Petróleo,vida y futuro

El petróleo no es un excremento del diablo. Pero obviamente si no se toman las medidas imprescindibles para que su proceso de producción y venta sea tecnológicamente sustentable, puede ser peor. Sería un grave peligro para toda la vida.

El conjunto de la actividad petrolera puede representar grandes males o bienes. El petróleo es hoy la principal fuente de energía y lo seguirá siendo durante un largo tiempo. Si continúa a largo plazo siendo explotado bajo criterios capitalistas, monopolios transnacionales cuyo objetivo no es beneficiar a la humanidad y a la naturaleza, sino maximizar ganancias, el futuro estaría predeterminado. No habría manera de que las negociaciones internacionales conducidas por la ONU sobre cambio climático (CC), pérdida de diversidad biológica y desertificación lleguen a feliz término.

El Acuerdo de París (AP), de 2015, en cuanto a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, quedó por detrás del Protocolo de Kioto que fue más preciso pues, en relación a los países desarrollados estableció porcentajes obligatorios para la reducción de emisiones y tiempos determinados para que se cumplieran. Nunca fue del agrado de los países desarrollados. Por eso, el AP le da al cumplimiento de las resoluciones un carácter voluntario.

En consecuencia, no puede garantizar que para fines de este siglo la temperatura del planeta sea, con respecto a la era preindustrial, no mayor a 1.5° C. Ahora, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU ha dado una década como plazo para garantizar que este objetivo se cumpla o el desastre ambiental es inevitable.

Esta perspectiva se conecta con los Objetivos de Desarrollo 2030, como lograr para la humanidad hambre 0. Pero por efectos del CC, ha habido un proceso de degradación ambiental, sequías, incendios e inundaciones. La monopolización y transnacionalización de la producción, la cultura ha determinado que la producción agrícola gire en torno a 12 cultivos. 60% de ellos, proviene del arroz, trigo, maíz y soja. Los suelos se agotan, la propiedad está monopolizada, la naturaleza se muere y va quedando el desierto de la tierra y del alma humana. La violencia y la guerra son el camino imperial. Las comunas, la unidad de los patriotas, el tránsito al socialismo son el camino para evitar el holocausto.