Julio Escalona
Luis Britto ha emplazado a la Asamblea Nacional Constituyente a que enfrente la coyuntura que vive el pueblo venezolano. Soy solidario con ese llamamiento y creo que la Comisión de Economía debe convocarlo.
Él señala que “en las sesiones que le restan, la Constituyente debe resolver cuestiones decisivas para la supervivencia del bolivarianismo y del país. Desmoralizadores quebrantos sufre el pueblo cuando sus salarios permanecen fijos mientras la inflación se dispara sin equilibrio del mercado, juego de oferta y demanda o mano invisible le pongan coto.” Luis plantea un temario urgente e ineludible.
Yo había sostenido en mi artículo del 17-12-19, publicado en estas páginas, la necesidad de “Una ANC… como un espacio… abierto a la comunicación… que el temario de los debates sea conocido públicamente” y medios para estimular la participación popular directa, bien por escrito o mediante voceros de las comunidades organizadas.
El equipo económico gubernamental presentó un programa con restricción monetaria como un pilar básico, que semicongela salarios y deja los precios liberados. Injusticia que se suma a los efectos del bloqueo económico, financiero, comercial… impuesto por Trump. El salario mínimo debería alcanzar por lo menos para cubrir la canasta básica, pero sólo permite comprar un kg de queso blanco duro. En justicia, Maduro trata de equilibrar la situación transfiriendo bonos.
Las comunas demandan liquidez para financiar inversiones, pero el BCV, mediante el encaje legal, las represa. Además, la fuerte devaluación cotidiana puede convertirlas en sal y agua. Entonces, Maduro debe encontrar por la vía del carnet de la patria y el monedero Petro, la manera de abrir una línea de financiamiento en petro para las comunas productivas. Si la autoridad monetaria tomara como base el lema de Chávez: ¡comuna o nada!, podríamos observar como fluiría capital hacia ellas, que se transformaría en producción de bienes y servicios y combate contra la inflación.
Sin embargo, parece que para algunos funcionarios, no necesariamente del BCV, el lema fuese: ¡Nada con las comunas! La sola represión de la liquidez, en estos momentos, es reconocer que son los monopolios oligárquico-imperiales los que tienen libertad para invertir, por supuesto, contra la Patria.