los nuevos talentos latinos, quienes, en su mayoría, se dedican a la música urbana porque la salsa dura se quedó estancada?
La salsa dura no está estancada. Hay temor hacia ella, porque no es fácil interpretarla y por eso cuando alguien decide cantarla, y se da cuenta de que no es fácil, la deja. Hay que estudiarla y ensayar una y otra vez. Improvisar no es sencillo y es una de sus características. Si no la haces como es, deja de ser salsa para convertirse en descarga.

¿Qué le dice a las nuevas generaciones que ven en usted un modelo a seguir?
Cuando un joven se me acerca le aconsejo que estudie y sea disciplinado. Por eso tú ves que artistas como Andy Montañez, Willie Colón o Rubén Blades no solo se mantienen activos, sino vigentes en el gusto del público.
Después de muchos años rompió con su mánager Oswaldo Ponte, quien falleció hace poco.

Ponte fue una persona importante para mí y para el mundo de la salsa. Lamenté su partida. Ahora mi agenda de presentaciones las maneja mi esposa, Zoraida. Así todo queda bajo el control de la familia.

¿Hasta cuándo va a ser fanático caraquista?
(Risas) Lo he sido siempre y lo seré siempre.

Otro premio

En 2013, Oscar fue reconocido por la Academia Latina de la Grabación como Personaje del año. Una estatuilla que le había sido esquiva, desde finales de los años 80 cuando recibió su primera nominación al Grammy, aunque ha recibido casi todos los premios de música en español. Recientemente, en Calgary recibió el premio Expolatino por su trayectoria. En Francia, Miami y Canadá hay calles con su nombre.

Hace cuatro años, sufrió un accidente doméstico, el cual provocó la pérdida de su ojo izquierdo. Según relato, estaba bajando un baúl en su casa, cuando éste se le vino encima y con el filo de una esquina le cayó en el ojo. Sin embargo, luego del reposo de rigor, no se detuvo por el percance.