Grupo de partidos instan a detener terrorismo de EEUU a Venezuela

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Un grupo de partidos políticos de Europa, América Latina, África y Asia, instaron a los gobiernos a presentar reclamaciones ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra Estados Unidos, para que desista del plan terrorista y acoso contra Venezuela, en su intento por deponer del poder al Presidente Nicolás Maduro.PUBLICIDAD

A través de un comunicado suscrito por organizaciones como el Partido del Pueblo Palestino (PPP), Hungarian Workers Party, Partido Cívico Unido de Bielorrusia (UCPG), así como los partidos Comunistas de España (PCE), Cuba (PCC), Federación Rusa (PCFR), entre otros, repudiaron las maniobras de Washington tras la fallida operación mercenaria del pasado 3 de mayo, que pretendía introducir paramilitares al país para secuestrar al Primer Mandatario nacional.

“El recurso de Washington a empresas de mercenarios (“contratistas”, en el lenguaje falsario del Pentágono) para llevar a cabo operaciones terroristas y ataques armados no es nuevo: lo ha hecho en muchos países de Oriente Medio, donde han llevado a cabo sanguinarias matanzas”, cita el texto.

Además, denunciaron que la administración de Donald Trump constantemente interfiere en los asuntos internos del país, con la intención de provocar el cambio de regímenes democráticos para lograr colocar a gobernantes cómplices e indiferentes al destino de sus pueblos.

De igual forma, agregaron respecto a la operación terrorista neutralizada por los órganos de inteligencia venezolana, a principios de mayo, que el gobierno de Trump teje “la mentira ante los ojos del mundo”, pretendiendo desvincularse “de su evidente implicación en la operación, sin renunciar por ello a continuar acosando a Caracas”.

A continuación, el texto íntegro:

¡Alto a la agresión de Estados Unidos contra Venezuela!

Los partidos abajo firmantes hacemos un llamamiento a la conciencia universal, a la ética democrática de todos los países del mundo, para que sus gobiernos presenten reclamaciones ante las Naciones Unidas para que Estados Unidos detenga esa campaña terrorista que puede acabar con un baño de sangre en Venezuela:

Estados Unidos sigue aplicando su plan para derribar al gobierno de Venezuela. Tras el fracaso del desembarco, desde Colombia, de un comando terrorista en La Guaira, en una operación que contaba, sin duda, con el beneplácito y el apoyo de los servicios secretos norteamericanos y de la Casa Blanca, y tras la aparición de contratos firmados por mercenarios y ex militares estadounidenses para llevar a cabo esos ataques contra Venezuela, junto a la confesión de algunos de los detenidos por las fuerzas de seguridad venezolanas de que pretendían secuestrar al presidente Maduro y asesinar a otros dirigentes, el gobierno de Trump, tejiendo la mentira ante los ojos del mundo, se ha desentendido de su evidente implicación en la operación terrorista, sin renunciar por ello a continuar acosando al gobierno de Caracas.

Esa incursión armada, con la complicidad de Colombia y la participación de mercenarios y ex militares norteamericanos, ha fracasado pero Estados Unidos va a continuar impulsado su plan de desestabilización en Venezuela: intenta vincular, de manera indigna, al gobierno de Maduro con las redes del narcotráfico, y no descarta una intervención militar para imponer un gobierno que acate su voluntad, y lo hace cuando el secretario general de la ONU ha pedido el cese de las guerras y los ataques militares en todo el mundo para poder combatir la dura emergencia de la pandemia. Estados Unidos sigue utilizando el lenguaje de la imposición y la fuerza.

El recurso de Washington a empresas de mercenarios (“contratistas”, en el lenguaje falsario del Pentágono) para llevar a cabo operaciones terroristas y ataques armados no es nuevo: lo ha hecho en muchos países de Oriente Medio, donde han llevado a cabo sanguinarias matanzas, y los anuncios de Elliott Abrams, de Mike Pompeo, del propio presidente Trump, llamando a derribar al gobierno de Caracas, junto a la actividad de sus servicios secretos para provocar una rebelión en las fuerzas armadas de Venezuela, además del acoso diplomático, el sabotaje a su economía y el apoyo a protestas violentas en el interior del país, revelan la constante e intolerable injerencia norteamericana en los asuntos internos de otro país para desestabilizarlo, la búsqueda de gobernantes cómplices e indiferentes al destino de sus pueblos, el estímulo del odio.

El mundo no ha olvidado que Washington ha asolado durante mucho tiempo al continente americano, imponiendo dictaduras militares, apoyando matanzas en El Salvador, Guatemala y Honduras. No ha olvidado que estuvo junto a los militares perjuros que traicionaron a sus compatriotas; y que apoyó sin rubor a Stroessner, Videla y Pinochet. Hoy, Estados Unidos está tras el derrocamiento del legítimo gobierno de Evo Morales en Bolivia; supervisó la imposición del gobierno dictatorial de Áñez en La Paz; estuvo tras el plan para encarcelar a Lula e impedir que pudiera presentarse a las elecciones en Brasil; está apoyando al irresponsable gobierno de extrema derecha de Bolsonaro; y continua con el despiadado bloqueo a Cuba, después de tantas décadas de sufrimiento.

Con absoluto desprecio por el derecho internacional, ignorando las obligaciones de la Carta de las Naciones Unidas y las pautas de la relación civilizada entre países, Washington impone castigos y sanciones, coacciona a otros países para que apliquen sus disposiciones, chantajea incluso a sus aliados con el objetivo de asfixiar a Venezuela. De hecho, el gobierno Trump sigue utilizando la vieja y amarga retórica de la imposición y la fuerza. Mientras el mundo padece la arremetida de la pandemia, Estados Unidos organiza maniobras militares en las proximidades de las costas venezolanas, busca pretextos para justificar su acoso y una posible invasión, y el Comando Sur de su ejército en Miami perfila planes para organizarla.

No debemos olvidar el reconocimiento de Guaidó como «Presidente» de Venezuela por parte de la Unión Europea y de varios Estados miembros, así como las sanciones económicas de la UE contra Venezuela, en clara sumisión a la política exterior de Estados Unidos. Esto también forma parte de esta política de injerencia que busca quitarle al pueblo venezolano el control soberano sobre su destino. Junto con las sanciones económicas de los Estados Unidos, están contribuyendo a un mayor deterioro de la situación económica y humanitaria de la población, especialmente en esta época de pandemia. Las partes firmantes exigen el inmediato levantamiento de todas las sanciones contra Venezuela.

Por ello, los partidos y organizaciones que suscribimos el presente documento hacemos un llamamiento a la conciencia universal, a la ética democrática de todos los países del mundo, para que sus gobiernos presenten reclamaciones ante las Naciones Unidas para que Estados Unidos detenga esa campaña terrorista que puede acabar con un baño de sangre en Venezuela. Llamamos a los ciudadanos, al resto de partidos democráticos, a los sindicatos, a las organizaciones progresistas, a condenar la intromisión de Estados Unidos en Venezuela, a exigir al gobierno norteamericano el cumplimiento del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas, el respeto a la convivencia pacífica entre los pueblos, y la aceptación de los procedimientos democráticos para que cada país decida su destino; en suma, a que Estados Unidos renuncie a la fuerza para imponer su voluntad.

Con información de YVKE Mundial